El Centro Amazónico de Educación Ambiental e Investigación (ACEER), promueve en Puerto Maldonado el cuidado del ambiente a través de actividades lúdicas con estudiantes y capacitaciones a docentes.
Escribe Katherine Bless / kbless@spda.org.pe
La Amazonía es considerada el pulmón de Sudamérica, debido a que ocupa el 40% de todo el territorio. Sin embargo, pese a su importancia para flora, fauna y los seres humanos, este lugar es afectado por distintas actividades ilegales como la deforestación, minería y contaminación de los ríos.
Ante esta situación, el Centro Amazónico de Educación Ambiental e Investigación (ACEER por sus siglas en inglés), desarrolla desde el 2006 el proyecto educativo “Jugando y aprendiendo con la casita de títeres” a través de su programa «¡AMIGOS!», en Madre de Dios.
Raquel Condori, Coordinadora de Proyectos Educativos – Primaria en ACEER, indica que a través de este proyecto se busca desarrollar la concientización de los niños y niñas de las diferentes instituciones educativas del nivel primaria de Puerto Maldonado y comunidades aledañas, orientado a la conservación del bosque húmedo tropical amazónico y su biodiversidad.
“Una de las ideas principales por el que surge este proyecto es por la problemática ambiental que existe en la zona. Se practica mucho lo que es la actividad ilegal minera, se contamina el agua, entre otros, que no solo hacen daño a nuestra biodiversidad, sino también a nosotros”, comenta Condori.
Educando con títeres
El programa se da a través de la concientización y el cambio de los malos hábitos que dañan los ecosistemas. Esto se logra con la implementación de actividades lúdicas como el show de títeres que, a través de narraciones entretenidas, expresan situaciones cotidianas relacionadas a los problemas que enfrenta la Amazonía.
“A través de los títeres, los niños y niñas, quiénes se encuentran en el sexto grado de primaria, pueden dialogar y conversar acerca de distintos temas, relatar experiencias propias o imaginarias, recrear situaciones que han escuchado narrar, manifestar con mayor libertad sentimientos temores emociones estados de ánimo, etc”, indica la especialista.
Las actividades que se desarrollan se resumen en tres encuentros. El Primer Encuentro (PE) es de motivación y se realiza en el aula mediante una sesión de aprendizaje; el Segundo Encuentro (SE) es la salida de campo, que culmina con la presentación de títeres y la entrega de cuentos para colorear; y el Tercer Encuentro (TE) es la evaluación y retroalimentación de lo aprendido en los dos encuentros anteriores.
Experiencias
Lucio Porcel Esquivel es docente del nivel primario, graduado del Instituto Superior Pedagógico Nuestra Señora del Rosario, de Puerto Maldonado. Actualmente trabaja en la institución educativa José Carlos Mariátegui del centro poblado Santa Rosa, a 140 km de la capital de Madre de Dios. Tiene ya 32 años al servicio de la educación y ha sido reconocido en el año 2000 como “El Maestro del Año” por el Gobierno Regional debido a su experiencia y logros en las aulas.
Su primera experiencia con ACEER fue en el año 2015, cuando empezaron a realizarse estos proyectos en dicha localidad. Sobre esta experiencia, Lucio manifiesta:
“ACEER me ayudó en mi cambio de actitud frente a la naturaleza y los recursos naturales de mi región. He aprendido a reconocer y valorar la importancia real del ambiente, a través de la educación ambiental. En los cursos me impactaron las experiencias de capacitación y enseñanza. Aprendí a valorar y respetar a los animales, incluyendo los más diminutos, ya que ellos son los agentes del equilibrio ecológico. Compartí estas experiencias con mis colegas y, lo más importante, esto me sirvió para transmitir los conocimientos y experiencias a mis estudiantes a través de proyectos de investigación, quienes tomaron conciencia sobre la importancia del medio ambiente.”
María Asunción Aguilar Gallegos es profesora del nivel primario. Ha participado en el proyecto “Jugando y aprendiendo con la casita de títeres” y también en dos cursos de capacitación intensiva de campo (2015, 2016). Esta interacción con investigadores y la experiencia en campo influyó positivamente en su desarrollo profesional.
Actualmente ha terminado de estudiar una maestría en Psicología de la Educación y su tema de tesis tiene que ver con la conservación ambiental, y logró graduarse. «ACEER me ha motivado a seguir adelante y a ser firme en sus convicciones», comenta.
Paul Erik Portocarrero Cachique fue voluntario del centro en el 2016. Es egresado de la carrera de Ingeniería Forestal y Medio Ambiente de la Universidad Nacional Amazónica de Madre de Dios (UNAMAD). Ya había trabajado fomentando el conocimiento y la conservación de los bosques en niños y niñas del nivel inicial, y aún así su experiencia en ACEER fue bastante enriquecedora.
“Al participar en los proyectos, pude darme cuenta de las cualidades que debe tener un voluntario ambiental, como son: el entusiasmo, el trabajo en equipo, el compromiso, la responsabilidad, la empatía, la actitud de servicio y la perseverancia para lograr el cuidado y mejora de nuestro entorno de tal manera que permita la socialización, la adopción de hábitos saludables y la identidad de nuestros orígenes para que sean transmitidas a las generaciones futuras”, resalta.
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