Escribe Manuel Ruiz Müller / Director de Programa de Asuntos Internacionales y Biodiversidad de la SPDA
La gran controversia y el inacabable debate en torno a la conveniencia o no de los transgénicos, así como la reciente aprobación de la moratoria de diez años para el ingreso de estas semillas al país, ha dejado un tanto rezagada la discusión sobre cómo impulsar una agenda positiva y pro-activa para evitar caer en un debate similar en la década que se avecina. Para esto, se hace indispensable conformar un grupo de trabajo, con profesionales de distintas disciplinas y de reconocido prestigio (en lo posible sin sesgos o marcados por intereses evidentes), con el fin de evaluar cómo y si es posible la “coexistencia” de diferentes agriculturas en el Perú – a partir de una eventual liberación futura de semillas transgénicas.
La SPDA ha reiterado y reafirmado su apuesta por exigir presupuestos y políticas adecuadas para la investigación, especialmente en biotecnología. En ese sentido, sugerimos no solamente apostar por esta tecnología (biotecnología no es sinónimo de transgénico) sino en paralelo diseñar una verdadera política agrícola nacional que haga eco de las muy diferentes agriculturas que co existen en el Perú, algunas muy poco productivas pero fundamentadas en una cultura y una diversidad de cultivos incomparable.
Como dice un reconocido periodista norteamericano refiriéndose a los modelos productivos “modernos”, “más no significa mejor, y mucho menos la felicidad”. Tomando esto como referencia, la intensificación social, ecológica y productiva constituye una estrategia transversal que puede llevar, apoyada por tecnología y apoyos diversos, a incrementar el bienestar de los agricultores en el país – granes, mediano y pequeños, según sus propias características y necesidades.
En este contexto, el debate sobre los transgénicos nos lleva a una discusión sobre la tecnología y cómo es posible usar ésta para el bien común. Es este debate, así como un liderazgo político, el que debería primar con el fin de cambiar esta sociedad con limitaciones tecnológicas tan grandes. El reciente creado Centro de Genómica y Bioinformática en Colombia (la Iniciativa PROMETEO en Ecuador) y el INBIO (en Costa Rica) son solamente ejemplos de cómo países cercanos están apostando sus cartas en la innovación tecnológica en la biodiversidad, insistimos, sin necesidad de crear semillas ni cultivos transgénicos.
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