[Opinión] Hablando de vizcachas: una especie que poco a poco desaparece del paisaje

miércoles 22 de noviembre, 2017

Foto: Carlos Celedón (Flickr)

Escribe: Marc Dourojeanni

Esta nota tiene dos partes. En la primera, apenas basado en mis impresiones, sugiero que algo malo ocurre con la vizcacha, una especie a la que no he visto durante mis viajes de la última década. En la segunda, registro las respuestas que ofrecen dos de los mejores especialistas en fauna silvestre del Perú. Ellos demuestran que estoy equivocado y que la vizcacha es probablemente tan común en la actualidad como cuando yo no tenía dificultad en verlas. De otra parte, esta nota reitera que hay que cuidarse de las primeras impresiones y que siempre es bueno acudir a quien sabe.

¿DÓNDE ESTÁN LAS VIZCACHAS?

Recuerdo haber visto muchas vizcachas, hace pocas décadas, a veces por decenas, a veces juntas, a lo largo y ancho de la Sierra y en las lomas costeras. Ahora no veo ni el rastro. Lo cierto es que avistar vizcachas, inclusive desde el carro, era tan común que no llamaba la atención, excepto a cazadores eventuales. En mis recorridos recientes no las encontré ni buscándolas, inclusive, al interior de áreas protegidas como la Reserva Nacional de Pampa Galeras o el Parque Nacional Huascarán, donde siempre las observaba en los horarios ciertos. Pregunté por aquí y por allí y no tuve respuesta. Peor, me pareció que a nadie le importaba.

Es verdad que la vizcacha es un animalito modesto, poco conspicuo. No es grande, no es feo, pero tampoco es atractivo. Tiene coloración cambiante y variable entre grisácea y marrón claro, y vive en roquedales o se le ve cerca de ellos. A simple vista parece un pequeño conejo.

Habría por lo menos dos especies de vizcachas en el Perú. La que ocupa el centro y el norte es la llamada vizcacha de montaña peruana (Lagidium peruanum), que es endémica del Perú. Pero en el sur ocurre otra especie (Lagidium viscacia) que vive también en Bolivia y norte de Chile. La modestia de estos animalitos ha hecho que pocos se interesen en estudiarlos y las referencias sobre ellos son relativamente escasas. Las discretas vizcachas tienen un pariente cercano y famoso, la chinchilla, que debido al alto valor de su piel casi fue extinguida en la naturaleza.

No es que la vizcacha peruana esté extinguida. En la Internet aparecen fotografías y videos recientes que muestran a estos animalitos hasta en Machu Picchu. Pero, cuesta creer que no ha pasado algo, considerando las poblaciones tan grandes que veíamos antes, por ejemplo, en el camino entre Nazca y Pampa Galeras y en los roquedales de la pampa, donde hasta observamos zorros, su principal predador, acechándolas. Y ese tipo de observaciones se repitieron en decenas de lugares por toda la Sierra. El científico Oliver Pearson, que las estudió a fines de los años 1940, reporta haberlas visto en grupos de hasta 80 individuos. Observé reiteradamente vizcachas en Lachay y asimismo en las lomas de Atiquipa y las había inclusive en las lomas de La Molina.

La vizcacha era cazada, sin duda. Yo mismo lo he hecho. Pero su poca y no particularmente agradable carne no justificaba el costo de un cartucho, menos para un poblador local. Claro que los campesinos tienen otras técnicas, como las que usaron para extinguir la chinchilla que incluye tácticas para obligarlas a salir de las madrigueras pero, son trabajosas. Estas técnicas, claro, se justificaban plenamente por el alto valor de la piel de chinchilla, pero no con la vizcacha.

Es decir, es poco probable que el avistamiento que a mí me parece cada vez más raro de vizcachas se deba a la caza en cualquiera de sus formas, más aún dentro de áreas protegidas. Es verdad que el aumento del tráfico vehicular y la mayor presencia humana son factores a considerar y agregar. Sin embargo, la explicación debe ser más compleja.

La vizcacha aparece en la Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) como siendo vulnerable. En realidad, el texto en inglés dice que es una especie común y que si bien es cazada para consumo local, su población no está amenazada ni declinando. Ojalá tengan razón. Quiero verlas otra vez y por eso me gustaría que alguien me demuestre que estoy equivocado.

Foto: IntiTour (Flickr)

¡ALLÍ ESTÁN!

Ante la duda consulté a dos amigos: Pedro Vásquez , Profesor Principal de La Universidad Nacional Agraria de La Molina y Director del Centro de Datos para la Conservación de La Molina y, Luis Ríos, un bien conocido consultor en asuntos de manejo y conservación de fauna silvestre, pesca deportiva y ecoturismo. Ambos, prudentemente, recordaron que siendo más jóvenes que yo no tienen parámetros para saber si “antes” las vizcachas eran más visibles o abundantes que ahora.

Pedro comienza por anotar que las poblaciones de vizcacha, como las de otras especies, parecen sufrir altibajos. Menciona, por ejemplo, que después de haberlas observado por largo tiempo muy numerosas en la quebrada de Tinajas (Cieneguilla) casi desparecieron entre una visita y otra, sin evidencias de caza.

Menciona que siempre las ve, año tras año, en varias lomas de los alrededores de Lima, inclusive muy cerca de los sectores habitados y en especial en los lugares protegidos como “santuarios” por los pobladores locales. También las ha observado recientemente en la Reserva Nacional de Pampa Galeras inclusive en los drenajes de las instalaciones de la sede. Confirma que son cazadas y ha visto, como yo mismo, objetos artesanales hechos con sus despojos, pero tampoco cree que eso sea un factor determinante. En conclusión él no considera que exista una reducción de la población de vizcachas que justifique mi comentario.

Luis explica que en todos los estudios que él y su grupo han realizado en la Sierra -incluyendo la Reserva Nacional Pampa Galeras, Pilpichaca, y otros sitios- siempre han encontrado vizcachas en cantidades que él considera normales. En los trampeos y caminatas nocturnas en la Reserva Nacional Lachay las han registrado en cada ocasión. Incluso en sus viajes actuales a la Reserva Paisajística Nor Yauyos-Cocha la han visto desde el carro, a diferentes horas del día, como yo las veía antes.
Confirma, asimismo, la observación de Pedro sobre la presencia de vizcachas en las lomas de los alrededores de Lima, a pocos metros de los asentamientos humanos.

En conclusión, parece que la situación de la población de las vizcachas en el Perú está normal, es decir que su status en la mencionada Lista Roja es correcto y que yo deberé esmerarme más para verlas.

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