Con el fin de que los recursos naturales sean explotados de acuerdo al plan operativo anual y al plan de manejo forestal, funcionarios del Organismo de Supervisión de los Recursos Forestales y de Fauna Silvestre (OSINFOR) iniciaron un nuevo proceso de inspección a las concesiones forestales en el departamento de Madre de Dios el pasado 28 de enero.
Los expertos, encabezados por el por el presidente ejecutivo de OSINFOR, Richard Bustamante, empezaron la inspección con la concesión forestal maderable Pumaquiro S.A.C, ubicada en el distrito de Iñapari, provincia de Tahuamanu, en la región Madre de Dios.
Según el organismo gubernamental, en el Perú existen 556 concesiones forestales maderables, equivalentes a 7.1 millones de hectáreas. Indicaron que cada año nuestro país pierde $220 millones de dólares por la tala ilegal de especies selectivas como el cedro y la caoba.
El 2009 se realizaron 78 supervisiones a concesiones forestales, detectando irregularidades en 46 de los contratos suscritos con el Estado. A estas concesiones se les ha iniciado un Proceso Administrativo Único (PAU), que podría terminar con la declaratoria de caducidad de dichos acuerdos.
Los sancionados por incumplimiento del plan operativo anual o el plan de manejo forestal podrían ser multados con rangos que van desde 0.1 unidades impositivas tributarias (UIT) (S/.360) hasta las 600 UIT (S/.2 160, 000)
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Foto: Thomas Müller / SPDA
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¿PODRÁ CON EL REY DE LA CAOBA?
A ALAN SCHIPPER UNOS LO CONOCEN COMO EL REY, OTROS COMO EL PULPO
“INVERSIONES CHULLACCHAQUIS” INTIMIDA AL INRENA
» Rey de la Caoba «
Lunes, Julio 28th, 2008 | Author: Mabel Soria Torres
http://compromisoforestal.lamula.pe/category/rey-de-la-caoba/
“El rey de la madera“
El ‘temido’ Alan Schipper domina el 30% de las concesiones en Madre de Dios. El empresario es dueño de una sola concesión, pero extrae madera de otras 10 más para la exportación mediante diversas modalidades.
Miguel Gutiérrez R. Enviado especial.
mgutierrez@larepublica.com.pe
Unidad de Investigación.
Puerto Maldonado. Todos en la selva de Tahuamanu hablan de él, aunque son pocos los que lo han tratado personalmente. Policías, curas, conservacionistas, funcionarios forestales y pobladores lo conocen como el más poderoso empresario de la madera en Madre de Dios. Se llama Alan Schipper Güerovich.
“Tenía una concesión maderera de varios miles de hectáreas y, como si fuera poco, ahora ha conseguido más bosques. Buena parte de la amazonía de Tahuamanu está en sus manos”, dijo un recolector de castaña. “Tiene un montón de concesiones. Es el pulpo de la selva”, comentó la dueña de una concesión maderera que afronta serios aprietos económicos. A Alan Schipper, de 37 años de edad, con estudios forestales en la Universidad Agraria La Molina, también se le atribuye usar su dinero y prepotencia para imponerse sobre los funcionarios del Instituto Nacional de Recursos Naturales (Inrena), cuya labor es precisamente fiscalizar las actividades de empresarios como Schipper. Los propios funcionarios de Inrena de las localidades de Iberia y Alerta lo confirman: “Schipper es el rey de la madera”.
No es difícil dar con él. A diez minutos del poblado de Alerta, al pie de la carretera Interoceánica que une Iñapari con Puerto Maldonado, hay una cabaña desde donde se divisa una hermosa laguna. Schipper y su familia se refrescan en ese lugar privilegiado.
“Dijeron que me tiro (robo) la caoba, que la guardo solo para mí. Esa revista (que ha publicado esa versión) ha tergiversado todo”, explicó Schipper. “Es mentira lo que han escrito sobre mí: que ando con seguridad, que soy rubio y millonario y que vivo en una empalizada de madera con torreones de vigilancia y demás cosas”.
Schipper se quejó de la revista National Geographic. En abril del 2003, Ted Conover publicó un reportaje sobre Madre de Dios en el que se refiere al maderero como “el pez gordo” de la caoba. “Es necesario producir algo que el mundo realmente quiera. Y lo que el mundo realmente quiere es caoba”, citó Conover a Schipper. Pero este sostiene que nunca dijo eso.
