Escribe: Andrea Peralta / Programa de Biodiversidad y Pueblos Indígenas de la SPDA
El pasado 9 de agosto se celebró el Día Internacional de los Pueblos Indígenas, una fecha que nos invita a reflexionar sobre el rol que juegan los pueblos indígenas en las acciones de mitigación del cambio climático y como este está siendo reconocido en los discursos internacionales sobre la materia, no solo a través de interlocutores sino, más importante aún, por ellos mismos.
En este contexto, por primera vez, el informe del Grupo Intergubernamental de expertos sobre el Cambio Climático (International Panel on Climate Change, IPCC) ha resaltado que los pueblos indígenas son importantes agentes del cambio, puesto que resultan actores fundamentales para éxito de las medidas y de las políticas dirigidas a mitigar el cambio climático. No obstante, la situación de estos pueblos es crítica, pues continúan entre los más pobres de entre los pobres, siendo particularmente vulnerables a los efectos de este fenómeno. Además, estos pueblos dependen económica, social y culturalmente de sus territorios, motivo por el cual la extensión de las amenazas vinculadas con el cambio climático genera un impacto directo en sus medios y modos de vida; y por ello, su situación es distinta de la de otros grupos.
Es preciso mencionar que los pueblos indígenas, a pesar de representar un 5% de la población mundial, ocupan del 22% de la superficie de la tierra, conviven con el 80% de la biodiversidad del planeta, y alrededor de 70 millones dependen de los bosques para atender sus necesidades de subsistencia[1]. Por esta razón, se debe rescatar el papel que estos pueblos desempeñan frente a la acción climática, sobre todo aquel que realizan a través de sus conocimientos y ocupaciones tradicionales. Por ejemplo, en Colombia los indígenas a través de la “pluriactividad” aplican el conocimiento que tienen sobre un conjunto variado de habilidades que les permite realizar actividades diversas en ambientes ecológicos diversos[2]; o en Bangladesh, donde los aldeanos están creando jardines flotantes de vegetales para proteger sus medios de vida de las inundaciones, mientras en Vietnam las comunidades están ayudando a plantar manglares espesos a lo largo de la costa como protección contra las olas de las tormentas tropicales[3].
El Perú y sus pueblos indígenas no son ajenos a esta realidad; por el contrario, es un país altamente vulnerable a los efectos del cambio climático, los cuales son exacerbados por la pobreza y las diversas asimetrías sociales[4]. El complejo escenario que nace de una alta diversidad sociocultural representa así un reto para la formulación e implementación de políticas de adaptación para enfrentar el cambio climático. Sin embargo, debemos resaltar que, dentro de los esfuerzos del Estado para atender y recoger las voces de los pueblos indígenas en esta materia, se ha concretado una propuesta de las organizaciones indígenas peruanas en el marco de la formulación del Reglamento de la Ley de Cambio Climático. La propuesta consiste en una agenda indígena con 8 ejes principales, entre los que resalta “Incluir el objetivo de la seguridad territorial de los pueblos indígenas”, como parte de las llamadas “condiciones habilitantes” climáticas.
Finalmente, se debe destacar que el cambio climático es un factor determinante en la afectación de derechos humanos, por ello el Acuerdo de París es el primer acuerdo universal y vinculante sobre el clima que incorpora un compromiso sólido y explícito de respetar y promover los derechos humanos durante la acción climática. Ello, considerando que este no repercute de la misma manera sobre todas las personas y/o grupos y que algunas comunidades son más vulnerables que otras a sus consecuencias. Según la Corte Interamericana de Derechos Humanos, los efectos adversos del cambio climático han afectado al goce efectivo de los derechos humanos, en el caso de los pueblos indígenas hablamos del derecho a la salud, la vida, derecho al hábitat tradicional de determinado pueblo o pueblos indígenas, acceso y uso de los recursos naturales, identidad cultural, vida espiritual y formas propias de subsistencia, derecho a la alimentación, entre otros.
En consecuencia, si de acuerdo a la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, así como los demás documentos e instrumentos que hemos mencionado anteriormente, se busca un desarrollo inclusivo y sostenible para todos, bajo el slogan de «nadie se quedará atrás», resulta imprescindible que en las discusiones, acuerdos y demás políticas vinculadas al cambio climático escuchemos, reconozcamos, promovamos y sobre todo valoremos, en todos los aspectos, las distintas acciones climáticas que los pueblos indígenas vienen implementando y liderando, pues son estos los agentes del real cambio.
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[1] https://blogs.worldbank.org/es/voices/datos-mundiales-demuestran-la-pobreza-y-la-exclusion-que-sufren-los-pueblos-indigenas
[2] Juan Álvaro Echeverri, « Pueblos indígenas y cambio climático: el caso de la Amazonía colombiana », Bulletin de l’Institut français d’études andines [En línea], 38 (1) | 2009, Publicado el 01 octubre 2009, consultado el 08 agosto 2019. URL : http://journals.openedition.org/bifea/2774 ; DOI : 10.4000/bifea.2774
[3] https://www.un.org/es/events/indigenous/2009/pdf/backgrounder_climate_ESP.pdf
[4]http://www.minam.gob.pe/cambioclimatico/wp-content/uploads/sites/127/2018/12/Informe-final-GTM-NDC_v17dic18.pdf)
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