El siguiente un adelanto de la revista Regiones Sostenibles, publicación de la SPDA, cuyo último número está dedicado al tema del cambio climático y la Conferencia de Naciones Unidas sobre Desarrollo Sustentable Río+20.
Con más de treinta años dedicados a la conservación del planeta, y habiendo estado a cargo de instituciones como el Ministerio del Medio Ambiente de Ecuador, Yolanda Kakabadse es uno de los nombres más reconocidos en el mundo ambientalista a nivel mundial. Para ella, que siguió de cerca el desarrollo de la Conferencia de Naciones Unidas sobre Desarrollo Sustentable Río+20, esta cumbre alcanzó resultados irrelevantes y demostró una vez más la falta de liderazgo y visión creativa por la que atraviesan nuestros líderes.
Kakabadse, actual directora de la Alianza Clima y Desarrollo para América Latina y el Caribe (CDKN) y presidenta de la World Wildlife Foundation (WWF), destacó, sin embargo, la visión de diversas organizaciones civiles y gobiernos locales, a quienes calificó como los principales movilizadores de los cambios.
Entrevista de Jimmy Carrillo / SPDA
El documento final de la cumbre Río + 20 no ha gustado a muchos, ha tenido muchas críticas. Es más, algunos lo han apodado como “El futuro que no queremos”. ¿Compartes estas opiniones?
Sí. Es más, considero que el título que le han puesto a ese documento (El futuro que queremos) no es el más acertado. Uno puede “querer” muchas cosas. Creo que el título debió haber sido “El futuro que necesitamos”, porque cuando hablas de necesidad, también hablas de límites, y en este momento hemos sobrepasado los límites de la naturaleza, el capital natural que existe en este planeta. Por lo tanto, seguir promoviendo los modelos de consumo que tenemos actualmente, supone un atentado contra la estabilidad de la humanidad y del planeta.
¿Pueden algunos de los acuerdos producidos en Río ocasionar alguna incidencia en el desarrollo de la planificación estratégica de los recursos naturales en nuestros países, sobre todo en los países amazónicos?
Esa declaración habla de un mundo de principios y de posibles realidades. Así que, cualquier decisor en cualquier ámbito puede tomar esos textos y afirmar “convirtámoslos en acción”, que es lo que hubiéramos querido ver en Río, pero no se dió. Así que esos temas, que han sido tomados en su totalidad como declaraciones, pueden servir de base para que decisores en muchos ámbitos -como en gobiernos nacionales, locales, sociedad civil y sector privados, por ejemplo- puedan utilizar ese lenguaje para convertirlo en acción, reconociendo que muchos de ellos ya están en acción por parte de otros actores.
En los últimos veinte años, entre Río 92 y Río+20, han pasado muchas cosas y han cambiado muchas percepciones frente al problema del cambio climático. Y hablo no sólo de cómo los tomadores de decisión asumen el tema, sino además de cómo la sociedad civil lo encara. ¿Cómo has notado estos cambios?
Hay cambios maravillosos. Creo que del 92 hasta ahora hemos presenciado un real empuje por parte de la sociedad civil y del sector productivo. No ha sido lo suficiente, es cierto, pero hemos visto cambios significativos que se reflejan en cambios de comportamiento, en una política de producción diferente, más limpia, en una inversión en nuevas tecnologías que ha sido muy interesante. Ahora tenemos la visión de que no solamente estamos hablando de una mejora ambiental, sino además de una mejora social. Lo más interesante ha sido que, en el sector privado, el retorno económico para hacer las cosas bien en lo ambiental y lo social ha sido evidente. Es decir, no es que estos cambios se reflejan en los ingresos y las ganancias de las empresas. Eso ya es algo muy importante.
Por otro lado -y esto los hemos visto en la diversidad de eventos de las sociedad civil presentados en Río+20- creo que ha habido muchos esfuerzos destinados al uso racional de las biodiversidad. Son grupos que han llevado sus ideas, de ser pequeños experimentos, a convertirse en sucesos a gran escala. Ya no son aquellos conceptos, entre ideológicos y soñadores. Se ha demostrado que esas ideas pueden dar frutos y que sí es posible avanzar con ellas.