FAMA Y OSCURIDAD
El rey. A Alan Schipper no le preocupa que la gente en Madre de Dios hable mal de él, solo quiere ser el mejor extractor de madera de la zona.
Descendiente de los colonos alemanes que se instalaron en Oxapampa, Alan Schipper proviene de una familia dedicada al negocio de la madera. Con su hermano Glenn Schipper Güerovich y su padre Eduardo Schipper Schrader empezaron a extraer y vender madera en el sector de Tingo María en los años 80, hasta que Sendero Luminoso los expulsó de la zona. Se fueron en 1988 a Madre de Dios para proseguir con su objetivo.
Semidesnudo y sentado cómodamente en su cabaña explicó a La República el origen de su fama y progreso que, según sus detractores, se sustenta en la usura, el abuso y la prepotencia. “En un inicio ganábamos cien dólares por cada carga de madera que vendíamos. Ganábamos solo para comer. Trabajamos primero en la zona de Alerta y luego en la zona de Planchón”, relató Schipper.
En 1992 obtuvieron del Estado su primer contrato y en 1993 lograron otros cinco.
En esa época la extracción de madera no estaba fiscalizada.
Virtualmente cualquiera podía tumbar árboles.
La familia Schipper y otros pocos extractores de caoba supieron capitalizar muy bien el marasmo reinante.
“En 1994 nos internamos unos cinco kilómetros más en el bosque para comprar madera. Esperábamos al poblador que caminaba dos días para sacar su madera y nos la vendía. Luego hacíamos los trámites ante las autoridades para transportarla hacia Puerto Maldonado”, narró Alan Schipper. “En 1997, obtuvimos de Inrena nuestro primer contrato forestal para administrar una parcela de cinco kilómetros en Iberia. Fue justo en esa época que el ‘boom’ de la caoba apareció”, recordó.
EL LADO NEGRO
Alan Schipper es invitado a foros empresariales para comentar sus logros en el sector maderero. Incluso dijo haber sido premiado como un exitoso maderero en el Perú. En Madre de Dios, sin embargo, es percibido como un empresario arrogante. Los funcionarios de Inrena de la zona están intimidados. Cada vez que sus camiones con madera son retenidos en los controles forestales, los Schipper acuden presurosos y presionan al funcionario a que agilice los trámites para su mercancía.
Schipper es dueño formal de la concesión “Inversiones Chullacchaquis”, pero administra otras cuatro concesiones madereras: “Empresa Forestal Río Piedras”, “Empresa Forestal Monago” y las compañías “Forestal Otorongo” (A) y (B), estas dos de la familia Bozovich. “Es cierto, manejo mi propia concesión y administro otras cuatro”, aceptó. De allí por qué lo llaman “El rey de la madera”.
Para otros pobladores de la zona y autoridades de Puerto Maldonado, Schipper no es el dueño de ninguna concesión, simplemente es representante de empresarios que están en Lima: extrae la madera y otros se la compran. Por eso también lo llaman “testaferro”. “No acepto el apelativo porque no encubro actividades ilícitas”, argumentó. “Yo hice una alianza con la familia Bozovich, la que me compra madera de Madre de Dios, Ucayali y Loreto para exportar a los Estados Unidos. A mí esta alianza me enorgullece”, precisó.
El Grupo Bozovich es una de las principales empresas exportadoras de caoba y de otras maderas finas. Tiene una oficina comercial bajo ese mismo nombre en los Estados Unidos.
Funcionarios de Inrena, consultados por este diario, no negaron que Alan Schipper también controla o tiene bajo su administración otras cuatro concesiones: “Emfor Portillo”, “Forestal Purus”, “Maderera Iberia”, “Emini-SAC” y la empresa “Inversiones Yacare”. En total, tiene bajo su control 207 mil hectáreas, de las 682 mil autorizadas para la tala en Madre de Dios. Es decir, domina el 30 por ciento de las concesiones.
“Mientras existan los madereros, siempre habrá bosque, pero mientras haya ganadería y agricultores, va a desaparecer. Tú escuchas a las ONGs que premian al mejor ganado, al mejor plátano, pero ¿has visto que premian al mejor maderero? No. Al que menos destruye no le dan nada”. Alan Schipper arguye nuevamente que solo aplica una tala selectiva de la caoba. “El cambio climático está afectando la caoba y la mano del hombre también”. Pero aclara que no es su caso.
