¿Por qué el tráfico ilegal de especies todavía no es tratado como delito de crimen organizado?

Foto: Serfor

  • Luego de la observación por parte del Ejecutivo, la propuesta que proponía incluir dentro de la Ley de Crimen Organizado el tráfico ilegal de fauna silvestre regresó a la Comisión de Justicia. Ahora, el Pleno del Congreso debe revisar el proyecto para su aprobación final

 

La propuesta para investigar y castigar el tráfico de vida silvestre como delito de crimen organizado todavía no se convierte en una reforma legislativa real. ¿Por qué? En junio, el Congreso de la República aprobó por unanimidad que el tráfico ilegal de vida silvestre se encuentre dentro de los alcances de la Ley Contra el Crimen Organizado (Ley 30077), modificando los artículos 308-B, 308-D y 309 del Código Penal.

Sin embargo, en julio, el Ejecutivo observó el proyecto de norma con el objetivo de incluir las especies acuáticas en el delito de tráfico de recursos genéticos. Desde entonces la propuesta quedó rezagada.

Este último miércoles, la Comisión de Justicia y Derechos Humanos aprobó nuevamente la reforma y ahora queda pendiente su aprobación final en el Pleno del Congreso. 

Yuri Hooker, especialista en conservación marina de la SPDA, resalta la importancia de incluir las especies acuáticas en la propuesta

“Numerosas especies acuáticas están siendo afectadas por captura y pesca ilegal, y la comercialización de muchas de ellas se realiza por mafias bien organizadas encargadas de financiar a los extractores y acopiadores, para luego procesar los productos y traficarlos, bien por vía del “blanqueamiento” (hacer que un producto ilegal se venda como de origen legal) o la exportación camuflada o con presuntos sobornos”, explicó.

“Casos emblemáticos son, por ejemplo, el tráfico de millones de caballitos de mar detectado en aduanas, la comercialización de aleta de tiburón traficada desde Ecuador para exportarlas legalmente desde Perú, donde hay poca o nula fiscalización de este producto, la comercialización de concha de abanico vedada y capturada en áreas naturales protegidas, como si fueran conchas cultivadas y las miles de toneladas de pesca no declarada que se convierten en harina de pescado, la llamada pesca negra. Todos estos negocios ilícitos, operados por organizaciones especializadas para tal fin, impactan finalmente al ambiente marino y la diversidad, afectando a especies acuáticas que se encuentran protegidas o cuyas pesquerías están reguladas por el Estado para evitar que sus poblaciones disminuyan o desaparezcan”, añadió. 

Una persona que trafica con animales silvestres protegidos de manera ilegal puede recibir hasta siete años de cárcel. Pero, al ser juzgado bajo la aplicación de la Ley Contra el Crimen Organizado, puede recibir una condena de entre 11 a 20 años de prisión. 

Lee también: [Infografía] ¿Cómo apoyar en la lucha contra el tráfico ilegal de fauna silvestre?

Foto: Serfor

El tráfico ilegal de especies en Perú

Según el Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre (Serfor), cada año se decomisan más de 5 mil especies de fauna silvestre en el Perú. Entre el 2015 y 2019 las especies más traficadas fueron las tortugas terrestres y acuáticas, primates como el mono choro y el mono ardilla, aves como el guacamayo azul y pihuinchos, entre otros. 

Otra forma de comercialización de animales silvestres es la venta de carne de monte y de sus partes: cráneos, dientes, pieles, cueros, etc. Usualmente se utilizan como insumos para medicina tradicional, la elaboración de artesanías, la industria de cuero, pieles y fibra. 

Según las autoridades nacionales, se sabe que Estados Unidos, Asia y Europa son los principales destinos para el comercio ilegal de aves, reptiles y anfibios. 



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