- El Centro Inclusivo de Recuperación Circular (CIRC) fue desarrollado por la empresa Sinba y se ubica en Villa El Salvador.
Alrededor de 180 mil personas se dedican al reciclaje en el Perú, y el 93 % de ellas trabaja en condiciones precarias, sin un salario fijo y arriesgando su salud. Para hacer frente a este problema, la empresa socioambiental Sinba ha desarrollado el primer Centro Inclusivo de Recuperación Circular (CIRC). Se trata de una planta de recuperación de materiales con capacidad para gestionar 10 toneladas de residuos al día, en colaboración con los recicladores y acopiadores.
Ubicado en Villa El Salvador, el proceso de funcionamiento del CIRC consiste en pesar el producto, luego se procede con la segregación y recopilación de información, compactación del material, y finalmente el despacho del nuevo producto. Un proceso que incentiva a la economía circular.
“La idea de Sinba nació con la meta de procesar residuos orgánicos y transformarlos en alimento para animales o para abono para industrias y agricultores. Pero si queríamos tener un impacto mayor debíamos abarcar más materiales como el vidrio, papel, PET y el cartón. Por ejemplo, este último es un producto que ha crecido bastante en los últimos años producto de la pandemia”, comenta Piero Pérriggo, director de Innovación y Desarrollo de Sinba, en conversación con Actualidad Ambiental.
Los materiales recopilados serán los obtenidos en servicios y rutas operadas por Sinba (en empresas y hogares) y a través de organizaciones de recicladores. A cambio, se ofrece un pronto pago, acceso a talleres participativos, asesoría para formalización y registro, sesiones psicológicas, entre otros.
Un trabajo que nos corresponde a todos
Carmen Valdez junto con su esposo, Juan Flores, son recicladores formales desde hace tres años y pertenecen a la Asociación San Pedro de Chorrillos. Anteriormente, cuando eran informales salían a la calle a buscar residuos entre la basura, pero ahora van de casa en casa a recoger los residuos de los vecinos, los seleccionan y los llevan para la venta en la planta de reciclaje de Sinba.
“El mundo del reciclaje es mi vida”, señala Carmen, quien cuenta con la solvencia económica necesaria para vivir cómodamente junto a sus hijos menores, quienes también aprenden sobre la importancia de esta actividad.
Algo que la motiva son los “Sinba puntos”, un proceso de incentivos y beneficios para recicladores por cada kilo de materiales recopilados. Los puntos se canjean por productos y servicios que contribuyen a su calidad de vida. Carmen agrega que el reciclaje no es complicado y hace un pedido especial: “Es parte del día a día. Uno puede ir seleccionando el material que puede tener un doble uso y eso nos sirve a nosotros. Me gustaría que piensen en las personas que viven del reciclaje, los vecinos, las fábricas, todos. Sería bonito que vayan a las escuelas y universidades y motiven a que más personas reciclen y nos apoyen”.
Dato:
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Sinba desarrolló este centro con apoyo de Coca-Cola, Latitud R e Impulso BCP.
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