Hacia una nueva Fiscalización Ambiental
viernes 29 de enero, 2010
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Escribe Mariano Castro / Coordinador del Grupo de Trabajo sobre Infraestructura – Iniciativa para la Conservación en la Amazonía Andina – ICAA
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La muy importante decisión gubernamental de transferir del OSINERGMIN a la OEFA, las funciones de supervisión, fiscalización y sanción en materia ambiental de la gran y mediana minería, de hidrocarburos en general y electricidad; debe ser destacada por varios motivos.
En primer lugar, porque el cumplimiento efectivo de la legislación y compromisos ambientales es uno de los aspectos más débiles de la institucionalidad ambiental peruana. De esta situación no se excusan, pese a los avances efectuados, ni los sectores más modernos e importantes de la economía peruana como el minero y el energético. Hasta la fecha ninguna autoridad sectorial, regional o municipal, puede exhibir logros relevantes en materia de fiscalización ambiental.
Esto es comprobable tanto en el seguimiento del cumplimiento de los compromisos establecidos en los EIAs o PAMAs como, también, en la fiscalización del cumplimiento de las normas ambientales exigibles cuando cualquiera persona o empresa realiza actividades riesgosas, contaminantes o, también, que usa indebidamente los recursos naturales.
Una de las causas más importantes de esta situación es que la fiscalización ambiental está excesivamente fraccionada en los Ministerios quienes, además, pese a poseer la atribución exclusiva de hacer cumplir la ley ambiental en sus sectores, apenas actúan por falta de prioridad política o por considerar que el seguimiento ambiental es un obstáculo para promover la competitividad sectorial.
Por ello, al aprobarse la transferencia de funciones ambientales del OSINERGMIN al OEFA, debemos preguntarnos si efectivamente este es el inicio de un proceso más ordenado y multisectorial destinado a que el país pueda confiar en su institucionalidad ambiental. Desde hace años, se viene planteando la necesidad de contar con un sistema de evaluación y fiscalización ambiental que nos permita conocer y medir el desempeño ambiental del país. Este sistema nos ayudará a todos los peruanos, no sólo a las autoridades, a retroalimentar las políticas ambientales y a priorizar la asignación de los recursos.
Cuando en enero del 2007 el actual gobierno decidió pasar la fiscalización de la gran y medina minería del MINEM al OSINERG, hubo críticas de prácticamente todos los sectores de la opinión pública. Fue apresurado y equivocado. Ni siquiera el mismo OSINERG estaba enterado ni preparado para asumir esa medida. Esto supuso que el OSINERG invirtiese en el diseño y aplicación de nuevos procesos institucionales. Ahora, transcurridos 3 años, el mismo presidente de OSINERGMIN ha observado que es muy general la norma que le quita las atribuciones de fiscalización ambiental (Ver http://www.andina.com.pe/Espanol/Noticia.aspx?id=pfux6998yk8=).
Sin embargo, lo más destacable de las declaraciones del presidente de OSINERGMIN, Ing. Alfredo Dammert, fue lo contenido en el reciente Balance y Resultados de la Supervisión minera, a tres años de la transferencia de funciones. Aunque este Balance todavía no ha sido publicado, en el evento organizado por OSINERGMIN, se conoció de manera panorámica sobre el desempeño de las empresas de la gran y medina minería. En aspectos tales como la supervisión del cumplimiento de los Programas de Adecuación y Manejo Ambiental (PAMA’s), Estudios de Impacto Ambiental (EIA’s), Control de Límites Máximos Permisibles (efluentes y emisiones), y Planes de Cierres de Minas. OSINERGMIN también informó sobre su Programa de monitoreo de Cuencas; la fiscalización ambiental en la gran minería y en los proyectos de exploración; en seguridad e higiene minera; las multas aplicadas.
El Balance muestra desempeños positivos y negativos de las empresas fiscalizadas. OSINERGMIN deberá publicar adecuadamente el Balance para que la opinión pública pueda conocer la real situación de este sector. Pero, en general quedó claro que las acciones efectuadas por OSINERGMIN, en estos 3 años, son significativamente mayores a los que, en muchos años, hizo el MINEM.
Esta actuación regulatoria ambiental de OSINERMING en la gran y mediana minería se ha producido, además, en un periodo de crecimiento y bonanza de la actividad minera. Mostrando así que son compatibles ambos objetivos: regulación ambiental eficaz con mayor crecimiento económico. Ojalá esto sea asumido así por todos los sectores de la economía nacional.
Debido a que la presentación del Balance de OSINERGMIN coincide con la decisión gubernamental de quitarle las atribuciones, y ante el desconocimiento público sobre lo que la OEFA ha hecho en estos meses para asumir los importantes roles que recibirá; surgen observaciones e inquietudes de diverso tipo. Por ejemplo: ¿Por qué se empezó con estos sectores? ¿Qué y cuándo se transferirá las funciones de fiscalización ambiental que todavía están en los demás Ministerios a la OEFA? ¿Son idóneos el actual marco legal y presupuestal de la OEFA, para que éste pueda asumir los retos reales? ¿Los niveles directivos y técnicos de la OEFA tienen la suficiente garantía y capacidades para ejercer, autónoma y eficazmente, las funciones reguladoras que la sociedad, el mercado y el ambiente esperan de ellos?
Los hechos concretos de los próximos meses permitirán descartar o confirmar estas inquietudes.
Por un lado, si algún Ministerio persiste en mantener atribuciones de fiscalización ambiental debería exigírsele que demuestre públicamente lo que ha avanzado en los últimos años. Permítanme, consignar que este planteamiento lo hice cuando fui parte de la Comisión que diseñó el nuevo Ministerio del Ambiente, debido a que el todavía presidente del CONAM y también integrante de esta Comisión, se oponía a la creación del OEFA.
De otro lado, el Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental, OEFA, debe ser fortalecido. Su rol no debe ser percibido únicamente como circunscrito al ya de por sí importante de “policía ambiental”, sino sobre todo como la entidad que deberá contribuir a la retroalimentación multisectorial de la política ambiental. Por ello debemos recordar que, junto con asumir funciones que implican el ejercicio directo de la fiscalización ambiental (que acaba de empezar con lo que estaba en OSINERGMIN), el OEFA también tiene un difícil y muy importante rol: asegurar que el conjunto de niveles de gobierno cumplan con la aplicación de la política y legislación. El OEFA no podrá reemplazar a los Ministerios, Gobiernos Regionales y Locales en sus funciones que les corresponda de fiscalización, supervisión, control y sanción ambiental. Pero sí la OEFA deberá desarrollar acciones para asegurar un funcionamiento cohesionado y eficaz de todo el sistema de fiscalización. Y, por cierto, en ningún caso debe dejarse fuera de este sistema a las actividades ilegales, tal como ocurre con, por ejemplo, con la llamada minería informal que contamina y degrada, pero que ninguna autoridad gubernamental ha podido aplicar, pese a los importantes anuncios, acciones claras y responsables.
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Fotografía: Thomas Müller / SPDA
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