Escribe Marc Dourojeanni | Profesor Emérito de la Universidad Agraria La Molina
El 6 de septiembre de 2019 se reunieron, en Leticia (Colombia), los jefes de Estado o sus representantes de Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Guyana y Perú para discutir la situación de la Amazonía con referencia a los fuegos que la asolan y a la supuesta intención de afectar su soberanía[i]. Con buena voluntad suscribieron el llamado Pacto de Leticia por la Amazonía que contiene 16 propósitos[ii]. Lamentablemente, la lectura del comunicado revela ser apenas un poco más de lo mismo. Perdieron la oportunidad de mostrar la intención de estudiar y adoptar algunas medidas “simples” pero contundentes que no fueron siquiera discutidas y que son las que en el medio plazo harían una verdadera diferencia a favor de la Amazonía, de sus pueblos y de los que dependen de ella.
Esas medidas serían resultado de la discusión de las respuestas a preguntas verdaderamente importantes que, de haber sido planteadas, podrían convertirse en propósitos de acción en cada uno de los países amazónicos. Esas preguntas, pensadas con especial referencia al Perú, pero en gran medida válidas para toda la Amazonía, son:
1. Es sabido que, en el Perú como en toda la Amazonía andina, cada año se aprovecha para la producción agropecuaria apenas una fracción -en general menos del 20%- de la tierra ya deforestada y habilitada. Entonces, vale preguntar:
¿Por qué se permite y, peor, por qué se estimula la expansión de la frontera agropecuaria? ¿No sería mejor evitar el crecimiento de la frontera agropecuaria?
¿Acaso no sería más apropiado consolidar el desarrollo agropecuario en la tierra ya deforestada, ocupada y que ya tiene algunos servicios públicos?
¡Es obvio que la prioridad absoluta debe ser para usar toda o la mayor parte de esa tierra habilitada -deforestada y servida por carreteras- que está actualmente improductiva!
2. Si es bien conocido que especialmente en la Sierra existe un significativo potencial de tierras desaprovechadas, lo que a su vez genera flujo migratorio de esa región que contribuye mucho a la deforestación de bosques amazónicos:
¿Qué motivo existe para no invertir más en la habilitación, rehabilitación y aumento de la productividad en tierras de la Sierra -por ejemplo, andenes y manejo de pastizales- para limitar la migración hacía la Selva?
¡Es igualmente evidente que se puede expandir el área agrícola y producir mucho más, tanto en Costa como en Sierra! ¡Basta brindar asistencia técnica y financiera y mejor infraestructura social!
3. Si está demostrado que la productividad agropecuaria actual en la Amazonía es, en promedio, inferior al 15% de su verdadero potencial si se usara tecnología simple, disponible y accesible, toca preguntar:
¿Acaso los gobiernos no deberían promover el aumento de la productividad en lugar de construir o fomentar la construcción de carreteras cuya finalidad es expandir la frontera agropecuaria?[iii]
¿Por qué no crear servicios eficientes de investigación y extensión agropecuaria y forestal, incluyendo financiamiento, para la tecnificación y elevación de la producción en las áreas agropecuarias ya deforestadas?
¡Es evidente que dando apoyo técnico y financiero a los agricultores que se encuentran en zonas ya deforestadas se puede aumentar varias veces la producción sin deforestar una sola hectárea a más! ¡En el Perú ya no existe ningún servicio de extensión agrícola ni de crédito rural supervisado!
4. Si ha sido demostrado hasta la saciedad que gran parte de los fuegos amazónicos son consecuencia directa e indirecta de la deforestación que a su vez es consecuencia directa de la construcción de carretera atravesando bosques naturales…
Si se sabe que el mayor obstáculo para el desarrollo de la actividad agropecuaria en la Amazonía es el elevado costo del flete, en gran parte causado por la falta de vías de comunicación transitables todo el año, entonces:
¿Por qué los gobernantes no proponen declarar una moratoria -por ejemplo, diez años- de construcción carreteras dentro de bosques naturales?
¿Por qué en lugar de construir carreteras nuevas no se incentiva más y más enérgicamente la construcción o mejoramiento de hidrovías y puertos fluviales en los grandes ríos de la Amazonía?
¿Por qué no se invierte pesadamente en mejorar las carreteras existentes en lugares ya deforestados y en su conexión con los centros de consumo, en lugar de abrir más carreteras que luego se descuidan?
