San Martín: predio que contiene 30 has de bosque primario es invadido para construir cancha de fútbol
martes 7 de abril, 2015
En 1984, los padres de José Hermes Pérez llegaron a Chazuta (provincia y región San Martín) para comprar un terreno, con el fin de aprovecharlo con actividades agrícolas y ganaderas. Sin embargo, la expansión del terrorismo y el narcotráfico hizo que dejaran el terreno hasta nuevo aviso.
Años después, José regresó a la zona para convertir el predio de 72.5 hectáreas en un área de conservación privada, debido a que en el lugar existían especies valiosas de flora y fauna, pero se topó con invasores que talaban y quemaban árboles. Estos eran nada menos que sus vecinos de Túpac Amaru, comunidad que intentaba apoderarse del terreno para supuestos fines colectivos.
A Túpac Amaru se llega partiendo desde Tarapoto: una hora en carretera hasta Chazuta y media hora en bote. El terreno de la familia Hermes queda cerca a la zona de amortiguamiento del Parque Nacional Cordillera Azul y del Área de Conservación Regional Cordillera Escalera, dos importantes zonas que conservan la biodiversidad de la región.
En el área, según el expediente que presentó José Hermes para convertir su terreno en el área de conservación privada Jangalayacu, existen unas 30 hectáreas de bosque primario, entre los cuales se pueden hallar más de 50 especies de árboles, así como mamíferos (venados, armadillos, sajinos, huanganas), y aves como el tucán, entre otros.
Pese a estar valiosas características, Jangalayacu es invadida constantemente para –según los que dirigen las incursiones– construir servicios básicos necesarios para la comunidad: colegio, centro de salud, cementerio y hasta una cancha de fulbito.
BOSQUES PRIMARIOS AFECTADOS
En setiembre del año pasado, José Hermes denunció que la comunidad de Túpac Amaru destruyó unas 17 hectáreas, entre bosques primarios y un cacaotal. El argumento de los invasores fue que deseaban construir una cancha de fútbol en un terreno abandonado.
Los responsables, Bernardo Neyra Porras y Segundo Bartolomé Tenazoa, fueron denunciados con la ayuda de la Fiscalía Especializada en Materia Ambiental de la región, pero desde diciembre el proceso se ha estancado, a pesar de las pruebas en video y fotografía que la familia Hermes ha presentado.
Bernardo Neyra asegura que la invasión es necesaria y que espera la donación de estos terrenos para mejoría de pueblo, pero por otro lado –tal como muestra un reportaje de un canal local– señala que necesitan de más áreas para “venderle un terrenito a nuestros amigos migrantes”.
Por su parte, el afectado asegura que desea donar un pedazo de su terreno para los fines que refiere la comunidad (unas 3 hectáreas), pero los vecinos lo consideran insuficiente. Ante esta actitud, los Hermes piden protección de las autoridades, ya que además han recibido constantes amenazas, y además piden al Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado (Sernanp), el reconocimiento de su predio como ACP.
“Quieren aburrirnos, quieren hacernos correr. Ellos entran a cultivar como si fuese terreno de ellos. Nos han dicho que somos demasiado mansos con ellos. Pero la verdad es que nosotros hemos querido actuar siempre de modo civilizado. Ya se ha agotado toda forma pacífica”, dice José respecto a las diversas irrupciones de sus vecinos.
“Queremos ayudar, pero ellos quieren escoger la manera”, concluye José Hermes, asegurando que continuará protegiendo este pedazo de nuestra Amazonía.
Mira el reportaje que presenta la denuncia del año pasado:
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