La resistencia indígena amazónica tiene rostro de mujer
- Frente al avance de amenazas al territorio y la pérdida de la cultura de sus pueblos, Zoila Ochoa y Dana Gaviota Tello, lideran iniciativas que han logrado la revitalización de sus lenguas originarias.
- Ella encabezan luchas por igualdad de oportunidades y la erradicación de la violencia contra las mujeres. “Que cambie para mejor la situación de las mujeres indígenas en el Perú. Es muy complicado, pero no imposible”, señala Zoila.
sábado
8 de marzo, 2025

Zoila Ochoa, la lideresa Murui que lucha para que su lengua y cultura sobrevivan. Foto: Sebastian Castañeda / El País
Por Angela Rodriguez
Hace casi 40 años, la lideresa Murui Buue Zoila Ochoa se convertía en la primera mujer en asumir un cargo dirigencial en la comunidad nativa Centro Arenal, ubicada a una hora de la ciudad de Iquitos, por el río Amazonas. Pocos años después, ella logró ser elegida teniente municipal, pero su pareja se molestó y le pidió renunciar. “Yo voy a seguir teniendo el cargo”, fue su respuesta y así lo hizo. Años después fue presidenta comunal, llegó a la directiva de su federación y luego a la de la Asociación Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana (Aidesep), la organización nacional que representa a los pueblos indígenas en Perú.
Aunque liderazgos como el de Zoila han roto brechas para que hoy cada vez más mujeres indígenas logren que se reconozca su participación política, el camino a la equidad aún presenta muchos desafíos. En el Perú, las mujeres indígenas representan el 51 % de la población indígena, según el censo nacional del 2017. Sin embargo, el 81.2 % de ellas no accede a educación superior, el 64 % no llega a la secundaria y menos del 50 % cuenta con educación primaria. Por esto, el acceso a la educación para las niñas de su pueblo es una de las luchas de Zoila Ochoa. “Porque la educación nos hace libres”, sentencia la lideresa Murui.
Actualmente Zoila Ochoa, además de continuar liderando la defensa de los derechos territoriales y ambientales de su comunidad, es una de las responsables de que la lengua Murui Buue no haya desaparecido. “En el 2000 nuestra lengua y cultura estaban a punto de desaparecer”, recuerda. La presencia de personas no indígenas en la comunidad que proponían deje de ser reconocida como indígena y pase a ser campesina, motivó a que Arturo Garay, tío de Zoila, y ella iniciaran una escuela en la que enseñaban sus danzas, costumbres, canciones y, por supuesto, su lengua nativa.
En otro extremo de Loreto, en la ciudad de Nauta, a orillas del río Marañón, creció Dana Gaviota Tello, que fue una de las protagonistas del Kumbarikira, un rap cantado en lengua kukama lanzado en 2013 con un entretenido videoclip que pretendía hacer incidencia y “conectar con otras personas, crear lazos y encontrar a más personas que tenían los mismos sentires”, cuenta Dana.
Hoy, Dana continúa apostando por la música, la radio y espacios de encuentro entre mujeres kukamas, como una forma de resistencia comunitaria ante la violencia a la que se enfrentan y una manera de luchar por los derechos de su pueblo. Ella participa de iniciativas como Mamás del Río, un proyecto enfocado en la salud sexual y reproductiva de las mujeres.

Dana Gaviota, una jóven lideresa que lucha por las voces kukamas.
“No había gente hablando kukama”
Como pasaba con el pueblo de Zoila Ochoa, las costumbres y lengua del pueblo kukama-kukamiria, al que pertenece Dana Gaviota, estaban perdiéndose. A comienzos del milenio, cada vez menos personas hablaban la lengua kukama, muchos se negaban a aprender “por lo doloroso de nuestra historia, miedo y vergüenza”. “La gente rechazaba ser kukama”, recuerda Dana.
Con nueve años, Dana ya participaba de un programa radial de cuentacuentos en radio Ucamara. También ingresó a la escuela Ikuari, un proyecto de la radio para revitalizar la lengua kukama. “Aprendíamos canciones, historias de nuestro pueblo. Para mí era como si una parte de mía se estuviera descubriendo por fin”.
Siendo aún una niña, empezó a sentir una fuerte preocupación por la pérdida de su lengua y cultura, y encontró en la música una herramienta para expresar ese sentir y hacer que su mensaje llegue a más personas. “Yo creo que la música me ha permitido hablar de estos recuerdos y estas luchas que muchas veces son violentas y tristes, creo que la música nos ayuda a darle un nuevo rostro a nuestra resistencia. Detrás de cada canción hay todo un proceso, detrás de cada canción de tres o cuatro minutos hay meses o años de reflexiones”, recalca Dana.
