El diario estadounidense The New York Times publicó un artículo sobre el proyecto para la construcción de la hidroeléctrica de Pakitzapango, el cual perjudicaría de manera considerable el modo de vida de las comunidades ashaninkas asentadas en las orillas del río Ene, en Junín.
El proyecto, enmarcado dentro del Acuerdo Energético Perú-Brasil, generaría 2 200 megavatios e inundaría parte del valle del río Ene y pese a que el presidente de la República, Ollanta Humala, no ha tomado una posición clara frente a las hidroeléctricas (5 en la Amazonía), para los indígenas son una constante amenaza a sus territorios.
Como se recuerda, la población ashaninka fue desplaza por Sendero Luminoso (unos 6 mil pobladores perdieron la vida) en las décadas de 1980 y 1990, por lo que no están dispuestos a migrar nuevamente, según sus dirigentes. La hidroeléctrica afectaría su sistema de transporte, los recursos del río y los desplazaría hacia otras zonas.
«Yo no voy a regalar nuestra tierra con tanta facilidad al estado», señaló la presidenta de la Central Ashaninka del Río Ene (CARE), Ruth Buendía, conocida por ser una de las abanderadas de esta oposición que incluso ha trascendido fronteras.
«Ellos piensan (el Gobierno) que vamos a romper las ventanas y protestar como en Conga, pero no. Como lo hacen con nosotros, igual presentaremos los documentos legales para oponernos», señaló Buendía.
«En la ciudad ganan dinero y compran lo que necesitan, pero aquí vivimos con nuestras costumbres, nuestro mercado, comemos lo que plantamos y estamos felices. Queremos defender nuestro derecho a lo que es natural, pero ¿quién nos apoya?», agregó.
Cabe recordar que el Acuerdo Energético Perú–Brasil (Ver video), suscrito entre los Ministros de Energía de ambos países en junio del 2010, posibilitaría la creación de por lo menos cinco centrales hidroeléctricas en la Amazonía peruana (Ver infografía), entre las cuales figura Inambari, Pakitzapango y Tambo 40. La meta del acuerdo es la generación de 7 200 MW, energía que en su mayoría sería exportada a Brasil.
Actualmente, el Acuerdo se mantiene en la Comisión de Relaciones Exteriores del Congreso de la República, esperando dictamen.
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Foto: The New York Times
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