Según estudio: terminales de Lima y Chiclayo venden peces sin tener la talla mínima
Tallas minimas de captura de peces

La investigación se realizó en Villa María del Triunfo (Lima) y San José (Chiclayo). Foto: Ximena Vélez-Zuazo

 

Un estudio publicado por ProDelphinus y la Sociedad Peruana de Derecho Ambiental (SPDA), con apoyo de la Fundación Walton, evaluó el nivel de cumplimiento de las tallas mínimas de captura para un grupo de pesquerías comerciales en el Terminal Pesquero de Villa María del Triunfo y el Desembarcadero Pesquero Artesanal de San José, en Chiclayo. La investigación, realizada durante un año (desde agosto del 2018 al 2019), utilizó fotografías y la aplicación FishFigure para registrar las medidas de los peces capturados y comercializados, y comparó sus tallas con la mínima establecida por la normativa vigente.

Las tallas mínimas de captura (TMC) son un instrumento de manejo imprescindible para la sostenibilidad de la pesca. Gracias a ellas, se protege a los peces hasta que alcanzan su madurez reproductiva y puedan desovar, asegurando así la continuidad de la población, y con ella, la pesca. Sin embargo, estas no están siendo respetadas para un grupo de especies emblemáticas como la cabrilla, el bonito, la lisa, el suco y el lenguado, entre otras.

Ximena Vélez-Zuazo, PhD investigadora que lideró el estudio, explica que “luego de medir durante un año, un total de 7162 especímenes de 13 especies distintas con talla mínima vigente, encontramos que el 65.5 % de los muestreados en Villa María del Triunfo se encontraban por debajo de la misma. Para los peces desembarcados en San José, el nivel de incumplimiento fue del 75.8 %”.

El estudio encontró, además, que la talla promedio de 8 de las 13 especies evaluadas se encontraba por debajo de la mínima reglamentaria. El 70.4 % del total de peces muestreados en ambos puntos eran juveniles.


Principales resultados

En Villa María del Triunfo solo la lorna y la chita presentaron tallas por encima de la mínima legal. Sin embargo, esta última plantea una problemática particular. Según Fabio Castagnino, uno de los especialistas involucrados en el estudio, “una gran parte de las chitas —en su mayoría juveniles— no eran ofertadas al público, sino que eran reservadas por restaurantes para ser vendidas como ‘chita al plato’, y no pudieron ser medidas”. Según los comerciantes del terminal, estos ejemplares juveniles tienen alto valor de mercado y mucha demanda por parte de los restaurantes.

En el desembarcadero de San José, las únicas especies cuyas tallas promedio superaron a la talla mínima legal fueron la cachema, la chita y la cojinova. El estudio concluyó que, de todas las especies incluidas en la muestra total, solo la chita presentó un porcentaje de juveniles dentro el límite de tolerancia: 21.1 % para Villa María y 20 % para San José, frente al 25 % de máximo legal. En los dos lugares de muestreo se encontró que las especies bonito, lisa, pampanito y suco, mostraron porcentajes de juveniles por encima del 85 % de la captura total.

Pesquería comercial

Cabe resaltar que el Perú cuenta con al menos 106 especies hidrobiológicas usadas con fines comerciales, de las cuales solo 64 cuentan con una talla mínima de captura establecida, es decir, menos del 64 %. En los últimos años se han reducido las tallas mínimas de captura de diversas especies como el bonito, la lisa y la cabinza. Aunque estas reducciones son producto de una evaluación actualizada de la talla de madurez reproductiva de dichas especies, también se aumentaron los porcentajes de tolerancia para la captura de juveniles. Precisamente este estudio muestra que aunque aquellas cuentan con tallas mínimas de captura, estas no se están cumpliendo. Así se describe un escenario difícil para la sostenibilidad de la pesca en el Perú, ya que las normas que establecen mecanismos de control de captura, como las tallas mínimas, no cumplen su función si no son fiscalizadas.

