Exclusivo hotel no cuenta con permisos y presiona la Reserva Nacional de Paracas

Foto: Mongabay Latam

  • El hotel Boutique Atenas, un exclusivo hotel que promete contacto con la naturaleza, no solo no cuenta con los permisos necesarios al encontrarse en la zona de amortiguamiento de la Reserva Nacional de Paracas, sino que fue construido sobre un terreno en juicio por usurpación agravada y del que maricultores aseguran haber sido desplazados a mano armada.

En la bahía de Paracas, en uno de los 11 sublotes de El Refugio -un terreno de unas 11 hectáreas en la zona de amortiguamiento de la Reserva Nacional de Paracas- sobresale el exclusivo hotel Boutique Atenas. Este hotel, construido sin las autorizaciones correspondientes, se encuentra sobre un terreno en disputa judicial y con denuncias por desplazamientos violentos que afectan a un grupo de maricultores dedicados al cultivo de conchas de abanico. Además, podría generar impactos negativos sobre la reserva y la fauna resguardada en esta, según señala una investigación periodística de Mongabay Latam.

Para llegar a este hotel, se debe atravesar el sector Cequión-Atenas, un área de la Reserva Nacional de Paracas que es considerado de protección estricta por el “alto valor de su diversidad y abundancia de aves residentes y migratorias”, según indica el Plan Maestro de la reserva.

El Boutique Atenas es hasta ahora uno de los pocos espacios turísticos construidos en la zona de amortiguamiento de esta área natural protegida. Y, aunque se presenta como de “contacto con la naturaleza”, la forma en que ha sido construido -sin permisos y con un violento desalojo- contradice este concepto.

La construcción de este espacio inició con un violento desalojo que ocurrió tres años atrás, una noche de enero de 2021. A pocos metros de donde se alza hoy el hotel aún se conservan vestigios de esto. “Llegaron como 300 trabajadores de seguridad con excavadoras y cerraron todo, destruyeron el campamento, no dejaron entrar a nadie, ni a fiscales, ni a autoridades, fue muy violento. Ahí pusieron los letreros de propiedad privada y nos quitaron”, declaró uno de los testigos del evento para Mongabay Latam.

El campamento destruido era de unos veinte maricultores que estaban instalados en este terreno con casetas de madera desde 1995, cuando la Empresa Nacional de Puertos (Enapu) era dueña de estos terrenos, según consta en partidas registrales. Actualmente, es el Enapu quien acusa a los dueños de este terreno de usurpación agravada, un delito que se comete cuando se invaden predios en circunstancias ventajosas, por lo que se encuentran en medio de una disputa legal.

A unos metros de distancia del hotel Boutique Atenas queda la evidencia del desalojo que ocurrió en enero de 2021. Foto: Gerardo Marín

Múltiples desalojos

Los maricultores habían instalado casetas de madera para vigilar la producción de concha de abanico (Argopecten purpuratus) en los lotes marinos que el Ministerio de la Producción (Produce) les había concesionado. Y ya habían enfrentado desalojos previos, uno de estos ocurrió en septiembre de 2015, cuando los actuales propietarios de El Refugio habían intentado desalojarlos al construir un cerco de palos para impedir su acceso libre a la playa.

Este muro, en diciembre de 2016, se volvió de concreto. En ambas oportunidades, los maricultores acudieron a denunciar, pidiendo que se respete su derecho de acceso libre a la playa, que se supone es derecho de todos los peruanos. En el 2015, la Fiscalía Penal de Pisco archivó la denuncia 9 meses después, argumentando que “los propietarios solo estaban ejerciendo derechos sobre su territorio”. Lo mismo ocurrió con la denuncia de 2016.

Cuando ocurrió el último desalojo, para la construcción del hotel Boutique Atenas, en 2021, los maricultores ya no denunciaron formalmente el hecho, pero  las huellas que dejó este violento hecho sirvieron para que la Empresa Nacional de Puertos (Enapu) presentara una denuncia en contra de los actuales dueños de El Refugio por usurpación agravada. Sin embargo, este proceso judicial, que aún se encuentra en la Corte Superior de Justicia, no impidió que el hotel empezará a funcionar en 2023.

Elaboración: Mongabay Latam

Un hotel con impactos en la reserva Paracas

El hotel opera bajo el nombre comercial de SUNSET & SEA E.I.R.L., una empresa que, según los registros de la Superintendencia Nacional de Aduanas y de Administración Tributaria (Sunat), pertenece a Sandro Espinoza Flores, un excapitán de la Policía Nacional del Perú (PNP) que actualmente es gerente general de las empresas de seguridad privada: Police Security, que inició empleando a policías estatales activos y que hoy, asegura, solo contrata exempleados, y Armada Security SAC.

Espinoza Flores ya tiene una sentencia por usurpación en Lambayeque por apropiarse de un predio con engaño, según consta en las sentencias del Tribunal Constitucional. Este engaño fue ejecutado a través de Sweet Land SAC, una de sus empresas inmobiliarias la cual fue vinculada en 2017 a otros procesos por fraude y estafa en Chiclayo.

Pero, lo que preocupa a las autoridades ambientales sobre este hotel es que, pese a estar ubicado en la zona de amortiguamiento de la reserva de Paracas, no cuenta con la opinión técnica del Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado peruano (Sernanp), como lo establece en Decreto Supremo del Ministerio del Ambiente (Minam).

Aunque está permitido el desarrollo de actividades productivas en las zonas de amortiguamiento de este tipo de área natural protegida, estas solo pueden llevarse a cabo siempre que no pongan en riesgo a la reserva. Por ello, el Sernanp debe identificar si la actividad o construcción que se pretende hacer “vulnera de alguna forma o afecta al objeto de conservación del área protegida y sustentar por qué no debería hacerse un proyecto en ese espacio”, señala Silvana Baldovino, directora del Programa de Biodiversidad y Pueblos Indígenas de la Sociedad Peruana de Derecho Ambiental (SPDA).

Sin embargo, el hotel boutique Atenas, según constató la investigación periodística de Mongabay Latam, no contó con la autorización de Sernanp. Y, aunque en marzo de 2023, esta institución adscrita al Minam envió un informe sobre la construcción del hotel a la Fiscalía Provincial Especializada en Materia Ambiental de Ica, hasta el momento no se tiene conocimiento de cómo ha avanzado el caso.

Para llegar al hotel se debe atravesar el sector Cequión-Atenas, una zona en la que habitan piqueros (Sula nebouxii), camineras peruanas (Geositta peruviana), cormoranes guanay (Phalacrocorax bougainvilli), flamencos chilenos (Phoenicopterus chilensis), pelícanos peruanos (Pelecanus thagus), entre otras aves que están en la Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.

“Esta zona ya tiene un tránsito industrial debido al Puerto San Martín, ahora incrementarlo un poco más debido a las actividades hoteleras sí podría impactar a las aves. Será necesario evaluarlo, pero que los vehículos van a atravesar la colonia, sí lo van a hacer”, advierte Carlos Zavalaga Reyes, biólogo marino, investigador de la Universidad Científica del Sur, especializado en aves.

Además, toda esta fauna estaría sufriendo otros impactos producto de la actividad del hotel. Por ejemplo, la noche del 7 de abril el hotel fue sede del festival electrónico We Out There – 2023, sin autorización del Sernanp, impactando con ruidos y luces en la fauna.

Esta presión sonora en los ambientes genera estrés fisiológico en las especies, entre otras consecuencias, como su reducción en número, aseguran los especialistas. Sin embargo, nada de esto ha sido tomado en cuenta por el mencionado hotel.



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