Escribe Marc Dourojeanni / Profesor emérito de la Universidad Agraria La Molina
Los bomberos del Perú
La reciente onda de incendios de vegetación natural que ha asolado especialmente el norte del Perú ha llamado poderosamente la atención de la prensa nacional y de la sociedad. Eso es un hecho inédito, tanto como la enorme y rápidamente creciente incidencia de esos fenómenos que, en parte son naturales pero que en gran medida son consecuencia de acciones humanas a través del cambio climático y, frecuentemente, directamente asociadas a malas prácticas agrícolas y a acciones criminales. Sin embargo, lo más notable de lo ocurrido fue la evidencia de la impotencia del Estado para prevenir, controlar y combatir esos fuegos. De no ser por la valiente y altamente arriesgada intervención de ciudadanos de bien, en su mayoría no entrenados ni equipados para esa tarea, los perjuicios a la Nación habrían sido mucho mayores. Y, lo que no puede soslayarse es que esos incendios serán mucho más frecuentes y graves en el futuro.
Incendios en la naturaleza
Los incendios en ambientes naturales o seminaturales, especialmente en los bosques, no son novedad. Todo año, como en 2016, la televisión muestra imágenes aterradoras y cifras impresionantes de bosques destruidos y vidas perdidas en países como EE.UU. (especialmente en California), España o Australia. Ese tipo de fuegos también es recurrente en la región central del Brasil, donde gran parte de las sabanas conocidas como “cerrado” son incendiadas todo año y, claro, de la región amazónica de ese país. El Perú también conoce ese problema sin jamás haberle prestado mucha atención. Pero no hay quién no recuerde Machu Picchu casi invisible en medio del humo que sube desde el Valle de La Convención o que no sepa de los múltiples fuegos que los campesinos provocan anualmente en las montañas andinas o en la floresta amazónica. Últimamente, debido al cambio climático, la Selva Sur del Perú ha sufrido enormes e incontrolados incendios forestales. Y este año fue peor en el Norte, más seco y susceptible.
El tema de los incendios forestales en el Perú ya ha merecido algunos análisis[1]. Inclusive existen algunas estadísticas aisladas al respecto producidas por el Instituto Nacional de Defensa Civil (INDECI) y el asunto está parcamente incluido en el Sistema Nacional de Información Ambiental (SINIA/SIAR). En la última década los fuegos en áreas naturales han sido una amenaza recurrente en Madre de Dios. El año 2005 se destacó por la gravedad de la sequía en esa región, que incluye el Acre (Brasil) y Pando (Bolivia) y por la extensión de los incendios[2]. Pero esos eventos han aumentado y en 2015 fueron los incendios en Junín, donde se registraron 3.911 fuegos[3], los que hicieron noticia. En 2016 se habrían perdido más de 20.000 hectáreas de la selva de ese mismo departamento[4].
Pero, a partir de agosto y especialmente noviembre de 2016, el tema de los incendios forestales alcanzó ribetes dramáticos en Lambayeque, Piura y Cajamarca. Siete áreas protegidas fueron damnificadas, algunas muy seriamente[5]. Como dicho, de no ser por la corajosa intervención de guardaparques y voluntarios la situación podría haber sido muchísimo peor.
El combate a los incendios en el Perú
En todos los países mencionados, excepto en el Perú, la prevención, control y combate de esos incendios se realiza con equipamiento apropiado, incluyendo aviones, helicópteros, vehículos de todo tipo y; con personal profesional altamente calificado de todo nivel, contándose además con medios sofisticados de detección por satélites, laboratorios, ingeniería de prevención y planeamiento anti-incendios, campañas educativas, etc. Es decir, en el mundo moderno este tema se trata con la seriedad que amerita. La legislación forestal peruana (Ley 27308) prevé desde 2001 crear un Sistema Nacional de Prevención y Control de Incendios y Plagas Forestales[6] pero nada fue hecho. Apenas el Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas (SERNANP) cuenta con algunos guardaparques medianamente capacitados pero sin equipamiento.
De hecho, el Perú es uno de los pocos países que no cuenta con un cuerpo de bomberos profesionales directamente a cargo del Estado y bajo su plena responsabilidad. En el Perú el combate a los incendios corresponde al Cuerpo General de Bomberos Voluntarios, ahora adscrito al Ministerio del Interior (DS 008-2015-IN del 2 de noviembre de 2015). Pero este cuerpo no tiene actividades relacionadas a la naturaleza ni al medio rural, aunque por su propia definición “es la autoridad competente en materia de prevención, control y extinción de incendios, realiza acciones de atención de accidentes vehiculares y emergencias médicas, rescate y salvataje de vidas expuestas a peligro”. Aunque su obligación incluye “emergencias naturales o inducidas en el ámbito nacional”, este cuerpo no hace ni puede hacer prácticamente nada fuera de áreas urbanas.
¿Y en países vecinos?
Los dos países de América del Sur donde el tema de la prevención y control de los incendios forestales está mejor organizado son, sin duda, Brasil y Chile. En el Brasil esa tarea corresponde al Cuerpo de Bomberos Militares que existe en todos y cada uno de los estados de la Unión. Estos cuerpos de bomberos profesionales son entidades paralelas a la Policía Militar pero completamente separadas y actúan tanto en áreas urbanas como rurales o naturales, mediante reparticiones y personal altamente especializado, en general bien equipados. La bicentenaria experiencia brasileña (desde 1856) con los bomberos militares ha sido excelente y esa es una de las poquísimas entidades públicas irrestrictamente respetadas y admiradas por la sociedad. En el tema de incendios en áreas naturales han sido muy eficientes, asimilando ingenieros forestales y otros profesionales calificados en su planta de oficiales y trabajando en estrecha colaboración con guardabosques y guardaparques.
