Manglares de Tumbes: resguardando el mayor bosque de manglar del Perú junto a la comunidad local

  • La participación de los pescadores artesanales que realizan actividades dentro del área desde antes de su establecimiento se ha convertido en pieza clave para su conservación.
  • Las organizaciones de extractores de recursos pesqueros han firmado un acuerdo de coadministración con el Sernanp, un modelo singular en el que las comunidades locales participan directamente en la gestión del área natural protegida.

lunes

3 de marzo, 2025

Foto: Nick Torres / SPDA

Por: Frank de la Cruz / fdelacruz@spda.org.pe 

El Santuario Nacional Los Manglares de Tumbes cumple 37 años desde su creación en 1988. Cinco especies de mangle, playas, esteros de agua salada y canales de marea, un conjunto de fauna que vuela, camina y nada por el bosque, además de la riqueza cultural de los pescadores que resguardan la zona, son algunos de los atractivos del lugar. Aquí se encuentra el bosque de manglar más grande del país, que se extiende más allá de la frontera con Ecuador. 

Actualidad Ambiental recorrió el santuario para conocer más sobre el trabajo que realiza el Servicio Nacional de Áreas Protegidas por el Estado (Sernanp) en conjunto con las comunidades que residen alrededor del área y que participan activamente en su protección. 

Un modelo singular: la coadministración del ANP 

El santuario de 2972 hectáreas se ubica en la costa noroeste del Perú, en la provincia y distrito de Zarumilla, en el departamento de Tumbes. Alrededor de la zona de amortiguamiento hay comunidades que desarrollan sus actividades productivas dentro del bosque, pues este permite el aprovechamiento del cangrejo de manglar y la concha negra, principales recursos para la economía de los pescadores, quienes están en el área desde hace varias décadas. 

Al tratarse de un santuario, es un área de uso indirecto; sin embargo, el Estado reconoce aquellas actividades que se estaban realizando antes del establecimiento del ANP. Por ello se cuenta con asociaciones de extractores que aprovechan los recursos de forma amigable, sostenible y en coordinación con el Estado”, señala Juan La Rosa, jefe del Santuario Nacional Manglares de Tumbes. 

Los pescadores de Manglares se han organizado para gestionar sus actividades y seguir protegiendo el área. En 2016, crearon el Consorcio Manglares del Noroeste del Perú (Conmanope), conformado por 6 organizaciones de extractores de recursos hidrobiológicos. En 2018, Conmanope y Sernanp firmaron un acuerdo de coadministración del ANP por un periodo de 20 años. 

Nosotros sabemos que el trabajo de vigilancia y control ayuda de manera significativa a la conservación, especialmente el respeto a la veda de los dos principales recursos hidrobiológicos: la concha negra y el cangrejo de manglar”, nos dice Henrry Preciado, gerente técnico de Conmanope. 

Tanto pescadores, operadores turísticos, guardaparques y especialistas del Sernanp trabajan en conjunto para cumplir los 7 objetivos del plan maestro del área y llevar a cabo las actividades de educación ambiental, patrullaje y sensibilización. 

Además de la coadministración, como en otras ANP, las organizaciones de pescadores han firmado acuerdos de conservación con el Sernanp. Estos incluyen una cantidad máxima de ejemplares que se pueden extraer durante un día, así como periodos de veda para sus recursos. Durante las vedas, los pescadores realizan otras actividades en el santuario, como el ecoturismo.

«El turismo con participación de las comunidades pesqueras en el Santuario Nacional Los Manglares de Tumbes no solo permite diversificar los ingresos de las comunidades locales, sino que también refuerza su rol como guardianes del ecosistema. A través de experiencias auténticas y responsables, los visitantes pueden comprender la importancia de conservar este bosque único, asegurando su protección y el bienestar de quienes dependen de él», puntualiza Tito Lara, especialista en turismo del programa Gobernanza Marina de la Sociedad Peruana de Derecho Ambiental (SPDA).

El turismo, una actividad para la protección del bosque de manglares 

“Ahora trabajamos lo que es el turismo porque, hasta el 2012, simplemente nos dedicábamos a la extracción: se sacaba concha y cangrejo. Luego, el Ministerio de Cultura reconoció que la extracción de conchas es parte de nuestra cultura. De ahí nace la idea de compartirla para enseñar cómo se extraen estos recursos”, comenta Juan Carlos Gálvez, presidente de la Asociación Centro Poblado El Bendito y guía turístico del área protegida. 