DATOS
HISTORIA. En 1999, Inrena aplicó normas para impedir la depredación de la caoba. La jefa del organismo, Josefina Takahashi Sato, detectó un escandaloso contrabando de caoba mediante el uso ilegal de 200 permisos forestales.
ACCIÓN. Takahashi declaró en emergencia el sector y anuló todos los contratos, incluidos los de Alan Schipper y su familia.
EFECTO. Para el empresario Schipper, las medidas tomadas afectaron su negocio. “A todos los madereros nos metieron en un solo saco”, dijo.
Los modales de Alan Schipper
1) Los detractores en la provincia de Tahuamanu dicen que otra modalidad de Alan Schipper para manejar la madera de otras concesiones es prestándoles dinero a los empresarios que no pueden cumplir con sus obligaciones económicas con Inrena. Lo que hace Schipper es prestarles dinero y a cambio recibe más madera.
2) “Todas las concesiones han caído en sus manos. Tenemos que pagarle con la cosecha”, relató la “Señora Petete”, una empresaria en Iberia que prefirió usar su apelativo. Ella junto a otras 13 personas se asociaron para trabajar en las concesiones “Catahua” (A) y (B), que tienen juntas 46 mil hectáreas de bosques. Dos años después, los dueños de la concesión tuvieron problemas para pagar al Estado el derecho por aprovechamiento exigido. Acudieron a Schipper para que los sacara del apuro económico y salieron perdiendo.
3) “Schipper es el financista. Es el papá poderoso. Todas las concesiones están en problemas, pero nadie va querer hablar porque todo el mundo ha pecado allí”, dijo la “Señora Petete”.
4) “El rey de la madera” no negó que prestó dinero a los dueños de “Catahua” para que puedan cubrir los derechos de aprovisionamiento. “He prestado dinero para que puedan pagar a Inrena. A cambio, ellos me pagan con madera de la zafra (cosecha) del año”, arguyó.
Deseo compartir esta publicación del Diario La República y a la vez felicito a Miguel Gutierrez y a la Unidad de Investigación de este diario.
De que hay mafias ligadas a la extracción de Caoba, Cedro y maderas duras en el Perú, es algo que no se puede negar, es un secreto a voces. También es un secreto a voces que estas mafias financian las campañas políticas y es así como obtienen mucho poder hasta para hecerse dar una ley forestal acorde a sus necesidades y a espaldas del resto de los peruanos.
Es terrible ver que un profesional forestal esté depredando el bosque, de qué le sirvió estudiar en una prestigioas universidad como la Agraria?, si sus conocimientos sobre la dinámica del bosque, la fragilidad de los ecosistemas de la selva, no le van hacer reflexionar y por el contrario va vender su conciencia por un montón de dólares?. Es indudable de que nuestra sociedad peruana está en crisis moral y ética.
Category: Alan Schipper, Puerto Maldonado, Rey de la Caoba |
es cierto que existen malos jugadores en el sector forestal que perjudican la sostenibilidad economica y ecologica de los bosques, pero tambien es cierto que la mayor parte de la gente semientendida del tema forestal piensa que ser maderero va en contra de cualquier actividad que promueva la conservacion del bosque como tal y esa es, para mi, la idea mas vendida y menos cierta sobre este asunto. Para mucha gente, cortar un arbol es sinonimo de destruccion del bosque y «anticonservacionismo». La verdad es que producir y extraer madera responsablemente es una actividad que debería ser motivada y apoyada, ya que, además de que las actividades ganaderas y agricolas se expanderian a indices perjudiciales, sin la actividad maderera, los sectores mineros y de produccion diferente a la madera se verían sobrepresionados por cubrir la demanda de lo que debería ser madera y terminarían afectando el equilibrio ecologico de muchos ecosistemas, incluido el bosque. Por otro lado está el hecho de que la amazonía peruana presenta una diversidad de flora impresionante por lo que las actividades de extracción maderera se tornan dificiles y a veces poco productivas, motivo por el cual, la actividad maderera se debería reorientar, dentro de lo posible, a realizar plantaciones que no afecten innecesariamente el equlibrio del bosque natural.