Perú: 7 tipos de bosques protegidos a través de áreas de conservación privada

  • Las áreas de conservación privada actúan como corredores biológicos que conectan hábitats, protegen especies endémicas y conservan recursos hídricos. 

jueves

20 de marzo, 2025

Por Daniel Contreras Zuloaga / dcontreras@spda.org.pe

 

Las áreas de conservación privada (ACP) representan una de las alternativas claves para conservar la naturaleza del Perú. Estos espacios son conservados voluntariamente por personas o comunidades para proteger muestras representativas de nuestros ecosistemas y la biodiversidad que albergan. Solo en 2014, 71 ACP protegían más de 259 mil hectáreas en todo el país. En 2025, existen al menos 131 áreas de conservación privada vigentes en el Perú, según datos del Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado (Sernanp). 

Las ACP complementan a las áreas naturales protegidas (ANP), conectando corredores de biodiversidad, fortaleciendo la defensa ante actividades como la deforestación y promoviendo la investigación, el ecoturismo y la educación ambiental. Conoce los tipos de bosques protegidos por las ACP en el Perú.

Bosques montanos y páramos 

Estos ecosistemas de alta altitud, ubicados en la confluencia de los Andes y la Amazonía en el norte peruano, se caracterizan por su alta humedad y por regular el ciclo hídrico en zonas montañosas. En él, habitan especies únicas como el oso de anteojos, el tapir de altura y la vizcacha. Las ACP Bosques Montanos y Páramos Chicuate-Chinguelas (Piura) y Abra Patricia – Alto Nieva (Amazonas) protegen estos ecosistemas, claves para el hábitat de especies endémicas. 

Bosques secos

Estos bosques del norte del país, adaptados a la sequía estacional, albergan especies emblemáticas como el algarrobo y el huarango, y una gran cantidad de aves, por lo que son críticos para la biodiversidad regional. A través de actividades de investigación y educación ambiental, el ACP Bosque Seco Amotape (Tumbes) y el ACP El Cañoncillo (La Libertad) protegen estos ecosistemas, amenazados por la demanda de carbón. 

Bosques nublados 

Caracterizados por su alta humedad y permanente neblina, estos bosques albergan una biodiversidad excepcional y alto endemismo, y suelen ser visitados por observadores de aves y orquídeas. Aquí habitan especies como el ocelote, tigrillo, mono capuchino de frente blanca, y más de 80 especies de colibríes. El ACP Bosque de Neblina Aypate – Olleros (Piura-Cajamarca) y el ACP Los Chilchos (Amazonas) conservan estos ecosistemas. 

Bosque Nublado

Foto: Diego Pérez / SPDA

Bosques húmedos tropicales

Estos ecosistemas, propios de la Amazonía, son un centro global de biodiversidad y juegan un papel crucial para la regulación climática del planeta. Zonas como el ACP Tambopata Eco Lodge (Madre de Dios) y el ACP Herman Dantas (Loreto) protegen la naturaleza de estos bosques, hogar de especies emblemáticas como el jaguar. 

Bosques de palmeras (aguajales)

Los humedales de palmeras, conocidos localmente como aguajales, son claves para la recarga hídrica de la Amazonía y albergan especies como la nutria gigante y el tapir terrestre. En la región de Amazonas, el ACP Taulia Molinopampa, liderado por una asociación de mujeres, protege estos bosques. 

Bosques de arena blanca (varillales)

Estos bosques de vegetación esclerófila logran crecer en suelos ácidos y pobres, y juegan un rol esencial en la regulación hídrica y la prevención de la erosión. En Amazonas y Loreto, el ACP Pampa del Burro y el ACP Bosque de Huayo conservan estos hábitats únicos adaptados a condiciones extremas. 

Bosque de Arena Blanca

Foto: Diego Pérez / SPDA

Bosques de queñua

En Perú existen 14 especies de queñua, 3 de ellas endémicas. Estos bosques altoandinos, de la especie de crecimiento lento Polylepis, contribuyen con el medio ambiente, pues almacenan carbono. En Cusco, el ACP Abra Málaga Thastayoc protege estos bosques a través de la reforestación y la sensibilización de la comunidad.

Nevado Huascarán

Foto: Thomas Müller / SPDA

Corredores ecológicos y protección de especies endémicas

Según Francisco Meléndez, especialista de Conservamos por Naturaleza, iniciativa de la SPDA, las ACP “tienen la gran función de ser corredores ecológicos entre muchas áreas de conservación más grandes, con lo que aseguran la conectividad del hábitat para la movilización de las especies”. 

“Además, los bosques que protegen albergan especies endémicas de distribución geográfica limitada, como el colibrí cola de espátula o el recientemente descubierto pudú de las yungas en Amazonas”, añade. 

Meléndez explica que estos corredores ecológicos evitan que las poblaciones se conviertan en islas genéticas, previniendo la pérdida de material genético y problemas por endogamia. 

Finalmente, el especialista resalta que los bosques ubicados dentro de ACP protegen nacientes de agua y previenen los deslizamientos, como es el caso de las áreas de conservación privada Los Chilchos y San Pablo – Catarata Gocta, en Amazonas. 

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