- Jessica Galvez-Durand, exfuncionaria del Serfor, señaló que la empresa Repsol no actuó como una empresa comprometida con el ambiente frente al desastre ambiental.
El pasado 15 de enero se cumplió un año del peor desastre ambiental sobre el mar peruano. Cerca de 12 mil barriles de petróleo se derramaron frente a Ventanilla, en una estación de la Refinería La Pampilla, operada por Repsol.
Este evento afectó a los recursos biológicos, la fauna del litoral y el trabajo de miles de personas que se dedicaban a las actividades relacionadas con el mar. Y a doce meses del desastre, diversas playas, acantilados y el mismo mar siguen presentando restos de hidrocarburos, aunque la empresa Repsol indica que “las condiciones ya están dadas para la reactivación de la pesca y reapertura de playas”.
Ante el desastre, diversas entidades del Estado como el Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado (Sernanp), el Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre (Serfor), el Organismo Supervisor de la Inversión en Energía y Minería (Osinergmin) y el Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental (OEFA), iniciaron procedimientos administrativos para investigar y sancionar, si es el caso, a la empresa responsable.
Solo el OEFA, por ejemplo, ha impuesto seis multas a la empresa en los últimos doce meses. Por otro lado, a mediados de diciembre del año pasado, el Serfor impuso a Repsol una multa de S/ 7 228 324 por la muerte de 1852 animales silvestres y poner en riesgo a otros 198.
Respecto a la atención de fauna silvestre afectada, Jessica Galvez-Durand, extitular de la Dirección de Gestión Sostenible del Patrimonio de Fauna Silvestre del Serfor, señaló que Repsol no actuó a tiempo y de manera oportuna.
“Tenía que haber una acción inmediata, urgente, porque era una de los mayores desastres que había ocurrido, y no veíamos que Repsol se manifestara. Pasaron varios días y Repsol no se comunicaba con el Estado y nosotros tuvimos que buscar ese acercamiento para poder coordinar con las acciones”, afirma la exfuncionaria en conversación con Actualidad Ambiental.
Galvez-Durand comentó además que, como Serfor, sugirieron un centro de rescate para atender a los animales afectados y que este se ubique cerca de las playas, pero Repsol optó por un zoológico, en este caso el Parque de las Leyendas. La especialista explica que esto no fue correcto porque, además de implementar este lugar una semana después, los animales fueron expuestos a patógenos debido a la cercanía con otros animales y personas.
Sobre la limpieza de las zonas afectadas, Jessica Galvez-Durand indicó que esto podría demorar varios años, dependiendo de la calidad y la cantidad de crudo derramado. “En este caso vemos que han sido muchísimos barriles, entonces [la limpieza] no va a ser en tres meses ni en un año que, lamentablemente, se solucione este problema”, aclaró.
Asimismo, indicó que es importante hacer evaluaciones especializadas para determinar el real daño de este derrame sobre las especies como aves y los recursos hidrobiológicos.
Sobre la responsabilidad del daño, señaló que “cuando alguien es responsable de un desastre Repsol o de un incumplimiento de una norma o un daño ambiental, tiene que resolverlo, y es Repsol quien tiene que correr con esos gastos. ¿Por qué el Estado tiene que invertir en resarcir algo que ha sido producido por una empresa que maneja tanto dinero?”.
Finalmente, dijo que la empresa española debe correr con los gastos de monitoreo y emplear a más profesionales (biólogos, veterinarios) para que hagan, en sus respectivas especialidades, la labor que se necesita. Asimismo, agregó, la empresa debe asumir el gasto de los estudios toxicológicos de los animales.
“[La empresa] pudiendo hacer más, no lo ha hecho, y no de la manera afectiva, adecuada, y con el compromiso que debería tener una empresa que realmente está comprometida con el ambiente”, concluyó.
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