La muerte de Francoise Burhenne-Guilmin el pasado 24 de agosto constituye una gran pérdida para para el movimiento conservacionista mundial. Ella fue una reconocida académica, promotora de convenios internacionales y una de las principales responsables de la creación de varios documentos clave para la conservación del medio ambiente a nivel mundial.
Burhenne-Guilmin fue doctora en Derecho por la universidad de Bruselas, trabajó entre 1970 y 1972 como Oficial Jurídico en el Centro de derecho ambiental de la IUCN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza). Entre 1973 y 1999 ocupó el cargo de presidenta en esta organización.
El legado de esta pionera queda fijado en documentos como La Convención Africana para la Conservación de la Naturaleza y los Recursos Naturales, la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES), la Convención sobre la Conservación de las Especies Migratorias de Animales Silvestres (CMS), la Carta Mundial de la Naturaleza, el Acuerdo de la ASEAN sobre la Conservación de la Naturaleza y los Recursos Naturales, y la Convención sobre la Diversidad Biológica.
Desde la UICN moldeó la agenda de derecho y política de dicha institución, inspirando a futuras generaciones de abogados alrededor del mundo.
Su labor fue reconocida mediante diversos premios, como el Premio de Medio Ambiente de las Naciones Unidas en 1991, el premio Elizabeth Haub de Derecho Ambiental en 2008, entre otros.
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