La lucha contra la pesca ilegal y la comercialización de especies en veda o individuos por debajo de la talla mínima, deben mantenerse para dar sostenibilidad a nuestros recursos marinos. Ello se puede lograr si las autoridades refuerzan aún más sus labores de fiscalización e imponen sanciones correspondientes a los infractores, especialmente en mercados y terminales.

Al respecto, Percy Grandez, abogado de la SPDA, explica que aunque este rol compete principalmente al Ministerio de la Producción (Produce) y a los gobiernos regionales “debería fortalecerse también el rol de las municipalidades distritales. Estas se encuentran habilitadas por la Ley Orgánica de Municipalidades para fiscalizar y sancionar aspectos sanitarios en los mercados y terminales, así como para fiscalizar que comercialicen recursos hidrobiológicos respetando las tallas mínimas”.

Grandez destaca ejemplos de municipios que ya vienen cumpliendo con estas funciones, como la de Villa María del Triunfo que en el 2017 sancionó y clausuró temporalmente el terminal pesquero por razones de sanidad. Y, en los últimos años, la Municipalidad del Callao que ha realizado permanentes acciones de fiscalización al terminal pesquero de Ventanilla, a fin de verificar el cumplimiento de las tallas mínimas.

[Descarga aquí la infografía del estudio]

Sostenibilidad para los recursos

Para la bióloga Vélez-Zuazo hay una necesidad mayor de ampliar y dar mayor detalle a la toma de datos de ingresos al terminal, de forma que se puedan colectar datos de especies con bajos volúmenes de captura pero alta vulnerabilidad a la sobreexplotación. “Cuando hicimos el estudio vimos que solo hay un ingeniero encargado de supervisar las buenas prácticas en el Terminal de Villa María del Triunfo, y su horario de trabajo en campo es de 5:00 a 10:00 de la mañana. Antes y después de ese horario no hay un encargado en el área de calidad”, afirmó.

Si bien las tallas mínimas de captura (TMC) son un instrumento de manejo imprescindible para la sostenibilidad de la pesca, deben ser aplicadas junto a otras medidas de control (como las vedas, la regulación de artes-métodos de pesca, entre otros) para garantizar la sostenibilidad de una pesquería. En palabras de Castagnino, es necesario diseñar reglamentos de ordenamiento pesquero para más especies, aplicando enfoques innovadores que permitan mejorar y ampliar la toma de datos, evaluar las poblaciones de peces y tomar decisiones de gestión para las pesquerías más complejas y de alta importancia social, como son las costeras.

A la fecha, el Perú cuenta solo con 11 reglamentos de ordenamiento pesquero para especies marinas y, los criterios de evaluación, así como las herramientas de manejo incluidas en ellos, no están estandarizados.

Además, el estudio revela un problema de fondo: tanto restaurantes como consumidores continúan demandando productos no sostenibles e incluso ilegales. Sin embargo, son ambos quienes cumplen un rol clave en la cadena: si se dejan de pedir pescados juveniles, estos perderán valor de mercado y habrán menos incentivos para que sean capturados. Un ejemplo se refleja en un reciente estudio de Oceana que mostró que el 74 % de restaurantes ofertan en sus cartas especies como el lenguado y la corvina, cuando en realidad no lo son. Ello a pesar de que existen especies alternativas que ayudarían a reducir la presión que existe sobre lenguado y corvina.

Ante este panorama, organizaciones como la SPDA, Oceana y Future of Fish, vienen trabajando con más de 10 restaurantes que se han sumado al Pacto por la Pesca Responsable, para incentivar el cambio de los hábitos de consumo de la población hacia la demanda de productos hidrobiológicos capturados responsablemente.

 

Accede al informe completo aquí

Evaluación anual de la comercialización de peces bajo la talla mínima legal en terminales pesqueros y puntos de desembarque, informe realizado por Ximena Velez-Zuazo, PhD; Joanna Alfaro-Shigueto, PhD; Fabio Castagnino, MSc; y Francisco Cordova, MSc.



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