¡Haciendo eso no se crea gran trastorno social y, en cambio, se conseguiría el respaldo político de los millones de agricultores abandonados en tierras que ya tienen carreteras y que reclaman por asistencia y transporte efectivo!
5. Si todos admiten, y la ley manda, que los bosques naturales deben ser preservados, pregunto:
¿Por qué el Gobierno continúa otorgando títulos y derechos sobre tierras cubiertas de bosques naturales para fines agropecuarios?
¿Por qué el Gobierno no declara una moratoria -10 años, por ejemplo- de otorgamiento de títulos y derechos de uso agropecuario de la tierra que impliquen deforestación de bosques naturales?
¡Acelerar el proceso de titulación y regularización de la propiedad en la Selva y, mientras tanto, paralizar o frenar la otorga de títulos sobre tierras cubiertas de bosques es viable… y es puro sentido común!
6. Considerando que el Perú, a pesar de la explotación salvaje de sus bosques, no se abastece de productos forestales -los que debe importar-, además la mayor parte de la tierra ya deforestada en la Selva es de aptitud forestal y está sin uso:
¿Por qué el gobierno no promociona seriamente las plantaciones forestales productivas[iv], que podrían suplir la madera que el país necesita y que aprovecharían y protegerían tanta tierra improductiva?
¡Es evidente que la reforestación industrial de tierras ya deforestadas y degradadas o sin uso es una excelente posibilidad de desarrollo económico y empleo, pero ella, como las inversiones agropecuarias, depende de la previa titulación de las tierras!
7. Si la función primordial de los bosques naturales tropicales es la provisión de servicios ambientales esenciales, como ciclo hidrológico, almacenamiento de carbono y biodiversidad, entre otros, que son importantes para toda la humanidad[v]:
¿Por qué los gobiernos de los países amazónicos no son más enfáticos y duros en su lucha por recibir una compensación efectiva por la conservación de esos bosques que pueda r a los que cuidan de ellos?
¡Hablar claro, exigir el pago y establecer mecanismos para que el beneficio llegue realmente a los que cuidan el bosque, brindando garantías serias, puede ser un negocio redondo para los países amazónicos!
[Leer además ► Bolsonaro y el fuego amazónico | Por Marc Dourojeanni]
8. Si ningún país amazónico ha conseguido hacer manejo efectivo de sus bosques naturales para fines madereros, actividad dominada por la corrupción[vi] y, si en todos ellos, eso ocurre en gran parte debido al sistema de concesiones forestales, en que la responsabilidad del manejo se transfiere inadecuadamente al sector privado[vii]:
¿Por qué, como se hace con éxito en muchos países desarrollados, no se devuelve plena y directamente la responsabilidad del manejo forestal a los servicios forestales de esos países, sin perjuicio para el sector privado forestal que seguiría haciendo la extracción y el procesamiento?
¡Nada justifica mantener por más tiempo un régimen forestal que no ha dado cierto después de cinco leyes y de más de medio siglo de aplicación! ¡Los bosques naturales y sus servicios ambientales son responsabilidad del Estado, no del sector privado!
9. Si en el Perú, país dividido de sur a norte por una enorme y elevada cordillera, un 25% o más de sus tierras y de la vegetación que las cubre, especialmente en la vertiente oriental, deben ser protegidas para evitar fenómenos erosivos[viii] :
¿Por qué apenas se protege el 0,5% de los mismos bajo la condición de bosques de protección?
¿Por qué en el Perú no se adopta, como en el Brasil, una ley que declara protegidos por el solo efecto de la ley a toda la vegetación que protege las riberas de los cursos de agua y que se encuentra en pendientes extremas?
¡Hasta cuándo se tolerará que el descuido de los bosques de protección genere centenas o miles de vidas humanas y pérdidas económicas millonarias a cada año!
10. Si los indígenas amazónicos tienen derechos exclusivos sobre gran parte de la Amazonía, más de 130 millones de hectáreas apenas en Brasil y Perú y más en otros países:
¿Por qué en todos los países amazónicos ellos son el grupo social más abandonado, sin ninguna asistencia técnica y financiera para que alcancen la calidad de vida que como ciudadanos merecen y para que protejan y usen sosteniblemente sus enormes recursos?
