Minería en la Amazonía está destruyendo turberas, ecosistemas claves ante el cambio climático  

  • Estudio revela que solo dos años, la minería de oro destruyó más turberas amazónicas que en las tres décadas anteriores. Las turberas son capaces de capturar siete veces más CO2 que los bosques.

viernes

14 de marzo, 2025

Foto: Diego Pérez / SPDA

En los últimos años, el avance de la minería de oro en la Amazonía ha crecido de manera exponencial, destruyendo miles de hectáreas de bosques, contaminando ríos y afectando el hábitat de diversas especies de flora y fauna. Asimismo, en diversas zonas, la actividad minera ilegal ha generado el escenario ideal para varios delitos como la trata de personas, el sicariato, el contrabando, la amenaza y ataque hacia los defensores ambientales y las poblaciones indígenas, entre otros.

A estos impactos, una investigación ha evidenciado un tema que se ha tratado muy poco: la afectación a las turberas, un ecosistema importante para la lucha contra el cambio climático. Estos lugares, según Cifor-Icraf, proveen importantes servicios ecosistémicos, como el almacenamiento de inmensas cantidades de carbono, la fijación de dióxido de carbono, una biodiversidad única, la regulación hídrica a nivel local y regional, y el suministro de medios de subsistencia y valores culturales para las poblaciones locales.

A pesar de su importancia, las turberas están siendo destruidas por la actividad minera, especialmente en Madre de Dios. Un reciente estudio en dicho departamento indica que en los dos últimos años se ha destruido tanta extensión como en las tres décadas anteriores juntas. La investigación está basada en más de 35 años de datos de satélite del programa Landsat de la NASA, que recoge la revista Environmental Research Letters.

La mayoría de las turberas amazónicas en Perú son humedales de palmeras, donde la hojarasca y las raíces en descomposición se han acumulado durante cientos de años para convertirse en profundas capas de turba.

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Extracto del estudio: «Geografía de la minería de oro en la llanura aluvial de Madre de Dios. (a) Las minas son omnipresentes a lo largo de aproximadamente 140 km de llanura aluvial. La superficie minada alcanza su máximo en dos tramos de 40 a 50 km aguas abajo de los ríos Inambari y Colorado. La región de la llanura aluvial que abarca las desembocaduras de los ríos Colorado y Tambopata abarca el 98 % de la superficie minada y el 50 % de la superficie de turberas. (b, c) Las cicatrices deforestadas resultantes de las actividades mineras son claramente visibles en las imágenes de alta resolución visualizadas a través de Google Earth. Algunas predicciones de minas (contornos blancos) parecen cubrir bosque no minado debido a que la minería es más reciente que la fecha de las imágenes de alta resolución». Foto de J. Ethan Householder. Google Earth 2020—Maxar Technologies/Airbus.

Según los investigadores, la minería ha destruido más de 550 hectáreas de turberas, liberando a la atmósfera entre 0.2 y 0.7 millones de toneladas de carbono. Más del 55 % de este daño se ha producido en los dos últimos años, superando la destrucción de todas las décadas anteriores.

La minería en turberas representa aproximadamente el 9 % de toda la actividad minera de la región amazónica peruana, pero está creciendo muy rápido. Si la tendencia continúa, la explotación de estos frágiles y vitales ecosistemas podría representar el 25 % del total en 2027.

En la actualidad ya están afectadas 63 de las 219 zonas de turberas, lo que pone en riesgo la destrucción de más de 10 mil hectáreas, que liberarían a la atmósfera hasta 14.5 millones de toneladas de CO2, el equivalente a las emisiones anuales de millones de coches, agrega el estudio.

«Para los depósitos de turba que ya conocemos, este estudio es una llamada de atención para protegerlos, si no frenamos esta destrucción, el daño a las turberas amazónicas podría ser permanente, con graves repercusiones ambientales, sociales y económicas a largo plazo», indica John Householder, geólogo del Instituto Tecnológico de Karlsruhe, Alemania, y uno de los investigadores.

Datos:

  • Según Cifor-Icraf, el Perú es uno de los países del trópico más ricos en turberas. Cuenta con ellas en sus tres regiones, con una preponderancia marcada en la Amazonía. Sus turberas.
  • Estos ecosistemas están siendo deteriorados por actividades antropogénicas que incluyen el desarrollo de infraestructura y la extracción de recursos (petróleo, minerales), y usos o prácticas no sostenibles de intensidad variable (sobrepastoreo, extracción de turba, tala de palmeras, sobrecaza) que las amenazan e incrementan su vulnerabilidad. El cambio climático también compromete su estabilidad.

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