Escribe Marc Dourojeanni[1]
No es la primera vez que el proyecto de la Línea de Trasmisión Moyobamba – Iquitos es cuestionado. En verdad, su propia necesidad es dudosa en el medio plazo. Sin embargo, su construcción fue aprobada sin mayor discusión por el gobierno nacional y ahora se descubre que su trazado, también sin explicaciones convincentes, es el peor imaginable en términos de ingeniería, costos y de impactos ambientales y sociales. Es decir, además de ser ya extraordinariamente caro, sin incluir las previsibles alzas durante la ejecución, lo será aún más por los daños irreparables que podrá ocasionar. Una evaluación de impacto ambiental hecha con mucha prisa por la parte interesada no convence ni al Ministerio del Ambiente (Minam). Además, los promotores del proyecto parecen querer evitar el “engorroso” trámite de la consulta previa.
EL PROYECTO Y SU CURIOSA LÓGICA
El Proyecto “Línea de Transmisión 220 kv Moyobamba – Iquitos y Subestaciones Asociadas” se localiza en las regiones de San Martín y Loreto, a lo largo de 586.5 km que cruzarán un total de 14 distritos, distribuidos en 6 provincias. Se trata de una línea de transmisión aérea de doble circuito y subestaciones e instalaciones complementarias, entre Moyobamba e Iquitos. Su objetivo es interconectar el sistema aislado Iquitos con el Sistema Interconectado Nacional (SEIN).
Como bien se sabe, Iquitos viene sufriendo de falta de energía para sustentar su crecimiento económico y, por eso, la principal justificación dada para realizar la obra es integrar esa ciudad al resto del país que, generosamente, proveería a esa ciudad la energía que le falta.
Lo que llama la atención es que la empresa israelo-brasileña Genrent está construyendo en Iquitos una moderna central térmica que proveerá 70 MW y que será movida con el petróleo que abunda en Loreto. La demanda máxima de Iquitos en la actualidad es de unos 53 MW, por lo que parece que la nueva central podrá sustentar las necesidades por algunos años más. Cuándo se pregunta al Ministerio de Energía y Minas para qué está construyendo esa nueva planta si casi al mismo tiempo debe entrar en funcionamiento la Línea de Trasmisión, se recibe como respuesta de que esa sería una “reserva fría”.
También se sabe que existe el proyecto, bastante adelantado, de construir una Central Hidroeléctrica en el río Mazán, a 40 km de Iquitos. Esta, que se construirá en dos etapas (incluyendo el Río Napo), brindaría hasta 544 MW pero por lo menos 154 MW inicialmente. Una de las justificaciones de la hidroeléctrica de Mazán, en el gobierno anterior de Loreto, era brindar energía al propuesto Ferrocarril Yurimaguas-Iquitos.
Sin mencionar el ferrocarril es pues, obvio, que Iquitos no necesita interconectarse con el resto del país para disponer de energía suficiente para su desarrollo previsible. Su actual vieja planta térmica está siendo sustituida por otra moderna y eficiente y, según lo previsto, antes de que llegue a faltar energía ya habrá entrado en operación la central hidroeléctrica de Mazán. Recuérdese que el crecimiento anual del mercado energético de Iquitos es de apenas 3,4%.
Entonces, como el autor ya preguntó en su estudio “Loreto Sostenible al 2021”[2], ¿por qué es necesario hacer la Línea de Trasmisión Moyobamba-Iquitos? La única respuesta plausible es que no es para llevar energía a Iquitos sino que, por el contrario, se hará para tirar energía de Loreto en beneficio del resto del país, o sea, una vez más apenas para explotar mejor a Loreto. Además, hay cuatro otras centrales hidroeléctricas previstas en la mencionada región.
El asunto del tren Yurimaguas-Iquitos es aún más confuso. Es verdad que de hacerse debería ser movido a electricidad pero se suponía que esa propuesta ya estaba archivada debido a ser demostradamente absurda. No solamente competiría con el río navegable más caudaloso del mundo donde ya se está construyendo una hidrovía sino que, como bien se sabe, no demorará en llegar a Iquitos por lo menos una de las dos carreteras en construcción. Sin embargo, los promotores de la Línea de Trasmisión alegan que ella sigue el trazado de esa ferrovía ya descartada por cuanto el gobierno nacional está decidido a hacer realidad la Ferrovía Intercontinental Brasil-Perú que, obviamente, pasaría por Pucallpa y no por Iquitos.
Como José Serra concluyó en su excelente análisis plasmado en el documento “Proyecto de Línea de Trasmisión Moyobamba – Iquitos e Hidroeléctricas del Marañón”[3] (Leer documento), esta línea de transmisión no debe ser construida. Por lo menos no por el momento.
LAS IMPLICACIONES DEL TRAZADO
Construir una línea de trasmisión de esa envergadura requiere de la apertura de una trocha permanente para construir las cimentaciones para las 1.250 torres, transportar el pesado material (estimado en 23.500 TM), realizar los montajes, permitir el mantenimiento de la línea y construir subestaciones. El estudio de impacto ambiental preparado a pedido de los interesados minimiza las proporciones de la obra indicando que la trocha, en general, solo tendrá 25 metros de ancho, o sea, que apenas deforestaría 1500 ha. Aun aceptando que esa afirmación fuera verdad (y no lo es), olvida mencionar que:
- Decidieron hacer pasar la Línea de trasmisión dentro del Sitio Ramsar llamado “Complejo de Humedales Abanico del Río Pastaza”, que probablemente es el más importante de los 13 lugares registrados como humedales de importancia internacional por el Estado Peruano ante la Convención Ramsar. Esa propuesta no dejará, pues, de menoscabar aún más el prestigio internacional del Perú.
