Texto: Katherine Bless / Fotos: Macarena Tabja y Katherine Bless
El Día Mundial de las Aves Migratorias se celebra cada segundo sábado de mayo y octubre de cada año. Es un día en el que se pretende concientizar a la sociedad sobre la necesidad de proteger estas especies, así como a sus hábitats.
La migración de aves es un tema delicado, ya que expone la peligrosa realidad por las que viven algunas especies cuando se trasladan de un hábitat a otro, causada sobre todo por actividades humanas.
A medida que las aves migratorias realizan su viaje dependen de una serie de lugares para descansar. La pérdida de sitios de invernada o de escala podría tener un impacto muy negativo en las posibilidades de supervivencia.
Para este especial, escogimos dos áreas de conservación y refugios de aves migratorias: Pantanos de Villa y el Bosque El Olivar.
Un oasis de preservación
El Refugio de Vida Silvestre los Pantanos de Villa (RVSPV) se encuentra en el distrito de Chorrillos. Este lugar alberga una gran cantidad de especies de flora y fauna. Su extensión es de 263.27 hectáreas y es considerado como un humedal de importancia internacional Ramsar. En este espacio protegido se pueden encontrar hasta 210 especies de aves.
Durante los meses de noviembre y diciembre se da la llegada de extensas bandadas de aves, entre 15 mil y 20 mil, que llegan del hemisferio norte para quedarse en el RVSPV o para hacer una parada con el fin de proseguir su trayectoria hacia el sur del país, o hasta llegar a Argentina o Chile.
Un bosque como refugio
El Bosque el Olivar, ubicado en el distrito de San Isidro, pone a buen recaudo 1946 árboles en 10 hectáreas, y alberga al menos 25 especies de fauna (entre aves, reptiles, mamíferos y peces) que desarrollan su ciclo de vida en dicho espacio urbano. Unas 35 especies de aves pueden ser vistas de forma estacional y otras 22 son nativas, es decir, viven allí toda su vida.
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Miles de aves, como gaviotas, garzas y patos silvestres, se reúnen en esta reserva natural ubicada en el distrito de Chorrillos, uno de los más poblados de Lima Metropolitana. (Foto: Macarena Tabja)
Garza Blanca Menor. Esta ave de 56 cm reside en orillas marinas, campos de cultivo y en las proximidades de los ríos, lagunas y lagos. Es una especie que habita desde el Sur de Norteamérica hasta la Patagonia y en nuestro país está protegida por el Estado. Este pájaro, suele vivir en zonas de climas cálidos. Por ende, son aves migratorias, las cuales se cambian a sitios más cálidos en los meses de invierno. (Fotos: Macarena Tabja)
Gaviota de Franklin. Es un ave de especie migratoria por naturaleza. Debido a que nidifica en grandes pantanos de agua dulce, la población local fluctúa según la lluvia y las sequías. La mayoría de las gaviotas de Franklin pasa el invierno al sur del ecuador, en la costa oeste de América del Sur. (Fotos: Macarena Tabja)
Ostrero americano. Es un ave que permanece en playas costeras y llanuras húmedas formadas por la marea. Su hábitat es estrictamente costero, en zonas con extensas playas arenosas, marismas formadas por la marea y marismas de agua salada. Puede nidificar entre las dunas, en islas en marismas de agua salada o en islas formadas por la draga. (Fotos: Macarena Tabja)
Gallinazo cabeza roja. Esta especie es reconocible por su cabeza roja. En nuestro país, el Gallinazo Cabeza Roja está protegido en parques, reservas y santuarios naturales de la Amazonía y el Bosque Tropical del Pacífico. Su área de distribución se extiende desde el extremo sur de Sudamérica hasta el sur de Canadá. (Fotos: Macarena Tabja)
Carlos Bramon, quién ha dedicado su vida a la observación y cuidado de aves, es uno de los guías del Refugio de Vida Silvestre los Pantanos de Villa, es capaz de reconocer más de 20 especies de aves por el sonido que hacen. (Foto: Katherine Bless)
Hanz Dávila, otro de los guías del Refugio de Vida Silvestre los Pantanos de Villa, es uno de los más jóvenes y especializados en el estudio de estas aves. Es capaza de reconocer todas las especies a vista. (Foto: Katherine Bless)
Gaviota peruana. Es la gaviota más común de la costa peruana y la más abundante de las playas costeras debido a la presencia de corrientes de aguas frías. Forma gigantesca bandadas con sus congéneres y se alimenta de todo lo que encuentra a su paso, incluso carroña. Durante el invierno su plumaje adopta colores grisáceos. (Fotos: Macarena Tabja)
Chirigüe azafranado. Esta especie de ave conocido también como botón de oro, es una de las especies de aves que se encuentra en El Olivar. Es común verlos en grupos de uno o dos machos y varias hembras, alimentándose en el suelo. Se distribuyen ampliamente en Argentina, Uruguay, Colombia, Venezuela, Ecuador, Perú, Bolivia, Brasil y Paraguay. (Fotos: Macarena Tabja)
Coereba flaveola. Es un ave natural de América Central y Sudamérica, desde México y las Antillas hasta Argentina. Mide unos 11 cm de largo. El apodo de ‘ave azucarera’ le viene de su apetencia por azúcar en grano dispensada en pozuelos o alimentadores de aves, lo que resulta un método común para atraer aves nectarívoras de los géneros Coereba. (Fotos: Macarena Tabja)
Tyrannus melancholicus. El tirano melancólico es otra de las aves que pueden ser vistas en el Bosque el Olivar. Es nativo del Neotrópico y se distribuye desde el sur de Estados Unidos, por América Central y del Sur hasta el centro de Argentina. Esta especie defiende con agresividad su territorio frente a intrusos, inclusive si se trata de aves mucho más grandes cómo los tucanes y caracaras. (Fotos: Macarena Tabja)
Mimus longicaudatus. Conocida como colilarga, es una de las aves que se puede ver en el Bosque El Olivar. Corre bastante rápido por el suelo, donde busca insectos, y semillas. Se encuentra en matorrales y bosques secos, así como en zonas agrícolas, en el suroeste de Ecuador y del oeste del Perú (Fotos: Macarena Tabja)
Turtupilín. Esta vistosa ave de aprox 16 cm, tiene un plumaje multicolor con tonos negros, pardos, rojos y blancos, sin embargo existen variedades de color totalmente negro en ambos sexos. Es muy común observarlos en lomas, montes, parques, campiñas, algarrobales, etc, donde emiten su canto al amanecer o en el crepúsculo. El Turtupilín habita desde el sur de Norteamérica hasta Sudamérica. (Foto: Macarena Tabja)
Tortolita peruana (Columbina cruziana). Es una de las aves que hace mucha gracia en el entorno de El Olivar, ya que su canto parece el croar de una rana. De hecho, su nombre en inglés, Croaking Ground-dove, significa «paloma de tierra que croa». (Foto: Macarena Tabja)
El tordo. Se puede encontrar en El Olivar, es autóctono de América del Sur. Este pequeño tordo se propagó en forma gradual a lo largo de las Antillas en las últimas décadas, avanzando de isla en isla hacia el norte, primero por las Antillas Menores y, luego, hacia el oeste en dirección a Cuba. Tiene un canto chillón y particular. (Foto: Macarena Tabja)
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