Un reportaje publicado ayer en el diario El Comercio, cuestiona el actual estado de los Pantanos de Villa, la única área natural de Lima, que ha sufrido en los últimos años diversos atentados contra su conservación. Fábricas, construcciones, incendios, basura, desmonte y hasta el uso de sus aguas como desagüe, son algunos de los enemigos que ha tenido y tiene este humedal.
Los Pantanos de Villa, conformados por 263 hectáreas, están ubicados en el distrito de Chorrillos. Está rodeado de juntos y totorales, que alberga todo el año a diversas aves migratorias del continente. Debido su importancia, se crearon leyes para su conservación, pero la falta de comunicación entre la Municipalidad de Lima y el Ministerio del Ambiente ha creado un clima de incertidumbre que afecta al ecosistema de este lugar.
Según El Comercio, existe la ordenanza 184 de la Municipalidad Metropolitana de Lima (creada en 1998) que regula la zona de reglamentación especial de dichos humedales y de su zona de amortiguamiento o adyacente. Dicha norma creó la Autoridad Municipal de los Pantanos de Villa (Prohvilla), encargada de administrar dicho refugio de vida silvestre. Según esa ordenanza, toda intervención, actividad u obra que se desarrolle en los pantanos y alrededores debe contar con el visto bueno ambiental de Prohvilla.
Sin embargo, también existe la Ley 26834, de Áreas Naturales Protegidas, publicada en junio de 1997, cuando todavía existía el Instituto Nacional de Recursos Naturales (Inrena). Los Pantanos de Villa, reconocidos por el Estado como área natural protegida, se enmarcan dentro de esa legislación que dispone que el Inrena, hoy Ministerio del Ambiente (Minam), emita aprobación ambiental para todo tipo de intervención en los humedales y adyacentes.
Esta dualidad ha generado más de una confusión, especialmente desde la creación del MINAM, en mayo del 2008. “Desde que el Inrena pasó a ser Ambiente, esta entidad ya no ocupa el sitio que le corresponde en el directorio de Prohvilla, según la ordenanza 184”, indicó Franco Fernández, director técnico de Prohvilla.
Por su parte, el jefe del Refugio de Vida Silvestre de los Pantanos de Villa, del Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Sernanp), Fernando Gil, señaló que “es ilegal que se otorguen licencias municipales distritales de obra solo con el visto bueno en materia ambiental dado por Prohvilla. La ley dice que el hoy Ministerio del Ambiente debe dar esas aprobaciones en base al análisis de los respectivos estudios de impacto ambiental”.
Debido a estos desacuerdos, en los últimos años, la zona de amortiguamiento ha sido rodeada por fábricas, grifos, granjas, urbanizaciones, clubes y asentamientos humanos, que no cuentan con conexiones de agua y desagüe. Además, por medio de continuos monitoreos, la Digesa ha detectado la filtración de coliformes y otros contaminantes dentro del humedal.
Según el reportaje, el Sernanp, en base a la Ley de Áreas Naturales Protegidas, es la entidad que debería tener la rectoría sobre qué hacer en los pantanos y en sus zonas adyacentes. Prohvilla debería alinearse a eso en el marco del Plan Maestro que para este refugio se aprobó en 1998.
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Foto: El Comercio
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