Escribe Silvana Baldovino / Directora del Programa de Biodiversidad y Pueblos Indígenas de la SPDA
El 6 de diciembre de cada año se estableció como el Día del Guardaparque Peruano, y el 10 de diciembre a nivel mundial se conmemora el Día de los Derechos Humanos. ¿Qué similitud podemos encontrar entre ambas fechas y por qué se entrelazan entre ellas?
Los guardaparques son los protectores directos, la primera línea y las personas más comprometidas con nuestra biodiversidad y nuestro patrimonio natural. Ellos constantemente ponen en riesgo su vida por proteger el patrimonio del que nos enorgullecemos todos los peruanos. Es uno de los trabajos más nobles que podríamos conocer, ya que todo lo que hacen está pensado en el bien común. Sin embargo, con el transcurso de los años, es evidente que cada vez son más fuertes las amenazas que sufren frente a la ilegalidad que intenta vulnerar nuestras áreas naturales protegidas.
La lucha de los guarparques contra mineros, taladores e invasores ilegales, los pone en riesgo constante y esto evidencia algunas de sus necesidades. Es conocido el caso de la Reserva Nacional de Tambopata y la lucha contra la minería ilegal, así como también la recuperación del Santuario Histórico Bosque de Pómac de invasores ilegales y del tráfico de tierras. En ambos casos, la labor del guardaparque ha sido crucial para recuperar y mantener en segura estas áreas protegidas.
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¿Qué podemos hacer por ellos? Es necesario reconocer no solo su trabajo sino también evaluar cómo protegemos sus derechos humanos. Es conocida la búsqueda de los guarparques por un régimen especial que les brinde los máximos niveles de protección y que reconozca las particularidades de su labor en diferentes espacios o áreas naturales protegidas.
Son diversas las iniciativas que existen a nivel legal para proteger a los guardaparques, pero considero que deberíamos empezar reconociendo que son defensores de nuestro patrimonio natural, y luego establecer con claridad cómo abordamos estas necesidades, que van desde el reconocimiento de una línea de carrera considerando las diferentes especificidades de cada área, hasta cómo cada una de estas requiere perfiles idóneos al contexto. Por ejemplo, ser un guardaparque en una zona de alto riesgo, amenazada constantemente con particularidades climáticas y distancias muy grandes, requiere reconocimiento y protección con un espectro amplio, que asegure no solo sus derechos sino que también proteja su vida.
Debemos analizar estas iniciativas con el fin de la autoridad pueda contar con los mecanismos técnicos, financieros y legales para afrontar y liderar el gran reto que significa generar un mejor ámbito de trabajo para nuestros guardaparques que a la fecha suman un aproximado de 800 peruanos y peruanas. Como guardianes de nuestra biodiversidad, ellos necesitan ver que sus derechos son la prioridad y que todos los peruanos estamos orgullosos de ellos y les agradecemos por su trabajo.
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