Imagen referencial de nutria marina. Foto: ProDelphinus

• Un equipo conformado por los biólogos Yuri Hooker y José Pizarro realizaron una serie de recorridos entre Ventanilla y Aucallama para rastrear a las nutrias marinas que desaparecieron de Ancón tras el derrame de petróleo en la refinería La Pampilla.

Luego del derrame de petróleo sobre el mar de Ventanilla, el pasado 15 de enero, se difundieron diversos reportes de especies impactadas por el crudo. Voluntarios y vecinos registraron hallazgos de aves marinas empetroladas, mientras que desde Ancón se reportó la desaparición o muerte de una comunidad de nutrias marinas (Lontra felina) que habitaban la zona de islas y que eran frecuentemente vistas en los paseos turísticos.

Una de las primeras voces de alerta fue la del biólogo marino Yuri Hooker, quien comenzó a recorrer la zona los días posteriores al desastre. Desde sus redes sociales expresaba su preocupación por esta especie que se encuentra en la categoría “En peligro” de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), lo que quiere decir que se enfrenta a un alto riesgo de extinción en el mundo.

Hooker y José Pizarro, biólogo tacneño miembro del Grupo de especialistas de nutrias de la UICN, con el apoyo de la Sociedad Peruana de Derecho Ambiental, realizaron una serie de recorridos en febrero para conocer el estado de las nutrias marinas que rondaban entre Ancón y Ventanilla. La investigación —que ha incluido un censo de la especie desde el mar y las orillas de la playa— ha seguido el rastro de los lugares donde vivían las nutrias, donde se les halló después del derrame de petróleo y zonas posibles de refugio.

Los especialistas se encuentran preparando el análisis y los resultados de la evaluación que se difundirá en los siguientes días. Según los vecinos, señaló Pizarro, “antes del derrame, las nutrias eran bastante comunes, porque en Ancón se hacen paseos turísticos y se recorre toda la orilla. También hay reportes de algunas nutrias que han sido vistas ocasionalmente en Santa Rosa y al norte de Ancón, pero no en la proporción y la frecuencia de antes”.

 

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