El pasado sábado 12 de julio, través de la Resolución Ministerial 245-2014, el Ministerio de la Producción (PRODUCE) estableció la temporada de pesca de perico entre el 1 de octubre y el 30 de abril de cada año.

Esta norma fue promovida por los mismos pescadores artesanales, sobre todo del norte peruano, quienes observaron la reducción de este recurso en los últimos años. Es el caso de la Asociación de Armadores Artesanales de Consumo Humano Directo de Paita (AAARCUDIPA), que calificó a la medida como “un gran logro”.

Samuel Amorós, coordinador del Programa Marino de WWF-Perú, reconoció el compromiso y esfuerzo constante realizado por esta asociación, afirmando que “son pocos los casos en los que los mismos usuarios de un recurso solicitan a sus autoridades que establezcan las medidas adecuadas para velar por la sostenibilidad del mismo, y este es el caso del trabajo que AAARCUDIPA ha venido realizando”.

En el video, publicado meses atrás, los pescadores reclamaban una veda para proteger este recurso:

Amorós, señaló además que han sido testigos del “gran compromiso que tienen los pescadores artesanales por aprovechar, de manera responsable el recurso perico y, también hemos podido colaborar con el IMARPE en el desarrollo de algunos proyectos de investigación necesarios para conocer la dinámica de la especie. Para nosotros, es gratificante haber seguido de cerca este proceso, cuyo resultado significa un paso más en el camino hacia la sostenibilidad de la pesquería de perico.”

El especialista acotó además que luego del esta medida seguirán nuevos retos, principalmente, en el ámbito del control y fiscalización de su cumplimiento, lo cual requerirá un mayor involucramiento, compromiso y trabajo articulado de los principales actores involucrados en esta pesquería.

DATO:

• Actualmente, el Perú es el principal productor de perico en el Océano Pacifico Oriental, registrando desembarques que representan alrededor del 50% del total de las capturas mundiales de este recurso.

• La pesca de perico se ha consolidado como una actividad de gran importancia económica y social para nuestro país, ya que contribuye notoriamente a la economía familiar de miles de pescadores artesanales y, a su vez, responde a una alta demanda en el mercado internacional sobre los productos elaborados en base a este recurso.