* Estudio detalla que niños son contaminados debido a pasivos mineros en La Oroya y Cerro de Pasco. Además alerta sobre el riesgo de relaves mineros asentados cerca de fuentes de agua como el río Rímac, principal abastecedor de agua potable de la capital.
El pasado fin de semana, la Red Muqui presentó en el Congreso de la República un informe que detalla el problema de salud ambiental debido a los impactos causados por los diferentes pasivos mineros en Cerro de Pasco, La Oroya y la Cuenca de San Mateo.
Según la organización, 24 niños de Cerro de Pasco y La Oroya, a quienes se les realizó un dosaje, están expuestos de manera crónica al arsénico, cadmio, plomo y mercurio, superando los niveles permisibles por el Ministerio de Salud. Estos metales serían absorbidos por las población a través del aire o el consumo de agua.
“En el caso de la orina, en 8 de los 9 niños de La Oroya y 10 de los 15 niños de Cerro de Pasco superaron el estándar de medición para arsénico de acuerdo con el Ministerio de Salud (MINSA). Los niños presentaron de forma predominante niveles elevados de las especies de arsénico más peligrosas, es decir las inorgánicas”, indica el documento.
En el caso del plomo en la sangre, los “15 niños de Cerro de Pasco y 3 de los 9 niños de La Oroya superaron el estándar del Minsa”, mientras que en el de orina, “6 de los 9 niños de La Oroya y 12 de los 15 niños de Cerro de Pasco superaron el mejor estándar de medición para plomo”.
«El arsénico y el cadmio son cancerígenos, tal y como lo reconoce la Organización Mundial de la Salud, y el plomo y el mercurio son dos venenos que tienen una gran predilección por el sistema nervioso central; es decir, destruyen los nervios, el cerebro y producen anemia», sostuvo Fernando Osores, autor del estudio.
El informe alerta del peligro de los depósitos de relaves, que constituyen un foco de contaminación y afectación a la salud de las personas. En Cerro de Pasco, se encuentran los depósitos de Quiulacocha con 115 hectáreas y 78 millones de toneladas de depósito, o del desmonte Excelsior con 94 hectáreas y 50 millones de toneladas de depósito. Por su parte, en la Oroya se encuentran los depósitos de trióxido de arsénico de Vado que contiene 115 mil toneladas.
Asimismo, se resalta el riesgo de caída del relave de Tamboraque, que contiene aproximadamente 690 mil toneladas métricas de residuos, y de otros ocho pasivos ambientales.
El foro «Estudios en poblaciones afectados por metales pesados» fue coorganizado por la Comisión de Pueblos Andinos, Amazónicos y Afroperuanos, Ambiente y Ecología, Centro Labor, Sourse y la Municipalidad de Simón Bolívar. Las organizaciones expusieron sobre la afectación a la salud de la concentración de metales y pasivos.
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