“Tarapoto es la ciudad más importante de San Martín (Perú) y por tanto sus necesidades de agua van a continuar incrementando” sentenció Walter Aguirre, representante del Centro para el Desarrollo Integral de la Selva Alta (CEDISA). El objetivo con esta experiencia es “mantener la cantidad de agua en la subcuenca del río Cumbaza e irla incrementando a largo plazo”, continuó.
Así se dio inicio al evento sobre incentivos económicos para la conservación organizado esta mañana por ICAA en el auditorio del Pabellón de Bosques de Voces por el Clima.
Según se dio a conocer, en términos sencillos estos son esquemas económicos innovadores que permiten generar ingresos para las poblaciones locales a partir de la protección de bosques, ríos o lagos. Por ejemplo, una comunidad que cuida los bosques en la parte alta de una cuenca que captan agua de lluvia y alimentan los ríos, puede beneficiarse de un pago acordado con quienes aprovechan el agua del río, en las partes bajas. Sean estas otras comunidades o incluso ciudades o empresas. Así, la conservación incrementa y “tangibiliza” sus contribuciones directas a la población local, nacional e incluso global y hace frente a modelos no sostenibles de desarrollo.
“Si la población no asume su parte de responsabilidad esto no va a funcionar. (…) Por ejemplo, la gente en Aguashiyacu ha entendido que si se quedan sin agua se quedan sin catarata, por tanto el turismo se verá afectado. Por ello, van a destinar 10% de sus ingresos al fondo para la conservación del agua. Esto se conoce como mecanismo de retribución, o como lo llamamos una inversión verde”, concluyó Aguirre.
Oportunidad verde
Casi el 50% de las emisiones en países como el Perú provienen de la deforestación convirtiendo al cambio de uso de bosques para otras actividades en la mayor causa de generación de gases de efecto invernadero y, por tanto, en la mayor amenaza al clima. Estos esquemas son respuestas concretas y directas de la población, autoridades y empresas que de manera innovadora, comprometida y respaldada por la ciencia trabajan conjuntamente para cuidar los bosques, ríos y lagos, generar ingresos importantes y cuidar nuestro clima.
Los mecanismos pueden adoptar diversas modalidades adaptadas a cada realidad, como es el caso del innovador fondo virtual implementado en Amazonas, Perú. “Es un fondo virtual, porque aquellos que han firmado se comprometen ante la opinión pública a contribuir -ordenadamente y en consenso con las comunidades- con actividades que las beneficien y ayuden a conservar los bosques. Así, los compromisos están publicados en un sitio web y en pizarras acrílicas en las propias comunidades para darle seguimiento y para lo cual la prensa ha sido convocada como garante,” señaló Mariela Leo, Representante de la Asociación Peruana para la Conservación (APECO).
Por su parte Roberto León Gómez, de Fundación Natura, narró la experiencia de su organización en el departamento de Vaupés en la Amazonía colombiana. “Trabajamos en un área de 400,000 ha con la idea de generar capacidades en las poblaciones indígenas para fortalecer el manejo de bosques y hacer frente a las amenazas, en respuesta al pedido de los propios pobladores, incluso frente a los llamados “carbón cowboys”. El objetivo nuestro es facilitar la información y conocimiento y fortalecer la gobernanza del bosque con participación de autoridades tradicionales indígenas y otras, de modo que se articule con la estrategia nacional REDD”, indicó.
Como destacó a su turno el Director General de Evaluación, Valoración, Financiamiento del Patrimonio Natural del Ministerio del Ambiente (MINAM), Roger Loyola “estas experiencias marcan un camino hacia el desarrollo sostenible”. Y es que distintas regiones de la Amazonía del Perú y Colombia están sacando la cara, sea que se promueva la conservación de bosques en Ucayali a partir de la valoración de su rol frente al cambio climático mediante el mecanismo denominado REDD+ (Reducción de emisiones por Deforestación y Degradación de bosques) o que un pueblo de las montañas de San Martín proteja sus caídas de agua en beneficio propio y de los productores de cacao u otros cultivos aguas abajo, pobladores de la Amazonía vienen dando la pauta y compartiendo sus aportes a un modelo de desarrollo sostenible, productivo, innovador y promotor de un clima seguro para todos.
Datos:
Los programas de incentivos económicos para la conservación son una alternativa que permite fomentar la conservación de los ecosistemas y ayuda a la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, regulando así el clima. Además, tiene el potencial de beneficiar a los pobladores que se encuentran en el área de influencia del programa. Existen aún pocas experiencias avanzadas de las cuales se pueda aprender.
En el evento se presentaron seis experiencias, entre las que destacan: Conservación de bosques en la cuenca del río Cumbaza, Mecanismos de retribución por servicios ecosistémicos en la cuenca del río Gera, ambos en San Martín, Perú. Así como Monitoreo de la deforestación en los bosques de Ucayali para la aplicación de REDD+ (Perú) y Creación de capacidades en cambio climático y REDD+ en comunidades indígenas del Vaupés (Colombia).
La Iniciativa para la Conservación en la Amazonía Andina (ICAA) es un programa regional de USAID en la Amazonía de Colombia, Ecuador y Perú, que tiene como objetivo la conservación del bioma amazónico y, en ese marco, trabaja promoviendo experiencias piloto para la valoración de los servicios ecosistémicos, como las presentadas.
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