- Debido a su atractivo, los cactus tienen gran demanda y son comercializados sin control. Asimismo, sufren otras amenazas como el cambio del uso del suelo, agricultura industrial, extracción de minerales, entre otras.
Las cactáceas son conocidas en conjunto como cactus, son plantas suculentas originarias de América. El Perú, junto a Bolivia, forma la segunda región más diversa de cactáceas, después de México y los Estados Unidos.
Estas plantas se distribuyen desde escasos metros a nivel del mar hasta superar los 4 mil metros de altitud y cumplen un rol fundamental, en especial, en ecosistemas áridos, al proveer refugio y alimentos para la vida silvestre.
Sus flores y formas variadas son muy apreciadas por los cultivadores alrededor del mundo, razón por la cual genera una gran demanda a escala mundial. Muchas de estas especies son explotadas comercialmente sin un control efectivo, además de ser afectadas por el cambio de uso de suelos y el cambio climático. Por esta razón, su comercio se encuentra regulado por la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestre (CITES) y por legislación nacional para flora amenazada.
Las adaptaciones de los cactus a diversos ambientes de accidentada topografía, temperaturas extremas y escasos recursos les confieren a algunas especies una distribución restringida y crecimiento lento, además, sus poblaciones se han reducido a lo largo del tiempo por el cambio de uso de suelo: urbanizaciones, agricultura intensiva, extracción de minerales, entre otros.
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Conservación de las más vulnerables
Un grupo de investigadores de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM) propone implementar diversas estrategias que permitan promover y conservar las especies de cactáceas oriundas del país, en especial las que se encuentran en peligro de extinción.
Según informó la Agencia Andina, en el estudio se advierte que la distribución de algunas especies de cactus es muy restringida (extensión pequeña) y por ello se presume su alto riesgo de extinción, al ser susceptibles de pérdida de diversidad genética, un factor básico para la supervivencia por adaptación de las especies.
La iniciativa de la UNMSM, que cuenta con el apoyo de Concytec y del Banco Mundial, inició con la obtención de información de línea base para identificar aquellas especies más susceptibles, de acuerdo a sus características y distribución. Asimismo, se realizaron visitas a campo en diferentes regiones del Perú para evaluar el estado de conservación de las poblaciones y colectar semillas para su propagación, salvaguardando el suministro de semillas en el ecosistema, y en cumplimiento estricto de los compromisos establecidos en las autorizaciones provistas por el Servicio Nacional de Flora y Fauna Silvestre (Serfor).
“Actualmente, en el Centro de Propagación localizado en el Museo de Historia Natural, autorizado por la Administración Técnica Forestal y de Fauna Silvestre (ATFFS), nos encargamos de procesar las muestras colectadas en campo y establecer protocolos para su inclusión en el banco de semillas. De igual manera, desarrollamos estudios filogenéticos y de diversidad genética en paralelo a la aplicación de tecnología para acelerar el desarrollo de plantas saludables en menor tiempo, para su posterior restauración en hábitat”, afirmó Mónica Arakaki Makishi, investigadora principal del proyecto.
La especialista precisó además que en esta última etapa se está evaluando los medios necesarios para difundir la información generada y reforzar el trabajo colaborativo con instituciones y grupos de investigación situados en áreas ricas en cactáceas para que la comunidad pueda conocer y valorar las especies, y se involucre en su conservación.
“Nuestro país cuenta con unas 250 especies y subespecies de cactáceas, por ello este trabajo contribuirá con nuestra amplia diversidad biológica”, agregó.
Para la ejecución de esta iniciativa, la UNMSM recibió un financiamiento por parte del Concytec, en convenio con el Banco Mundial, a través de su unidad ejecutora Fondecyt.
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