Un reciente artículo de la periodista Bárbara Fraser para Mongabay.com, resalta la oportunidad económica y sostenible que ha encontrado un grupo de habitantes de la región Madre de Dios en la cosecha de castaña y su procesamiento.
Esta actividad, realizada dentro de la Reserva Nacional Tambopata, ha permitido brindar recursos a más de cien familias que año tras año recogen, separan y procesan este fruto que nace en árboles gigantes que pueden superar los 30 metros de altura.
Entre las personas que han encontrado en la castaña su modo de vida, está la bióloga Sofía Rubio, quien ha incursionado en la venta de productos derivados de esta fruta. Ella, a través de su marca Shiwi, vende productos como aceite, crema de labios y diversos dulces que tienen gran demanda.
La recolección, realizada entre febrero y marzo de cada año, requiere esfuerzo y trabajo sacrificado porque implica caminar largos trechos y llevar consigo la fruta en las espaldas. La Asociación de Castañeros de la Reserva Nacional Tambopata (ASCART), decidió crear dicha organización para realizar mejor sus faenas y, además, porque se dieron cuenta de que si juntaban lo que todos habían recolectado, podían pedir mejores precios por el producto.
La actividad castañera nació luego del auge del caucho, sin embargo, corre peligro constante debido a la expansión de la minería ilegal. La Reserva Nacional Tambopata, por ejemplo, sufre esta amenaza en su propia zona de amortiguamiento, especialmente en el sector denominado como La Pampa, donde miles de mineros ilegales han invadido los terrenos, han deforestado cientos de hectáreas y están contaminando la tierra y el agua.
Otra de las amenazas es la falta de ordenamiento territorial. Según el artículo, un constante problema es la superposición de territorios debido a concesiones otorgadas por diferentes ministerios que no coordinaron. Por ejemplo, una concesión de castaña puede compartir terreno con una de minería, u otra de ecoturismo.
Si bien hasta ahora los castañeros de la Reserva Nacional Tambopata incrementan sus ventas, existen otros problemas que no se han resuelto en la zona. Por ejemplo, el tema de seguridad. Hace poco, la asociación fue asaltada por un grupo armado que se llevó una buena parte de su producción.
Pero ello no los detiene. La bióloga Sofía Rubio opina que los castañeros deben lanzarse más allá y apostar por darle a la castaña un valor agregado. Si bien la materia prima es muy requerida, los productos hechos en la misma zona pueden darle un mayor valor y, por ende, un mejor ingreso a las familias que viven sin afectar nuestra Amazonía.
__________________
Fotos: Monbagay.com
Comments are closed here.