También encuentro interesantes las alianzas que se han producido entre distintos sectores sociales. [pullquote]Lo que vimos en esa declaración (El futuro que queremos) es el mínimo común denominador: nada que se salga de lo usual y de lo ya conocido. [/pullquote]Y allí coinciden los gobiernos locales, quienes a mi parecer, son los principales usuarios del cambio, porque son ellos los que necesitan respuestas urgentes y son los que más han puesto en práctica estas nociones de sustentabilidad en la producción, en el uso de la tierra, en la distribución del espacio y en el involucramiento de distintos sectores sociales.
¿Qué tanto ha cambiado la percepción de nuestros gobernantes frente a la relación entre cambio climático y desarrollo sostenible?
Ahí es donde persiste, tal vez, el déficit más grande, que se refleja en las conclusiones de Río + 20. Yo veo una ausencia muy profunda de liderazgos y visiones creativas por parte de los decisores en todos los continentes. Estamos hablando de todos: Europa, Norteamérica, Asia, África, América Latina. Lo que vimos en esa declaración (El futuro que queremos) es el mínimo común denominador: nada que se salga de lo usual y de lo ya conocido. Ahí es donde veo un déficit de liderazgo y de visión creativa que se refleja en el Acuerdo.
Pero ese Acuerdo global sucedió allí en Río. Fuera de las reuniones oficiales han estado sucediendo muchas cosas sin nuestros gobernantes. Y están sucediendo por una dinámica propia que ha sido creada en otros espacios, que consideran que no podemos esperar más.
Se habla mucho de economía verde, consumo verde, producción verde, y sin embargo muchos de estos conceptos son un poco confusos para muchos de nuestros políticos. ¿Cómo se puede hacer para que ellos interioricen las ideas centrales detrás de estos conceptos y puedan aplicarlas en las políticas públicas?
[pullquote]Siento que la Cumbre ha sido muy irrelevante. No se han fijado tiempos, costos o plazos. No creo que vaya a haber una relación directa entre la declaración de Río y las acciones que se lleven a nivel nacional[/pullquote]El concepto de economía verde lo que hace es aterrizar, con metodologías que ya existen –y otras que son más bien novedosas-, en el reconocimiento de que los ecosistemas tienen un valor. Esto es muy distinto a un discurso anti economía verde, que dice que lo que se está tratando es de “monetarizar” la naturaleza, cosa que no es verdad. Lo que sí existe en la propuesta de economía verde es una valorización de los recursos naturales y los ecosistemas. Y esa valoración ya se está dando en varios de nuestros países, entre ellos el Ecuador, donde se está trabajando en cuentas ambientales. Incluso, se da un valor dentro de la Constitución, con los “Derechos de la naturaleza”.
Le guste a uno o no la declaración, es importantes reconocer que el concepto ya está siendo considerado en el ámbito político, y se están implementando políticas en cada una de nuestras naciones. Así que es un proceso que tiene que crecer, urgente. Todavía no está arraigado en las políticas de desarrollo de un país, y las políticas de desarrollo económico tienen la obligación de reconocer que hay un valor en los ecosistemas, y que tienen que hacer un análisis de cuánto vale un ecosistema en pie, versus un ecosistema explotado. Y ese tipo de análisis económico, ambiental y social, tiene un costo para el país. Todavía no está inserto en los sistemas de análisis y toma de decisiones dentro de una nación.
Después de la Cumbre, ¿qué corresponde esperar a los países de América Latina? ¿Cuáles deberían ser las acciones que deberían seguir o desarrollar los países de la región? ¿Cuál deberían ser sus principales objetivos, su agenda próxima?
Siento que la Cumbre ha sido muy irrelevante. No se han fijado tiempos, costos o plazos. No creo que vaya a haber una relación directa entre la declaración de Río y las acciones que se lleven a nivel nacional. Creo, más bien, que el empuje va a venir de iniciativas tales como la Declaración sobre el Capital Natural (http://www.naturalcapitaldeclaration.org/wp-content/uploads/2012/04/natural_capital_declaration_es.pdf) por parte de noventa países y más de sesenta multinacionales que trabajan en el tema de seguridad alimentaria, del sector financiero. Creo que en el mismo sector financiero se van a dar temas importantes para tomar en cuenta los costos ambientales de los proyectos que financian. Son pasos importantes, más de los sectores en particular que de los gobiernos a nivel nacional.
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Foto: Thomas Mueller / SPDA
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