- En los últimos dos años, un sistema que detecta fugas importantes de metano notificó 1200 casos a gobiernos y empresas, pero solo el 1 % atendió las alertas pese a que muchas veces las reparaciones son por demás simples.
- “Estamos hablando literalmente de apretar los tornillos con más fuerza en algunos casos”, señaló la responsable de la agencia de la ONU para el medio ambiente.
La directora general del Programa de la ONU para el Medio Ambiente (PNUMA), Inger Anderson, durante su participación en la COP29 que se desarrolla en Bakú (Azerbaiyán), alertó que las emisiones de metano deben disminuir rápidamente para tener alguna posibilidad de controlar el calentamiento global.
Estas declaraciones se dan luego de que un nuevo informe de la ONU revelara que un sistema sofisticado que detecta fugas significativas de metano ha enviado 1200 notificaciones a gobiernos y empresas en los últimos dos años, pero solo el 1 % de esas alertas ha recibido respuesta.
“Tenemos un sistema probado que identifica fugas importantes para que puedan detenerse rápidamente, a menudo con reparaciones simples. Estamos hablando literalmente de apretar los tornillos con más fuerza en algunos casos”, explicó Anderson al presentar el informe, que destaca las alertas de columnas de metano del Sistema de Alerta y Respuesta al Metano (MARS).
El daño del metano
Según el PNUMA, las emisiones de metano causadas por la actividad humana son responsables de aproximadamente un tercio del calentamiento actual del planeta. Reducir estas emisiones, agrega el organismo, es la forma más rápida y rentable de frenar el calentamiento global en el corto plazo y es esencial para evitar daños climáticos críticos.
Tres industrias representan la mayor parte del metano causado por los humanos: la agricultura, los desechos y los combustibles fósiles. La minería del carbón contribuye con el 12 % de las emisiones en la industria de los combustibles fósiles, mientras que la extracción, procesamiento y distribución de petróleo y gas representan el 23 %.
Alrededor del 20 % de las emisiones de metano en el sector de los desechos provienen de aguas residuales y vertederos. Por último, alrededor del 32 % de las emisiones del sector agrícola son producidas por el pastoreo y el estiércol, mientras que otro 8 % proviene del cultivo de arroz.
En la actualidad, hay aproximadamente 2.5 veces más metano en la atmósfera que durante la era preindustrial y las emisiones han aumentado en los últimos años, según datos de la Organización Meteorológica Mundial (OMM).
¿Cómo podemos reducir el metano?
PNUMA indica que, si bien el metano se considera un “gas de efecto invernadero agresivo”, en realidad es más fácil de reducir que el dióxido de carbono o CO2, el gas que atrapa el calor más conocido, porque el metano tiene una vida más corta en la atmósfera.
El Observatorio Internacional de Emisiones de Metano dirigido por el PNUMA y el sistema de alta tecnología MARS utilizan inteligencia artificial y datos satelitales para detectar liberaciones de gas y ayudar a la industria y a los países a identificar y reducir las grandes emisiones de metano.
“Los gobiernos y las empresas de petróleo y gas deben dejar de hablar sobre este desafío cuando las respuestas están frente a sus narices”, insistió Inger Anderson.
En cambio, agregó Anderson, deberían reconocer la importante oportunidad que se presenta “y empezar a responder a las alertas tapando las fugas que están arrojando metano a la atmósfera, que calienta el clima. Las herramientas están listas, los objetivos están fijados: ahora es el momento de actuar”.
El informe cita ejemplos de países y empresas que han respondido, lo que demuestra el valor de las soluciones basadas en datos como los que produce el MARS.
En 2024, el Observatorio Internacional de Emisiones de Metano verificó las medidas para reducir las emisiones de las fugas importantes en Azerbaiyán y Estados Unidos.
En Argelia y Nigeria, las notificaciones y la participación del MARS dieron lugar a medidas directas de los gobiernos y las empresas de petróleo y gas para abordar las grandes fugas de metano. El PNUMA indicó que, en el caso de Nigeria, una fuga de seis meses emitió el metano equivalente a 400 mil autos circulando durante un año y se pudo reparar en menos de dos semanas simplemente sustituyendo el equipo defectuoso.
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