- Manuel Milla, dirigente de la COPMAR, hace pedido a Ministerio de la Producción (Produce) ante la urgencia de regular esta práctica frente a la sobrexplotación de este recurso marino, considerado el motor económico de Marcona.
Por Cristian Díaz / cdiaz@spda.org.pe
Marcona, caleta pesquera al sur de Ica, es cuna del erizo rojo, uno de los manjares marinos más codiciados por los restaurantes de lujo en la capital. La riqueza de esta parte del mar iqueño hizo que sus pescadores se especialicen en la extracción de esta especie, además del pulpo, la lapa y el chanque. Sin embargo, conforme pasaron los años, estos recursos comenzaron a ser objeto de una pesquería descontrolada incentivada por la demanda de empresas exportadoras y el incumplimiento, por parte de los propios pescadores, de las escasas medidas de manejo disponibles para dichos recursos.
A finales de la década de 1990, los stocks de mariscos —llamados también bentónicos— en Marcona estaban a punto de desaparecer. El stock es la cantidad de la especie marina disponible para su explotación, y en aquel entonces se corría el riesgo de que la fuente de mariscos se extinga. Ante este escenario, los pescadores artesanales buscaron desarrollar una estrategia de pesca sostenible basada en modelos de cogestión de recursos pesqueros que ya se estaban implementando en países como Chile y Japón. Así, más de 16 asociaciones de pescadores artesanales se agruparon bajo un solo gremio denominado Comunidad de Pescadores Artesanales de San Juan de Marcona (COPMAR).
Debido a la poca presencia estatal en la zona, los miembros de la COPMAR establecieron autorregulaciones adicionales a las medidas oficiales vigentes (por ejemplo, vedas y tallas mínimas), como el establecimiento de cuotas o límites de captura para los mariscos que cada pescador podía extraer. En un inicio estas medidas no fueron apoyadas por el Gobierno Central y, según Manuel Milla, buzo marisquero artesanal y dirigente de la COPMAR, los pescadores recibían cartas que indicaban que no tenían la potestad para autorregular el cuidado y control de los recursos pesqueros, lo cual debía hacerse bajo la normativa vigente establecida por el Ministerio de Pesquería de aquel entonces.
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El sueño empieza a hacerse realidad
En el 2002, los miembros de la COPMAR formularon el programa de recuperación de ecosistemas acuáticos y uso sostenible de su biodiversidad, con énfasis en estrategias locales para el incremento de la productividad pesquera. Para el 2003, a través del Decreto Supremo 015-2003-PRODUCE, se constituyó una Comisión Especial que evaluaría y comprobaría su viabilidad. “Después de las reuniones de trabajo que se desarrollaron se llegó a la conclusión de que era viable y es así como, a través de los Decretos Supremos 009-2005-PRODUCE y 10-2005-PRODUCE se aprueba el Proyecto Piloto Demostrativo y se encarga su ejecución a la COPMAR”, cuenta Manuel Milla.
El Programa Piloto propuso siete objetivos específicos, alrededor de los cuales se articuló una serie de acciones estratégicas, que finalmente se consolidaron en el 2005. “Uno de nuestros objetivos fue promover organizaciones sociales de pescadores artesanales productivas y eficientes. Éramos conscientes de que teníamos que empoderarnos, pero para ello necesitábamos una herramienta legal para sentir que efectivamente éramos protagonistas y actores de nuestro desarrollo”, añade Milla.
Para continuar los esfuerzos del Programa Piloto, los pescadores de la COPMAR tenían que velar por el mejoramiento de la productividad en las zonas que tenían a su cargo. “En Marcona manejamos y tenemos muy claro que la pesquería de bentónicos (mariscos) es controlada mediante nuestros propios planes de manejo, que se dan en función del conocimiento de la ciencia e incluso de nuestros integrantes”, dice el dirigente de la COPMAR.
Gracias a los planes de manejo aplicados, el programa no solo habría logrado incrementar la calidad de vida de los pescadores artesanales, sino también asegurar la existencia de una biodiversidad sana que impulsa la economía local. “Nuestro principal orgullo es que la sociedad de Marcona entiende que somos elementos dinamizadores de la economía y que somos importantes dentro de los procesos sociales del distrito. De eso nos enorgullecemos y también de tener a cargo un programa que tiene que ver con el mantenimiento de la biodiversidad”, agrega.
La espera que desespera
Aunque ya han pasado más de 20 años y este programa es considerado una experiencia emblemática de autorregulación pesquera, sigue siendo un piloto. Los miembros de la COPMAR continúan invirtiendo tiempo y esfuerzos en un programa que aún no cuenta con un marco legal consolidado que los ampare. Al mismo ritmo, la demanda por los mariscos ha aumentado en todo el país y cada vez hay más presión sobre recursos como el choro, el chanque, la concha negra, la concha de abanico y varias especies de cangrejos y macroalgas.
“Esta propuesta (el piloto) no encaja todavía en las herramientas legales que promueve el Ministerio de la Producción. Lo que tendríamos más cercano es que se logre publicar un reglamento de ordenamiento de recursos bentónicos, que se viene trabajando ya desde aproximadamente año y medio. Se ha hecho una primera presentación a algunos pescadores en Lima hace un año, una segunda presentación en Marcona hace medio año… pero, en este momento, no sabemos bien en qué situación está”, asegura el dirigente.
Un Reglamento de Ordenamiento Pesquero es, en la actualidad, la herramienta más importante para la gestión pesquera en el Perú. Este puede incluir los regímenes de acceso, las temporadas de pesca y veda, tallas mínimas de captura, etc. De esta manera se asegura que la pesca sea sostenible en nuestro país.
En ese sentido, los pescadores artesanales de Marcona necesitan que el Ministerio de la Producción concrete una reunión con sus representantes para conocer los avances que se están realizando en materia del ROP que haría de la extracción de mariscos una actividad sostenible.
“Nosotros le pediríamos a la actual viceministra de la Producción que nos conceda una audiencia. Creo que esta reunión de trabajo es urgente y de verdad la necesitamos y la merecemos todo un grupo de pescadores que venimos trabajando casi un cuarto de siglo por hacer sostenible la pesca en el Perú y especialmente la de recursos bentónicos”, concluye Manuel Milla.
Mira la entrevista con Manuel Milla:
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