Reflexiones en torno a la Política Ambiental Metropolitana
lunes 20 de septiembre, 2010
Escribe Carol Mora y Carolina Tejada / Programa de de Política y Gestión Ambiental – Sociedad Peruana de Derecho Ambiental (SPDA)
La Municipalidad Metropolitana de Lima – MML ha publicado recientemente la Política Ambiental Metropolitana-PAM (aprobada mediante Ordenanza No. 1424). El objetivo de este tipo de herramienta es determinar la visión respecto de las acciones de gestión ambiental que una institución desea desarrollar. En este sentido, la PAM es un instrumento indispensable para la incorporación efectiva del componente ambiental en la gestión de la Provincia de Lima.
Es de resaltar el hecho que esta política ambiental determine ejes de trabajo de la MML, las mismas que corresponden a los intereses y necesidades de la gestión ambiental metropolitana. Por ejemplo, el Eje de Política: Gestión Sostenible de los Recursos Naturales considera entre sus lineamientos la identificación, vigilancia y control de las fuentes emisoras de efluentes contaminantes, protegiendo las cuencas hidrográficas y sus efluentes, tema que resulta fundamental considerando los problemas de contaminación de las principales fuentes de agua de la población limeña (ríos Chillón, Rímac y Lurín) debido a los relaves de las explotaciones mineras, los desechos industriales, aguas residuales y residuos sólidos de origen doméstico.
Por otro lado, nos parece loable la incorporación de lineamientos de política referidos a la calidad del aire como parte del Eje de Política: Gestión Integral de la Calidad Ambiental, considerando que en la ciudad de Lima el número de muertes atribuibles a los contaminantes por material particulado equivale a un 5.8% y 4.7% del total de decesos ocurridos durante el año 2007. Pero, más allá de la implementación de una red de monitoreo de la calidad del aire, conforme se señala en el PAM, es necesario que, se definan políticas concretas para el manejo de las principales fuentes de emisiones contaminantes, como es el caso del parque automotor (responsable del 80% de las emisiones limeñas)[1].
Sin embargo, estos esfuerzos requieren que se dote a éste instrumento de herramientas y mecanismos para su ejecución, los mismos que necesitan de estándares de supervisión para medir su cumplimiento, así como con los recursos humanos, técnicos especializados y todas aquellas fortalezas que hagan viable su progresiva implementación, así como, la fiscalización de su cumplimiento.
La naturaleza de este instrumento exige que su generación y su permanencia como hito orientador deban responder a una necesidad y voluntad de que se dé un acompañamiento permanente durante toda administración municipal, es entonces necesario velar por que la vigencia de esta herramienta subsista más allá del contexto político.
A pesar de que aún existen retos por cumplir por la MML, como es el caso de la aprobación de su Plan Integral de Gestión Ambiental de Residuos Sólidos – PIGARS, la aprobación del PAM no deja de ser un paso muy importante porque define la voluntad política de una municipalidad de la envergadura de la MML y su compromiso en el tema ambiental.
[1] TOWSEND Agusto y SALAZAR Rodrigo. Se te subieron los humos. Semana Económica, Edición N° 1187, 06 de setiembre de 2009, página 4.
Debe estar conectado para enviar un comentario.