Nueva vía de transmisión eléctrica amenaza áreas de conservación en Oxapampa
miércoles 25 de noviembre, 2020
- Se trata de la línea de transmisión eléctrica “Nueva Yanango – Nueva Huánuco y Subestaciones Asociadas”, que afectaría por lo menos a cuatro áreas destinadas para conservación en la región Pasco.
Escribe: Santiago Bullard
Las verdes montañas que rodean a la ciudad de Oxapampa son mucho más que un paisaje bonito. Los bosques que trepan por sus laderas, arrullados por la niebla, dan forma a una gran variedad de ecosistemas sobre los que se perfilan el nogal, las palmeras y los helechos arborescentes, y que sirven de hogar a una gran biodiversidad. Estos bosques, además, tienen un valor invaluable para los habitantes de la región, empezando porque de ellos depende en buena medida el ciclo de las fuentes de agua locales. Pero, a pesar de su riqueza y de su (a menudo velada) importancia, estos ecosistemas son muy vulnerables. De hecho, muchos de ellos se encuentran en peligro.
En enero del 2018, el consorcio Transmantaro obtuvo la aprobación del Estado para la construcción de la línea de transmisión eléctrica “Nueva Yanango – Nueva Huánuco y Subestaciones Asociadas”, cuyo objetivo es reforzar el sistema de transmisión eléctrica en el centro del país. Para lograrlo, el proyecto prevé la instalación de ocho líneas de transmisión que atravesarán los departamentos de Junín, Pasco, Huánuco y parte de Áncash. En su paso por Pasco, sin embargo, la línea afectaría por lo menos a cuatro áreas privadas destinadas a la conservación y a la restauración de los bosques nativos, y cuyos propietarios forman parte de la Red de Iniciativas de Áreas de Conservación de Oxapampa (RIACO).
“Estos ecosistemas están amenazados por muchas actividades humanas”, señala Eduardo Jackson, secretario de RIACO y propietario del fundo Bosque de Churumazú, que es una de las diez áreas destinadas a la conservación que forman parte de esta red. “Las más frecuentes, en realidad, son la tala indiscriminada y el cambio de uso del suelo para la expansión agrícola y ganadera. El problema con los grandes proyectos de infraestructura, como este de Transmantaro, es que muchas veces pasan por alto la importancia de los espacios naturales”.
Como se mencionó antes, estos bosques cuentan con una gran biodiversidad, que incluye a varias especies de plantas y animales en peligro de extinción, así como a muchas otras que son endémicas de la región. Sin embargo, Jackson insiste en que la importancia de estos bosques no debe entenderse solo en términos de biodiversidad, sino también de los servicios ecosistémicos que brindan. “De hecho, si uno monetiza estos servicios, resulta que incluso el valor económico de estos bosques es mayor que el de cualquier vía de transmisión eléctrica”, agrega.
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Áreas amenazadas
Las cuatro áreas que se verían afectadas por la construcción y las operaciones de la línea de transmisión “Nueva Yanango – Nueva Huánuco” son los fundos La Gorda, Los Abuelos, La Dama y Las Neblinas. Este último, además, ha sido reconocido oficialmente como Área de Conservación Privada (ACP) por el Estado. Pero, según un reporte elaborado por los integrantes de RIACO, ninguna de estas áreas fue incluida en el primer Estudio de Impacto Ambiental Detallado (EIA-d) del proyecto. Posteriormente, en un informe emitido el 27 de agosto de este año, el Senace señala que el proyecto “atraviesa por un Área de Conservación Privada que representa baja intervención”, en referencia al Fundo Las Neblinas.
Posteriormente, el consorcio Transmantaro presentó un EIA-d en el que sí incluía una serie de evaluaciones e inventarios realizados en el Fundo Las Neblinas. Pero Umberto Roncoroni, uno de los dos propietarios del ACP, cuestiona su validez. “El estudio tiene muchas carencias”, señala. “Por ejemplo, no hay un inventario claro de los ecosistemas vulnerables que se encuentran en la región de Oxapampa, ni tampoco se habla de la forma en que el proyecto afectaría a los otros fundos destinados a la conservación ni al Área de Conservación Regional Chontabamba – Huancabamba, que ya está en gestiones para ser declarada oficialmente”, agrega. Otra de estas carencias está relacionada con el ACP de la que él es titular: nadie fue a realizar las evaluaciones que se mencionan en el EIA-d.
“En ese EIA, los de Transmantaro afirman que se hicieron una serie de evaluaciones en Las Neblinas, pero esto no ocurrió”, afirma Roncoroni. “Nadie fue a hacer esos estudios, y a mí nunca se me pidió una aprobación para ir a hacerlos tampoco”, agrega. Además, señala que el EIA incluye una serie de especies que ni siquiera existen en la región, incluyendo al capibara o ronsoco, al jaguar y al misterioso perro de monte. Por lo que refiere a la afectación del proyecto sobre el ACP, el reporte de RIACO señala que las obras incluirían la instalación de una torre y la sobreposición de la línea de transmisión en un espacio cubierto de uno de los bosques nativos mejor conservados de la zona.
Umberto Roncoroni afirma que ya ha presentado una denuncia contra el proyecto. “El problema es que el trazado de la vía de transmisión se diseñó sin un criterio de minimización de daños”, dice. “De hecho, ni siquiera cuenta con un trazado alternativo, lo cual demuestra que no hay ningún tipo de consideración por el medio ambiente ni por los proyectos de conservación. Y eso que hay proyectos muy grandes, con fuertes fondos de inversión para la conservación”, menciona.
Pero este no sería más que el reflejo de una actitud general que, a estas alturas, ya está institucionalizada. “Esta clase de proyectos, al igual que los proyectos de ley que amenazan al medio ambiente, forman parte del sistema actual, y el sistema defiende todo esto. Ahora, con la pandemia, se aferran a la excusa de la recuperación económica para justificar toda clase de atropellos contra el medio ambiente. La pandemia, más bien, ha demostrado que estamos en un punto de quiebre, un momento en el que deberíamos pensar en un nuevo concepto de desarrollo y corregir ciertos errores. Defender la conservación no es oponerse al desarrollo del Perú, sino todo lo contrario: es plantear que existe otro modelo de desarrollo”, concluye.
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