- Los autores del informe saben, pero no lo reconocen, que cualquier trocha nueva en la Amazonía es una incontrolable puerta abierta a miles de invasores informales (agricultores, mineros, madereros y cazadores). Es decir, se puede prever, sin ninguna duda, que el impacto sobre el ecosistema será enorme y que, aun sin contar con que el proyecto prevé duplicar la línea en el futuro, la superficie afectada en el largo plazo podrá alcanzar decenas de miles de hectáreas.
- La diversidad biológica del área es enorme y poco conocida y, por sus características hidrológicas, el lugar sirve a procesos ecológicos esenciales como las migraciones estacionales y otros procesos reproductivos de peces y otros organismos (muchas de cuyas especies migran a las cabeceras, o desde las cabeceras, durante etapas clave de sus ciclos reproductivos). Se estima que el trazo previsto, que visa las cabeceras, provocará la fragmentación del ecosistema, constituyéndose en una barrera para el desplazamiento de las especies. Eso puede ocasionará una debacle en el abastecimiento de pescado para las poblaciones tradicionales y los indígenas que en las partes bajas dependen de eso para su alimentación.
- El Abanico del Río Pastaza es parte central de uno de los mayores sumideros de carbono (turberas) del planeta. Contiene 32% del stock de carbono de toda América del Sur y 3,5% del que existe en el mundo. Su exposición a actividades humanas podría generar una catástrofe de proporciones insospechables, como ya ocurrió en Indonesia en situaciones similares.
De otra parte, esa línea de trasmisión afectará directa e indirectamente a una serie de comunidades nativas exponiéndolas a presencias indeseables y a mayor dificultad para caza y pesca, es decir comprometiendo la ya frágil seguridad alimentaria de unos 200 mil habitantes de comunidades Kandozi, Quechua, Achuar y Urarinas, entre otras, además de ribereños, que habitan las riberas de los ríos Pastaza (Kandozi), Nucuray (Kandozi), Bajo Marañón (Kandozi, Quechua), Urituyacu (Kokama-Kukamiria) y Patoyacu (Urarina). Esta población no dispone de tierra de calidad para la producción sostenida (menos de 1% del área es apto para agricultura) y por eso la pesca se convierte en recurso esencial para ellos.
De otra parte, la ingeniería de ese proyecto es muy compleja y extremamente costosa debido a la distancia y a la falta de vías de comunicación para transportar el material y, asimismo, por las características geológicas y edáficas del humedal. En realidad, el área es en gran parte un pantano (aguajal). Por eso, con buen sentido, el Ministerio del Ambiente sugiere que si la Línea de Trasmisión se hace, que se construya siguiendo la ribera del Río Marañón. Eso, aunque tampoco estaría exento de impactos ambientales y sociales, eliminaría las desventajas citadas y, lo más importante, podría beneficiar con energía a las muchas poblaciones asentadas en la margen del río. Esa margen, que en términos ambientales ya está fuertemente antropizada y que por lo tanto es menos susceptible a impactos ambientales y sociales, también ofrece mejores condiciones edáficas para la construcción. Quizá sería más larga pero su costo por kilómetro sería mucho menor debido a que el suelo no es un pantano impredecible y a que la obra sería accesible por barco.
Es decir, si se decide continuar con ese proyecto, la peor decisión posible sería mantener su trazado en medio del Abanico del Río Pastaza.
¿CÓMO SE DECIDIÓ Y PLANEÓ ESA OBRA?
Esta obra, a pesar de su importancia, no siguió lo que sería el procedimiento adecuado para la decisión de hacerla y en ese caso, por dónde, cuándo, cómo y cuánto. Por ejemplo, el Sistema Nacional de Inversión Pública (SNIP) que martiriza gran parte de los proyectos menos transcendentes, supuestamente para analizar si tienen lógica económica y si cumplen con otros requisitos, no revisó el proyecto. Paradójicamente, a pesar de tratarse de un servicio público, por ser una inversión privada la decisión fue exclusivamente del Ministerio de Energía y Minas que otorgó una concesión a través de Proinversión. A lo sumo quizá se informó al Gobierno Regional. Así es como muchas de las obras que más marcan el futuro nacional ni siquiera son sometidas a discusión entre sectores. Mucho menos se dio la oportunidad al pueblo loretano de opinar sobre el asunto lo que, como de costumbre, fue sustituido por mucha propaganda engañosa. Sin embargo, la factura que la empresa pasará al Perú por “el favor” de construir esa Línea de Trasmisión que por lo visto, cuando menos no es urgente, la pagaran todos en la cuenta mensual de energía eléctrica.
El último punto a mencionar es que esta es una obra que, si bien afectará a todos, impactará mucho más y muy directamente sobre los pobladores de la región en que será construida, es decir los habitantes del valle del Marañón. Por eso, a pesar de que los gestores de la inversión se resisten, es indispensable la aplicación estricta de la legislación que determina la urgente realización de una consulta previa.
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[1] Ingeniero Agrónomo, Ingeniero Forestal, Doctor en Ciencias. Profesor Emérito de la Universidad nacional Agraria de La Molina, Perú
[2] Dourojeanni, M. J. 2013 Loreto Sostenible al 2021 DAR, Lima 354p.
[3] Serra, J. 2015 Proyecto de Línea de Trasmisión Moyobamba – Iquitos e Hidroeléctricas del Marañón PUCP, Lima (presentación power point)
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