Loreto: falta de acceso a la energía en comunidades limita el derecho a la salud y educación
- Un proyecto de electrificación rural con energía fotovoltaica en Bretaña, una localidad de Loreto, busca acabar con la dependencia de combustibles fósiles, pero enfrenta serios desafíos aún no resueltos, y esto está perjudicando a la población.
jueves 12 de diciembre, 2024
Por Paul Tuesta*
Clever Vásquez, habitante de Bretaña, una localidad enclavada en la región amazónica de Loreto, en Perú, vive las contradicciones de una política bien intencionada pero insuficiente: la electrificación rural en la Amazonía. “Ahora los paneles solo dan luz (para iluminar), pero no [energía] para aparatos como congeladoras, lavadoras o cualquier artefacto que requiera más potencia”, dice.
Su testimonio refleja una problemática común en muchas comunidades amazónicas de Perú: la pobreza energética. En estas zonas, el suministro eléctrico no alcanza para cubrir necesidades básicas como la refrigeración de alimentos o la conectividad. De esa forma se limitan los derechos esenciales como la salud y la educación.
El caso de Bretaña es emblemático. Se ubica cerca de un lote petrolero, el Lote 95, administrado por la empresa de capitales canadienses PetroTal. Hasta 2022, los más de 3 mil habitantes de la localidad tenían acceso a apenas tres o cuatro horas de electricidad al día, generada por motores a base, precisamente, de hidrocarburos.
En un intento por mejorar esta situación, en 2019 se aprobó el proyecto “Mejoramiento del servicio de electricidad con sistema de generación diésel a través de un sistema centralizado de generación fotovoltaica”, cuya ejecución comenzó en abril de 2022. La iniciativa busca instalar una planta fotovoltaica aislada con capacidad de generación de 697.68 kWp (kilovatios pico), suficiente, en teoría, para cubrir la demanda de Bretaña.
Sin embargo, la realidad es más difícil. Durante el día, los paneles solares suministran energía, pero en las noches la localidad aún depende del sistema diésel. “En la noche nos ponen la luz del motor, y en el día, los paneles solares; así está funcionando”, comenta Roberto Tafur Shupingagua, presidente de la Federación de Comunidades Nativas de Tapiche-Blanco.
A pesar de los avances, las limitaciones persisten. Como señala Vásquez, las necesidades de la población superan lo que la planta puede ofrecer. Dos factores explican este desfase: el constante crecimiento demográfico y la limitada capacidad de la planta solar, insuficiente para abastecer una comunidad en expansión.
Crecimiento inesperado y energía insuficiente en Bretaña
Bretaña se caracteriza por una economía basada en la pesca, la recolección, la agricultura y la crianza de animales. Algunas oportunidades laborales adicionales provienen de la Reserva Nacional Pacaya Samiria y de empleos rotativos en la empresa PetroTal. En este contexto, la electrificación se ha convertido en una alternativa más de desarrollo que no se ha cumplido del todo.
Para contrarrestar esto, el 22 de noviembre de 2019, el proyecto “Mejoramiento del servicio de electricidad con sistema de generación diésel a través de un sistema centralizado de generación fotovoltaica” fue declarado viable por el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF). Su objetivo principal era garantizar un suministro eléctrico seguro las 24 horas del día, utilizando paneles solares para reducir el uso de combustibles fósiles.
El contrato se firmó el 28 de marzo de 2022, entre la Dirección General de Electrificación Rural y el Consorcio Eléctrico Bretaña, conformado por Soluciones en Control Industrial y de Procesos SAC (60 %) y J.P Contratistas Generales (40 %). Esto por un monto de 10 879 113 soles (2 940 300 dólares americanos en promedio).
Según las especificaciones técnicas del proyecto, las expectativas de la población de Bretaña son que se puedan cubrir sus necesidades de iluminación, comunicación y conservación de alimentos, así como fomentar actividades productivas y el emprendimiento local a través de la energía eléctrica. En teoría, este proyecto debería apoyar en ese sentido, pero en la práctica aún esas expectativas siguen irresueltas.
Antes de esta iniciativa, la electricidad en Bretaña dependía de una central térmica operada por la Municipalidad Distrital de Bretaña, con un servicio limitado de 6:00 p. m. a 10:00 p. m.
Arnulfo Tafur Navarro, ex alcalde de Puinahua (2019 – 2022) —distrito donde se encuentra la localidad de Bretaña— detalla los altos costos de la energía eléctrica por medio de diésel en esa localidad.
«Cuatro horas [de electricidad] he dejado yo ininterrumpidamente. Porque en el presupuesto teníamos un canon de 250 mil soles al año [67 567 dólares en promedio]- Yo mantenía con 17 mil soles [mensual] la corriente y cobrábamos solamente 3 mil, 4 mil [soles mensuales], el resto lo subsidiábamos con la municipalidad», menciona la ex autoridad.
Pero este sistema resultaba insostenible debido a los altos costos operativos y a la gran generación de gases de efecto invernadero, que es una consecuencia de este tipo de energía eléctrica y que causan el cambio climático.
Debido a esto se optó por la instalación de una planta fotovoltaica aislada con capacidad de 697.68 kWp —es decir, la potencia máxima que puede generar un panel con la mayor cantidad de energía solar disponible— diseñada para beneficiar a 1648 personas, como consta en las especificaciones iniciales del proyecto antes mencionado.
Sin embargo, las proyecciones iniciales subestimaron el crecimiento demográfico de la localidad. En el Censo de 2017, según el Directorio de Centros Poblados del Instituto Nacional de Estadística e Informática, Bretaña tenía 1.686 habitantes; hoy, de acuerdo a datos más recientes de esa misma institución, su población supera los 3.500. Esta discrepancia ha sobrepasado la capacidad de la planta, que no puede cubrir la creciente demanda energética.
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