Sierra del Divisor: la espera continúa para las comunidades nativas
martes 22 de septiembre, 2015
Era la primera vez que Aarón Nacua, líder de la comunidad nativa Matsés de Loreto, visitó la Plaza Mayor de Lima y un suboficial de la Policía le dijo que no podía estar ahí. A dos cuadras, en la avenida Abancay, se realizaba una protesta frente al Congreso y la orden en las inmediaciones del Palacio de Gobierno parecía ser desalojar a todo grupo de personas que podrían desarrollar una manifestación.
El policía se dirigió al grupo de líderes indígenas y, en un tono amable, los invitó a retirarse “para evitar altercados”, mientras otro grupo cercano de turistas extranjeros paseaba con normalidad. Al día siguiente, luego de una reunión en el Palacio Legislativo, la congresista nacionalista Ana Jara les dijo a los representantes provenientes de Loreto y Ucayali que lleven un “mensaje de esperanza a sus pueblos”.
El viaje de los ocho líderes de las etnias Matsés, Shipibo Nuevo Canchahuaya, Shipibo Nuevo Saposoa, Huambisa Lobo Santarrosino y la Asociación Cinco Unidos no fue turístico, sino una medida para llevar un claro pedido de sus comunidades: lograr la categorización de Sierra del Divisor como parque nacional. Este es un decreto que ya pasó todos los requerimientos técnicos y solo espera el visto bueno del Consejo de Ministros.
El mercado de la selva
El secretario de la comunidad nativa Huambisa Lobo Santarrosino navegó durante dos días en peque peque (pequeña embarcación de madera) por el río Blanco en Loreto hasta la comunidad de Nueva Esperanza; tres días por el río Tapiche hasta arribar a la provincia de Requena; dos días más para llegar a Ucayali y dos días hasta Iquitos, donde pudo abordar un vuelo directo a Lima.
Las vías fluviales de Loreto y Ucayali reducen sus caudales en esta época del año, por lo que Alberto Cardozo tardó más de dos semanas en llegar a la capital, mientras esperaba en cada localidad a otros representantes de comunidades nativas.
Está seguro de que su retorno tomará más tiempo y no sabe cómo reaccionará su pueblo cuando les diga que aún no tiene el decreto que nombra a Sierra del Divisor como parque nacional, la noticia que esperan desde hace tres años. En la CN Huambisa Lobo Santarrosino esperaban que este haya sido el viaje definitivo.
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Para Alberto Cardozo, el porqué de categorizar Sierra del Divisor es claro. “La selva es para nosotros como un mercado, nos provee alimento”, aclara en una reunión con la congresista Ana Jara. Por eso, el tiempo de viaje en carretera, río y aire que le tomará más de un mes está plenamente justificado. Mientras esta zona, la única cadena montañosa en la selva baja, no sea un parque nacional, seguirá a merced de la tala ilegal y el narcotráfico.
Los guerreros vienen en son de paz
“Creo que hemos logrado un poco aquí, pero aún así no estoy completamente satisfecho. Tú sabes cómo es el Gobierno peruano. No tengo mucha confianza”. Fernando Uaqui Beso, primer vocal de la comunidad nativa Matsés, guardaba recelo luego de la reunión que tuvieron con representantes de la Oficina de Diálogo de la Presidencia del Consejo de Ministros (PCM). La relación del pueblo Matsés con los gobernantes peruanos no ha sido de la más pacífica. La época de auge de extracción de caucho a fines del siglo XIX ocasionó la muerte de miles de indígenas de esta zona.
Según el Ministerio de Cultura, desde la década de 1960 el Gobierno impulsó una política de expansión agraria y explotación forestal en la selva, lo que también afectó negativamente su población. “Se conoce que durante esta época el Gobierno bombardeó varios asentamientos matsés, forzando el desplazamiento forzoso de los indígenas hacia la frontera con Brasil”, indica la Base de datos de pueblos indígenas.
El representante del pueblo Matsés, quien a veces confunde Lima con Iquitos mientras habla, asegura que solo la Sunat, Defensoría del Pueblo y el Servicio Nacional de Áreas Protegidas (Sernanp) han llegado a la zona que habita junto a otras seis mil personas. Sobre los líderes políticos en Lima cree que “no les importa nada porque viven aquí tranquilos. El problema más grande en la selva es de los madereros ilegales, luego vienen los cocaleros ilegales”. Pese a que recorrió un largo camino hasta la capital, aún se mantiene escéptico el líder del pueblo que consolidó su reputación guerrera hace más de cien años.
La esperanza de los Cinco Unidos
Sierra del Divisor fue establecida como Zona Reservada el 11 de abril del 2006. Esta clasificación de carácter transitorio implica que “no es establecida a perpetuidad y eventualmente podría ser desafectada”, como detalla la página web del Sernanp. Eber García Inuma asumió la presidencia de la Asociación Cinco Unidos el año pasado y ha seguido el largo proceso de Sierra del Divisor desde hace nueve años.
“No me canso todavía. El día que veo que Sierra del Divisor se convierta en parque nacional, ese día voy a dejar de ser presidente de la asociación. Eso he prometido”, relata Eber. El representante de Cinco Unidos, que reúne cinco comunidades campesinas y una nativa colindantes a Sierra del Divisor, piensa más en el futuro. “Esto le va a servir a mis hijos, a mis nietos. Es lo que estamos pensando todas las comunidades que hemos venido a Lima”.
Luego de conversar con dos congresistas, el Defensor del Pueblo, representantes de la Presidencia del Consejo de Ministros y otras autoridades, Eber García cree que todos han escuchado con buena disposición lo que tenía por decir. Él dice confiar bastante en que las autoridades cumplirán lo que les han prometido: unos, convencer al Presidente; otros, solicitar incluir el tema en el próximo Consejo de Ministros.
¿Sierra del qué?
Cuando se dispuso a saludar a los ocho líderes indígenas, el congresista Daniel Abugattás aún tenía cara de airado tras un debate en el Legislativo. “Que nombre para más raro”, dice tras intentar descifrar la correcta pronunciación de Sierra del Divisor. Promete tratar de convencer directamente al Presidente para que atienda el pedido de los visitantes. Los representantes de las comunidades nativas parecen satisfechos.
Luego de la reunión, Agubattás envió un oficio al presidente del Consejo de Ministros, Pedro Cateriano, donde solicitó la “inmediata expedición del decreto supremo” que establece el parque nacional. Asimismo, Ana Jara se sumó unos días después a la campaña con un oficio similar cursado también al Primer Ministro.
Para la Defensoría del Pueblo también es de vital importancia “garantizar la conservación de la biodiversidad, así como la protección de los derechos colectivos de los pueblos indígenas que habitan en la zona”, por lo que exigieron al Gobierno la creación de este parque nacional. Otras autoridades que se mostraron a favor fueron representantes del Ministerio del Ambiente y del Ministerio de Cultura.
Los Matsés, Shipibo Nuevo Canchahuaya, Shipibo Nuevo Saposoa, Huambisa Lobo Santarrosino y los habitantes de la Asociación Cinco Unidos que aguardan el regreso de sus líderes esperan que no sea necesario el viaje de otra delegación hasta la capital del país para decretar el nuevo parque nacional.
Texto y fotos: Bernie Moreno
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