Organizaremos la COP20 pero permitimos el arrojo de basura a nuestro mar

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Escribe Alejandra Elías / Life Out Of Plastic (L.O.O.P.)

El planeta es un sistema caótico, que vive en un delicado equilibrio. Desde la revolución industrial, el ser humano ha atentado contra este equilibrio. Una de las consecuencias más recientes y visibles de este atentado son los desechos marinos, hoy en vitrina por la contaminación de las playas de Lima gracias al descuido de algunos alcaldes.

Los desechos marinos (o basura marina) se definen como cualquier forma de material manufacturado o procesado que luego ha sido descartado, arrojado o abandonado en el ambiente marino. Consiste de ítems hechos o usados por humanos que llegan al mar deliberadamente o involuntariamente, incluyendo el transporte de estos materiales hacia el océano por medio de ríos, drenajes, sistemas de alcantarillado o el viento[1]. En pocas palabras: cualquier objeto creado que no existe de forma natural en los ecosistemas marinos.

Esta definición nos deja claro que el acto negligente de arrojo de desmonte efectuado por algunas alcaldías actuales contribuye directamente a la problemática de los residuos plásticos en los océanos, situación declarada como una de las amenazas emergentes en nuestro planeta por el Programa de Naciones Unidas Para el Medio Ambiente (PNUMA)[2].

El impacto que estos actos están causando a lo largo del litoral limeño nos golpea, más aún cuando resuelves  que estos actos de irresponsabilidad peruana dejarán su huella en todas las playas del mundo, por medio de la circulación oceánica que redistribuye los desechos marinos. Por ende estos desmontes citadinos, después de descomponerse de forma lenta en los giros oceánicos, envenenando el mar, reaparecerán en las playas más recónditas del mundo; desde Alaska hasta Australia, ya que el 70% de los residuos vertidos al mar llegan a las más profundas grietas del océano, a desequilibrar varios ecosistemas que huyen de la mirada humana.

En la 65° sesión de la asamblea general, las Naciones Unidas instó a las partes miembros a apoyar las medidas dirigidas a prevenir, reducir, y controlar la contaminación marina. Y ahora habiendo pasando años de esta gran declaración, como peruanos nos echamos flores de recibir el evento internacional más importante del sector ambiental, la COP20, sin embargo no somos capaces de aplicar los convenios internacionales ya ratificados.

Entre las principales fuentes de contaminación de origen terrestre están los vertederos mal gestionados, el transporte desde las riberas, las aguas residuales sin tratar y las descargas de aguas pluviales, así como también las plantas e instalaciones industriales sin controles adecuados, los residuos transportados por el viento, el uso de zonas costeras para fines recreativos y las actividades turísticas[3]. Entonces, el efecto mariposa de cualquier sistema caótico eventualmente se sentirá en mar y en tierra firme, por lo que solo nos queda continuar concientizando, capacitando y esperar que esta mínima variación inicial conlleve a un efecto grande, de incorporación y acatamiento de leyes, mayor cultura ambiental y sobre todo práctica de valores.

 

 

 


[1] Galgani et al (2010) Marine Strategy Framework Directive, Task Group 10 Report : Marine Litter

[2] PNUMA (2011) Anuario PNUMA: Temas Emergente en nuestro medio ambienta Global. Cap2: Residuos Plásticos en los océanos

[3] Barnes et al. 2009

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Foto: Natalia Quierolo / SPDA



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