Avances
La discriminación hacia los pueblos indígenas amazónicos sigue siendo una problemática latente “y creo que se ha vuelto más violenta”, se lamenta Dana Gaviota. “Ahora, a mis 25 años, puedo ver que esta violencia es también a nivel político y nacional con las decisiones que toma el Estado, que muchas veces van en contra de nuestros pueblos y de la Amazonía. Siento que cada vez es más descarada la violencia y eso me preocupa”.
Pero hay avances que permiten a los pueblos resistir. “Yo creo que hemos dado varios pasos desde diversos aspectos y espacios con el tema de la revitalización de nuestra cultura, son pasos importantes que de alguna forma nos reconfortan frente a la violencia que enfrentamos ahora. El pueblo kukama ha podido ver cambios sobre en el hecho de que ahora las personas kukamas se aceptan como tal o aceptan sus raíces, esto nos permite hacer conexiones, articularnos”, reflexiona Dana.
Las luchas continúan
Como explica Dana Gaviota, la presión sobre los territorios amazónicos se incrementa. Según datos registrado entre 2001 y 2018, 36 millones de hectáreas, que corresponde al 5.5 % de la selva amazónica, se encuentran bajo algún tipo de degradación. Cada año, los informes sobre deforestación son más alarmantes. La minería de oro, tala ilegal, invasiones, entre otras amenazas ponen en peligro los bosques y la vida de los pueblos que viven en la Amazonía.
La comunidad Centro Arenal, con Zoila Ochoa como una de sus lideresas, resiste frente a estas amenazas. “Ahora nos enfrentamos a otras amenazas, como las invasiones a consecuencia de las carreteras que el Estado hace sin consultarnos. Frente a esto como comunidad resistimos protegiendo nuestro territorio, luchamos por la vía legal”, señala Zoila e indica que su comunidad siempre está dispuesta a dialogar con el Estado y esperan ser escuchados.
Ser mujer indígena
Además de luchar por los derechos de sus pueblos. Zoila Ochoa y Dana Gaviota Tello encabezan luchas por los derechos de las mujeres indígenas, para quienes consideran aún faltan muchas oportunidades si se quiere hablar de equidad.
“Hace poco estuve en un encuentro transfronterizo de mujeres kukamas y también estuve en un espacio de encuentro con las kukamas del Marañón viendo temas de salud de las mujeres durante la época del embarazo. Y he podido ver como generación tras generación ha habido una carga de género muy fuerte”, comenta Dana.
Ella explica que hay un tema de violencias históricas con las que las mujeres indígenas cargan. Por ejemplo, los abusos que se cometieron contras ellas en la fiebre del caucho, una época de genocidio para los pueblos indígenas de la Amazonía. Pero, también, agrega, las mujeres indígenas cargan con imposiciones sobre sus roles.
Zoila explica cómo, si bien ya se les permite a las mujeres indígenas asumir cargos dirigenciales y participar de espacios políticos, sus condiciones no son las mismas que las de sus contrapartes hombres. “Los hombres pueden andar libres, en cambio las lideresas además de hacer su trabajo tienen que cuidar de sus hijos, siempre tienen esa obligación”.
Otra carga a la que se enfrentan las mujeres indígenas es a la violencia que se comete en contra del territorio. “El territorio es también una extensión de nuestros cuerpos. La chacra es una extensión del cuerpo de las mujeres, porque es donde sembramos el alimento que damos a los hijos, entonces hay un vinculo importante”. Cuando se violenta el territorio, es una violencia que repercute en las mujeres.
El rol del Estado
Zoila y Dana consideran que hacen falta oportunidades para las mujeres indígenas. “Para que las mujeres indígenas podamos estudiar y seguir nuestros sueños”. Pero también, que hacen falta espacios de encuentro en el que puedan conocerse y reconocerse, aprender sobre sus derechos y visibilizar las violencias que las atraviesan.
“Tenemos mucha preocupación por la violencia de género que existe, hay muchos intentos de feminicidio y feminicidios en nuestras comunidades de los que no se hablan, la gente no reacciona y el Estado menos”, sentencia Dana Gaviota Tello.
Frente a esto, ella está convencida de que la clave está en la educación con enfoque de género. “De estos temas no se habla en los colegios o son mencionados de forma muy general, cuando este debería ser un espacio de concientización sobre la violencia de género”.
Zoila también cree que esta es la respuesta. “las mujeres tenemos que aprender nuestros derechos, conocerlos. También hay que hacer mucha sensibilización con los hombres, se debe capacitar a hombres y mujeres, para que todos aprendamos los derechos”.
Debe estar conectado para enviar un comentario.