En Chile se optó por poner esa responsabilidad enteramente en la Corporación Nacional Forestal (CONAF) y, con personal y recursos considerables, desde hace décadas viene realizando un ejemplar trabajo evitando, previniendo y combatiendo incendios en los bosques naturales y cultivados así como en otras formaciones naturales. En Bolivia, por lo menos en Santa Cruz, existe un bien entrenado cuerpo de bomberos forestales y, a nivel nacional, el Sistema de Monitoreo y Alerta Temprana de Riesgos de Incendios Forestales (SATRIFO) tiene la finalidad de brindar información oportuna para la prevención y control de incendios forestales. En Argentina son los bomberos voluntarios los que en muchas provincias combaten los incendios forestales pero esa responsabilidad está asimismo dispersa en las instituciones forestales o de áreas naturales protegidas. Hasta donde se sabe el resultado no es bueno. Ecuador estaría adoptando la opción chilena mientras que en Colombia esa responsabilidad está muy dispersa (bomberos oficiales, voluntarios, brigadas forestales o de áreas protegidas, militares, etc.) pero, eso sí, cuenta con un planeamiento bien hecho a cargo del sector ambiental. Todos los países menos el Perú cuentan con estadísticas actualizadas de incendios forestales.
¿Qué le conviene al Perú?
El Perú es, pues, uno de los países más atrasados de América del Sur en este tema. Es urgente tomar medidas antes de que empiece la próxima temporada de incendios en ámbitos rurales o naturales, que inevitablemente será peor. No basta con implementar sistemas de alerta, hacer coordinación interinstitucional o de información. Lo que es realmente esencial es disponer de una institución que obedezca y cumpla oportuna y eficientemente, en el terreno, lo que se necesite para atender o combatir los siniestros.
Existen varias opciones: (i) crear un cuerpo de bomberos forestales dentro del Cuerpo General de Bomberos Voluntarios; (ii) crear un cuerpo de bomberos forestales dentro de la Policía Nacional, eventualmente asociado a la Policía Ambiental; (iii) crear un cuerpo de bomberos forestales en el SERFOR y en el SERNANP o uno para ambas entidades; (iv) crear, dentro del Ministerio del Interior, un cuerpo de bomberos militarizado pero independiente que asimile al actual Cuerpo General de Bomberos Voluntarios y también los diversos servicios de socorro que presta la Policía Nacional que, aunque muy valiosos y apreciados, no corresponden a la función típicamente policial.
Cada opción, y hay otras, tiene ventajas y desventajas. Lo que en opinión del autor es inaceptable es que el servicio de prevención y combate de incendios y de otras catástrofes naturales esté en manos de voluntarios. Sin desconocer los enormes, patrióticos y tan sacrificados servicios prestados a la nación por tanto tiempo por los bomberos voluntarios, que sin duda pueden continuar existiendo, ya es tiempo de que ese tema sea abordado con un enfoque más integral y amplio. Se trata de una responsabilidad ineludible del Estado. De otra parte, localizar el combate a los incendios en el sector forestal o en los ministerios de agricultura o ambiente es una solución parcial. Implicaría costos altos por redundancia con el entrenamiento y equipamiento requerido por las demás especialidades. Lo ideal es, sin duda, un único y poderoso cuerpo de bomberos.
El autor no tiene duda que la mejor opción es un servicio de bomberos militarizado asociado al Ministerio del Interior. Nada se parece más a una guerra que el combate a los incendios en la naturaleza y sus riesgos, guardando las proporciones, son similares. Entrenamiento fuerte, buen estado físico, disciplina férrea, dedicación exclusiva, condiciones excepcionalmente duras de trabajo, son la regla de los bomberos. Además, el equipamiento requerido tiene similitudes con el que usa la Policía Nacional, facilitando colaboración en emergencias y reduciendo costos de mantenimiento.
Sea lo que sea lo que se decida, algo debe ser hecho urgentemente. Corresponde al Supremo Gobierno y, posiblemente al Congreso Nacional, la responsabilidad de tomar las decisiones que la situación requiere.
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[1] Ver, por ejemplo: Manta, M. y H. León 2004 Los incendios forestales en el Perú: grave problema por
Resolver (http://cedinfor.lamolina.edu.pe/Separatas%20FCF/Proteccion%20Forestal/3SimposioBrasil-Per_.PDF )
[2] Velez, A. 2016 Brasil, Bolivia y Perú: los efectos de las sequías e incendios forestales podrían ser los más severos de los últimos diez años (https://es.mongabay.com/2016/08/brasil-bolivia-peru-los-efectos-las-sequias-e-incendios-forestales-podrian-los-mas-severos-los-ultimos-diez-anos/); Brown, I.; Moulard, E. M.; Nakamura, J.; Schroeder, W.; Maldonado, M.; Vasconcelos, S. S.; Selhorst, D. 2007 Forest Fires in Southwestern Amazonia During 2005: Extent and Distribution in Eastern Acre State, Brazil (http://adsabs.harvard.edu/abs/2007AGUSM.A51A..02B)
[3] http://www.andina.com.pe/agencia/noticia-serfor-3911-incendios-forestales-se-registraron-junin-el-2015-628729.aspx
[4] http://exitosanoticias.pe/junin-incendio-forestal-viene-consumiendo-20-mil-hectareas-en-la-selva-central/
[5] file:///C:/Users/USER/Pictures/Desktop/Downloads/fires-northern-peru.pdf
[6] SPDA 2016 Desde hace 15 años los peruanos esperan un Plan para enfrentar los incendios forestales
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