- La pesca con explosivos es ilegal, y está penada en nuestro país. Sin embargo, cuando se realiza la fiscalización sobre este tipo de pesca, se contabilizan solo los recursos encontrados dentro de la embarcación, y no se tiene en cuenta el impacto que este delito tiene sobre el ecosistema marino. ¿Cómo puede calcularse mejor el daño que ocasiona la pesca con explosivos?
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El océano es una de las principales fuentes de alimentos silvestres del planeta y son múltiples las técnicas que se utilizan para capturar a sus recursos. Es necesario utilizar, dentro de lo posible, las técnicas de pesca más selectivas, que solo capturen a los peces o mariscos deseados, sin ocasionar la muerte de otras especies y sin dañar el ambiente donde estos organismos viven.
Asimismo, existen otros métodos de pesca que, debido a su impacto devastador en los recursos y el medio ambiente, están prohibidos por la ley. Uno de ellos es la pesca con explosivos que, lamentablemente, es utilizada por algunos malos pescadores en el Perú.
Según un estudio experimental realizado por el Instituto del Mar del Perú (Imarpe), el estallido bajo el agua de uno de los explosivos utilizados en esta pesquería ilegal puede matar peces a una distancia de hasta 200 metros del lugar de la explosión. Solo una pequeña parte de estos peces salen a flote y son recogidos por los pescadores. No obstante, el resto de los peces, así como invertebrados e, incluso, el plancton quedan muertos en el fondo. Los pescadores testigos de este crimen indican que “la bomba mata todo”, lo que afecta profundamente a los recursos de los que ellos dependen para poder trabajar.
Buscando respuestas
Ya que existe muy poca información sobre el impacto de los explosivos en el ecosistema y los recursos pesqueros, el Programa de Gobernanza Marina de la SPDA, realizó una evaluación rápida de la abundancia de peces e invertebrados mediante la comparación de dos espacios distintos: por un lado, registraron zonas que no tuvieran el impacto de la pesca con explosivos y, por otro, aquellas donde los pescadores y guardaparques informaron que es frecuente este tipo de pesca ilegal.
Los estudios se realizaron en Pucusana y en Paracas. En ambos lugares existen tanto sectores resguardados (vigilados por los propios pescadores y guardaparques, o con actividad turística), como sectores lejanos donde la vigilancia es muy difícil, lo que es aprovechado por los llamados “bomberos”.
Los peces fueron evaluados con métodos de censo visual submarino en transectos y los invertebrados con censo en cuadrantes. Los estudios se realizaron desde los dos hasta los 20 metros de profundidad. Finalmente, solo fueron comparados los estratos de profundidad comunes para todas las localidades donde se realizó el estudio, pues no todas llegaban a tanta profundidad.
¿Qué se encontró?
Durante el estudio, para ambos sectores, se registró un total de 15 especies de peces y 46 de invertebrados. Muchas especies eran comunes entre ambas localidades, ya que pertenecen al mismo ambiente ecológico, el gran ecosistema de Humboldt.
Considerando que las evaluaciones se hicieron en áreas y profundidades similares, los resultados son diferentes entre Pucusana y Paracas. En Pucusana, a pesar de las diferencias observables entre lugares con impacto de explosivos y sin dicho impacto, los estadísticos empleados muestran que las diferencias en poblaciones de peces e invertebrados no son lo suficientemente significativas como para asumir que se deben a la influencia humana. Esto puede deberse a que el impacto no ocurre de manera continua y el ambiente puede recuperarse. Se observa una situación muy diferente en las localidades lejanas de Paracas. Allí, las poblaciones de peces son extremadamente pobres en los lugares identificados con actividad de pesca con explosivos, en comparación con los sectores mejor resguardados, donde las comunidades biológicas se muestran en todo su esplendor.
La diversidad y la ausencia
Como es sabido, toda la costa peruana se encuentra bajo una fuerte presión de la pesca, tanto artesanal como industrial. Gran parte de los recursos litorales se encuentran plenamente explotados y en algunos casos, sobreexplotados.
Los sectores libres de explosivos, tanto en Pucusana como en Paracas, se mostraron llenos de peces de varias especies que abundaban, principalmente, en los primeros 10 metros de profundidad. Esto se debe a que en esa zona no solo hay más algas e invertebrados que les sirven de refugio y alimento, sino que, además, es un ambiente bien oxigenado por el oleaje y las microalgas del plancton. En estos ambientes sanos, las pintadillas, chavelitas y pez borracho son los peces más abundantes. También se registran algunas cabrillas, trambollos, burros y, a mayor profundidad, algún tímido cherlo. De estos, los peces notoriamente más abundantes son los borrachos, que se desplazan como dando pequeños saltos sobre el fondo marino.
Sin embargo, en las estaciones impactadas de Paracas, la mayoría de estos peces de fondos rocosos son escasos. En algunos de estos sectores, el habitualmente abundante pez borracho puede estar, incluso, totalmente ausente, algo muy raro de observar en este ecosistema. Otros peces de fondo como trambollos o cabrillas también están ausentes.
Si bien la pesca con explosivos está dirigida a los peces comerciales, los borrachos también resultan muy afectados y son un buen indicador del impacto con explosivos. Estos peces, al no ser capturados por los pescadores, deberían tener grandes poblaciones. Por ello, su ausencia es un indicativo de que ha habido un impacto en la zona, en este caso, por explosivos.
En los invertebrados, en términos generales, no se observaron diferencias importantes entre zonas impactadas con otras que no lo están. La principal diferencia es la presencia de colonias de choritos en zonas no impactadas, aunque la razón de dicha presencia podría explicarse, más allá del uso de explosivos, por factores ambientales.
Tras los pasos de los dinamiteros
La pesca con explosivos no solo es una actividad ilegal, sino que puede tratarse de un tipo de crimen organizado, en el que existen proveedores de explosivos, pescadores y compradores que conocen el origen ilegal del producto.
Uno de los problemas legales para sancionar a los infractores es que la fiscalía usualmente determina la pena basándose en el valor de la captura encontrada en la embarcación. Al hacerlo, no toma en cuenta el valor de la diversidad perdida y el daño al ambiente, además de los recursos pesqueros que quedan muertos en el fondo marino.
En este estudio, se ha encontrado que, en ciertos sectores, la pérdida de peces puede llegar a superar el 80% si lo comparamos con lugares que no han sido dinamitados. Lo que el pescador recoge tras la explosión es apenas un pequeño porcentaje de los peces que flotan; sin embargo, el delito deja bajo el agua una alfombra de organismos muertos, que incluyen a sus larvas y huevos según lo muestran otros estudios.
Los datos son siempre herramientas para evaluar problemas y, esperemos, también para establecer las bases para sanciones a la medida del daño ocasionado al ambiente.
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