El Bendito es un caserío de alrededor de 120 habitantes aledaño a la zona de amortiguamiento del santuario. Juan Carlos comenta que años atrás los cangrejos y conchas eran más abundantes, pero la población disminuyó. Debido a las medidas de recuperación puestas en marcha, deben dejar de realizar la extracción por periodos de tiempo. Por ello, el turismo se ha convertido en una opción para mantener su estabilidad económica y seguir apoyando en la conservación del santuario.  

Los recorridos turísticos se realizan en bote e incluyen paradas en miradores de fauna, donde se puede apreciar la belleza paisajística y las aves, como flamencos, cigüeñuelas y garzas. Además, incluyen demostraciones de la recolección de los recursos. 

Los recorridos en el SNLMT incluyen demostraciones de la extracción de conchas negras y cangrejos de manglar, actividades reconocidas como parte de la cultura de la comunidad. Foto: Nick Torres / SPDA

“Con la experiencia del ecoturismo podemos hacer muchas cosas que nos permiten darle valor agregado a nuestros recursos y dar a conocer lo que uno sufre y vive al extraerlos. Extraer las conchas y cangrejos no es fácil”, comenta Juan. 

La comunidad de El Bendito también ha diversificado sus actividades económicas a través de productos y servicios turísticos como platos elaborados con recursos del manglar y souvenirs con diseños inspirados en el santuario. 

El futuro del Santuario  

El contrato de coadministración se encuentra en su segundo quinquenio. Los esfuerzos de conservación impulsados por Conmanope y Sernanp mediante métodos innovadores han permitido recuperar la población de recursos y esperan que continúen dando buenos resultados. 

El uso de la biotecnología ayuda de manera significativa a recuperar las poblaciones de recursos hidrobiológicos. Antes, la densidad de conchas negras era de 0.8-0.9 por metro cuadrado. El año pasado hemos encontrado densidades de 1.2-1.4 por metro cuadrado, y de forma similar sucede con el cangrejo del manglar”, indica Henrry Preciado. 

Además, trabajan para mejorar otros servicios ecosistémicos que ofrece el santuario. Uno de estos es el carbono azul, una capacidad que tienen algunos ecosistemas marino-costeros para absorber y almacenar carbono. Los manglares tienen esta cualidad, la cual es muy importante para la mitigación del cambio climático. El “secuestro de carbono”, como lo llaman ellos, representa una gran oportunidad para el Santuario. 

“Creo que el tema de carbono azul, que ya lo hemos avanzado, va a ser la solución a problemas que tenemos, financieros, sobre todo”, señala John Puse, vicepresidente de Conmanope y extractor de cangrejo de manglar. 

Los pescadores del Santuario, además del acuerdo de coadministración, también han firmado acuerdos de conservación para la sostenibilidad de sus recursos y la protección de los manglares. Foto: Nick Torres / SPDA

Para los miembros del Conmanope, la participación en las actividades de vigilancia y control, investigaciones y uso de biotecnología para repoblar y liberar los recursos ha generado unidad en los pescadores, quienes ven en la conservación del santuario una oportunidad para su desarrollo. 

El hecho de conservar este importante ecosistema les permite a ellos conocer que pueden conservar el ANP y obtener un beneficio económico a partir de la conservación”, sostiene Preciado. 

La comunidad que protege el bosque de manglar espera que quienes visiten el ANP conozcan su trabajo y su esfuerzo por conservarlo, además de su cultura y la importancia de conservar la biodiversidad en favor del desarrollo sostenible, como señala Puse, quien el año pasado participó de la COP 16 desarrollada en Cali para presentar la experiencia de los pescadores tumbesinos ante el mundo. 

“El manglar es fuente de vida, muy aparte de ser un paraíso, nos da el sustento a todos nosotros y nos lleva a hacer grandes cosas. […] Tenemos dos objetivos: apoyar a la conservación y mejorar la calidad de vida de los usuarios, no podemos hablar de conservación si no hay beneficio para los usuarios, es nuestro mensaje”, puntualiza.  

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