- En la comunidad de Carrizal en Jepelacio vive Wilfredo Campoverde junto a su esposa Lilian Vargas y su familia. Él es un cafetalero emprendedor que aprendió las bondades de la agroforestería y conservación del bosque Amazónico.
Wilfredo tiene 26 años, es casado, tiene una hija de seis y un pequeño de dos. Su mamá es natural de Cajamarca y su papá de Piura, sus familias migraron por los años 80 a San Martín buscando nuevas oportunidades. Wilfredo ha vivido toda su vida en Carrizal, distrito de Jepelacio, provincia de Moyobamba. En su escuela era un alumno muy aplicado y logró ganar una plaza en Beca 18; sin embargo, por falta de recursos económicos, no pudo concretarlo y decidió dedicarse al café y emprender.
Sus padres decidieron dividir su unidad productiva entre sus cinco hijos, y Wilfredo decidió emplear su parte para cultivar café, uno de los principales cultivos en el Alto Mayo. Actualmente, cuenta con variedades limaní, cafetón, typica, geisha, maragoyipe, logrando buenos resultados gracias a procesos de fermentación, anaeróbicos, honeys y naturales, los cuales requieren de mucha paciencia y conocimientos.
“Con mis hermanos hemos creado una empresa familiar, seleccionamos una buena cosecha de café, procesamos, embolsamos y vendemos con nuestra propia marca, es un trabajo de equipo”, nos comenta.
Además, Wilfredo es punto focal del Grupo Agroforestal de Carrizal, del proyecto AgroFor y ha destinado una hectárea de su parcela, para hacer prácticas de agroforestería junto a sus 18 compañeros y compañeras. Ellos también hacen el manejo de un biohuerto comunitario y cuidan algunas especies de orquídeas.
“Desde que soy punto focal estoy más activo, estamos aprendiendo muchísimo sobre cómo conservar el medio ambiente acompañado de una agroforestería que diversifica, no solo depender del café, sino proyectarnos a corto, mediano y largo plazo, sembrando especies frutales y maderables. Por el bien de nuestra familia”, menciona.
Mientras caminamos para conocer la parcela demostrativa, Wilfredo nos cuenta también que tiene buenos recuerdos con su padre, él siempre le enseñó que no debía tumbarse todo el bosque, sino que siempre debía dejar una parte para tener sombra y agua. Su padre lo llevaba a caminar por esas montañas y le contaba sus historias. Hoy en día, Wilfredo nos comenta con mucha pena que ya no se ven las especies de árboles que alguna vez conoció en su infancia.
“Trabajamos en las purmas y ya no en las montañas, si las tumbamos mis hijos ya no van a conocer. Yo recuerdo cuando mi papá tenía su casita de palmiche, en la chacra todavía tenemos esos árboles, en otros lugares ya no hay. Cuando mis hijos sean grandes quiero hacerles conocer. La historia del bosque es la historia de nuestros abuelos”.
Por otro lado, Wilfredo se siente muy contento con todo lo que viene aprendiendo en agroforestería y conservación, ha comprendido la importancia que tienen los bosques frente al cambio climático.
“Estas montañas son árboles grandes y hacen captura de carbono, por eso prefiero no ampliar la chacra y trabajar con sistemas agroforestales, ahí puedo hacer un manejo con café, árboles forestales y frutales, eso vamos a aprender también. Con el tiempo podemos pedir un contrato de Cesión en Uso para Sistemas Agroforestales (CUSAF), el título habilitante que nos permitirá formalizarnos y así tener mejores oportunidades a futuro para mis hijos, poder darles una profesión”, comenta Wilfredo.
Además, su compromiso con los bosques es mucho más profundo, “Hay que seguir la cadena, yo estoy conservando y enseño a mis hijos. Pasarán los años y ellos también van a inculcar a su familia porque los árboles nos dan beneficios, almacenan carbono, paseas ahí y es fresco”, nos cuenta, “Ahí también viven monos, son bien graciosos, ellos se divierten con los niños, les lanzan ramitas, también hay añujes, manacaracos, majaz”, agrega.
La historia de Wilfredo nos enseña que el futuro del café está en mejorar la calidad, pero también en hacer un buen manejo agroforestal para diversificar la chacra, y sobre todo conservar los bosques, porque es nuestra mejor carta para hacer frente al cambio climático, pero también porque son la mejor herencia para las generaciones futuras.
Datos:
- Wilfredo Campoverde trabaja como “Punto Focal Comunitario” de ICRAF . Es decir, recibe información, asistencia técnica y el desarrollo de capacidades para la adopción de buenas prácticas agroforestales. Esto se desarolla en el marco de un trabajo de coaprendizaje junto a los proyectos PARA y AgroFor.
- El Proyecto AgroFor es implementado en consorcio por el Instituto Global para el Crecimiento Verde (GGGI), el Centro Internacional de Investigación Agroforestal (ICRAF) y la Sociedad Peruana de Derecho Ambiental (SPDA), con apoyo de la Iniciativa Internacional de Clima y Bosques de de Noruega (NICFI).
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