Escribe Anna Zucchetti / Bióloga, consultora ambiental
Después de diversas consultas a actores regionales, locales y gremiales, la Autoridad de Reconstrucción con Cambios ha presentado el flamante Plan Integral de Reconstrucción con Cambios (PIRCC) al Consejo de Ministros. A diferencia de anteriores planes que se centraban esencialmente en reconstruir la infraestructura afectada por el Fenómeno del Niño, el PIRCC incorpora un enfoque preventivo y destina el 23% de los 23,338 millones de soles presupuestados, para la prevención a través de la limpieza de los ríos, barreras ribereñas y sistemas de drenaje pluvial. Contempla, además, el uso de materiales de calidad para aumentar la resiliencia de la infraestructura ante futuras lluvias, estudios de cuencas y planes de desarrollo urbano en ciudades principales.
Estas iniciativas son absolutamente necesarias pero -para incorporar los enfoques de desarrollo urbano sostenible y cambio climático como el Plan proclama- las regiones afectadas requieren más. En primer lugar, debe atenderse el ordenamiento territorial que ha quedado en el limbo después de la lamentable abdicación de esta tarea por el Ministerio del Ambiente: ¿qué instancia del gobierno asumirá el liderazgo en esta materia? Hoy los planes de desarrollo urbano se circunscriben a la superficie del suelo bajo la administración de las municipalidades provinciales y distritales, pero no logran incrementar la resiliencia de las ciudades pues esta depende también de lo que suceda en sus cuencas, en sus ríos, en sus sistemas marino-costeros, o sea, en el territorio. El gobierno debe definir las competencias en materia de ordenamiento territorial y aprovechar la coyuntura para definir planes de ordenamiento territorial en regiones clave (Piura, La Libertad, por ejemplo) a los cuales el PIRCC debe articularse y contribuir. El rol de CEPLAN en esta tarea es clave, pues el ordenamiento territorial debe responder al posicionamiento estratégico del país.
En segundo lugar, los nuevos planes urbanos deben contemplar dimensiones que la normativa actual no considera: criterios de planeamiento y diseño urbano sensible al agua; protección y restauración de la infraestructura ecológica de las ciudades; incorporación de sistemas de riego que permitan el reúso de las aguas servidas para aumentar la superficie de áreas verdes de las ciudades. También deben aterrizar en portafolios de proyectos que permitan redinamizar el desarrollo urbano y regional, priorizando los parques industriales sostenibles (Piura, Lambayeque, entre otros) que están durmiendo el sueño de los justos.
En tercer lugar, es hora de atender el enorme problema ambiental de los escombros o desmontes que se arrojan destruyendo ecosistemas enteros (litoral marino, espacios fluviales). ¿Cuántos residuos de demolición generó el Niño a través de infraestructura dañada o destruida? El PIRCC -con los Ministerios de Vivienda y Ambiente- debe apoyar a las Municipalidades en la habilitación de escombreras con inversión pública, privada o mixta. Ello crearía un precedente para el manejo de los residuos de la construcción en todo el Perú, en particular en zonas “recientemente” afectadas por terremotos (Ica, Pisco, Cañete) que aún no resuelven este tema.
Finalmente, no basta con poner caños y focos ahorradores en las viviendas para declararlas sostenibles. Sólo lo serán con diseños bioclimáticos, materiales sostenibles y sismo-resistentes, y organización de espacios funcionales a las costumbres de las familias urbanas o rurales que, en muchos casos, viven y trabajan en el mismo hogar.
Si no se incorporan estas dimensiones, los enfoques de desarrollo urbano sostenible y cambio climático que el PIRCC proclama, quedarán solo como una promesa.
Leer además:
Comments are closed here.