¡No tiene sentido económico ni social dar (o devolver) a los indígenas derechos sobre grandes extensiones de tierra si no se les brinda al mismo tiempo el apoyo necesario para cuidarla y para vivir bien sobre ella!
11. Si las áreas naturales protegidas son universalmente reconocidas como la última línea de defensa para conservar el patrimonio biológico amazónico:
¿Por qué las áreas naturales protegidas no reciben más atención[ix], evitando su invasión y usos indebidos y, asimismo, sometiéndolas a un manejo efectivo?
¿Por qué los países amazónicos no formalizan la profesión de guardaparque y no les brindan un marco legal apropiado, así como estableciendo centros de capacitación adecuados?[x]
¡Ya es tiempo que las áreas naturales protegidas dejen de ser un “saludo a la bandera”! ¡Para cumplir su función requieren de inversiones que, mencionando apenas el turismo, devuelven con creces a la sociedad!
[Opinión | Los científicos y su influencia en la Amazonía]
Al comienzo del artículo se dijo que en el Pacto de Leticia se había omitido considerar medidas “simples” de verdadero provecho y la palabra simple se puso entre comillas. Es que, si bien las respuestas correctas a las preguntas enunciadas implican medidas claras y concretas, es decir simples en su concepto y enunciado, en su mayoría no lo son en su aplicación. Obviamente, muchas de ellas son políticamente complejas y de difícil implementación, pues van contra usos y costumbres antiguos y, porque, como es obvio ellas pueden afectar a algunos segmentos de la ciudadanía. No obstante, están lejos de ser imposibles, en especial si se insertan en un plan bien elaborado y consensuado, en el que se demuestra las ventajas y oportunidades nuevas que se abrirían para todos, inclusive para aquellos que puedan ser afectados o que consideren serlo.
Ninguno de los temas incluidos en las 11 preguntas formuladas en esta nota ha sido realmente considerado en el comunicado conjunto. Por ejemplo, la primera decisión habla de “valorar los bosques y la biodiversidad de la Amazonía”, pero no aprovechó para plantear una acción conjunta para que los países desarrollados paguen por los servicios ambientales que su conservación les aporta y que permita que, en vez de recibir “donaciones, cooperaciones técnicas y préstamos blandos”, los países amazónicos reciban el pago de un verdadero justiprecio por esos servicios.
Otra decisión habla promover iniciativas de conexión de ecosistemas prioritarios, los que bajo el nombre de corredores biológicos o ecológicos han sido propuestos y diseñados desde hace más de dos décadas, pero a los que ningún gobierno ha dado el menor apoyo. Peor, ninguno de los países involucrados cuida realmente bien sus áreas naturales protegidas amazónicas que son la esencia de la citada conexión.
Hay varias decisiones que hablan de hacer de cooperación regional, intercambio de información y experiencias; monitoreo, investigaciones, educación y mejoramiento de capacidades conjuntas. Todas esas 16 decisiones están en una u otra medida ya previstas desde hace décadas en la inoperante Organización del Tratado de Cooperación Amazónica (OTCA) y, por cierto, nunca fueron significativamente iniciadas. Dicho sea de paso, esa organización no funciona porque, contrariamente a la declaración, los estados involucrados nunca le han dado ninguna importancia ni presupuesto para funcionar. Lo poco que ha hecho la OTCA ha sido gracias a limosnas aportadas por los países desarrollados.
Y, claro, no sería políticamente aceptable no haber mencionado el “empoderamiento” de las mujeres que habitan la región y el fortalecimiento de las capacidades y la participación de los pueblos indígenas. Pero, en estos temas como en todos los demás, las decisiones destacan por su carácter puramente declarativo.
Es obvio que no podía esperarse de una reunión convocada a las prisas, apenas para responder a la gritería universal sobre los “incendios” amazónicos, pudiese ser discutido y, menos aún, decidido algo serio y realmente útil.
Aun así, procurando no perder el entusiasmo, cabe reiterar que la falta de cordura del presidente Bolsonaro y las confusiones sobre los fuegos amazónicos[xi], han abierto una oportunidad para que quizá, finalmente, se discutan y adopten medidas que realmente podrían evitar la destrucción de la Amazonía y sus graves consecuencias locales, regionales y mundiales.
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