[Especial fotográfico] Chimborazo (Ecuador): Conservando pajonales para cosechar agua
viernes 20 de abril, 2012
Clic en las imágenes para ampliar foto y leer leyenda.
El Tayta Chimborazo es el volcán y montaña más alto de Ecuador. Está ubicado en la provincia del mismo nombre, en la parte central del callejón interandino, limitado al norte por la provincia de Tungurahua. En sus faldas viven familias kichwa pertenecientes a la FOCIFCH (Federación de Organizaciones Indígenas de la Faldas del Chimborazo).
El Tayta Chimborazo siempre ha sido no sólo uno de los símbolos culturales más importantes de la zona, sino que, además, ha sido la fuente principal de agua. Sin embargo, el cambio climático ha hecho que sus hielos se vayan derritiendo, causando una gran preocupación en los pobladores.
Para hacer frente a este fenómeno ha sido crucial la conservación de páramos y los pajonales en las faldas del Chimborazo. Los pajonales captan el agua del rocío del ambiente, funcionando como una escoba inversa que lleva a las gotas al suelo.
Baltazar Uscha nos contó sobre el último hielero del Chimborazo: “Antes, hasta abajo sabía llegar la nieve más fuerte. El trabajo era más fácil. Ahora, como el tiempo ha cambiado, ya casi no hay nieve ya”. Baltazar sacó hielo de las alturas del Chimborazo desde los 15 años, y lo vendía en la ciudad de Riobamba.
De esta manera, los pajonales almacenan el agua en el subsuelo, donde se filtra y llega a abastecer a las comunidades que se encuentran más abajo. Así los “tumbuzonos” (los tumultos esponjosos que se aprecian en esta foto) sirven como colchones de agua que la almacenan.
Pero esto no siempre ha sido así. Antes, cuando no había muchos problemas con el agua y el Chimborazo estaba cubierto de nieve, la mayoría de comunidades practicaba la técnica de roce y quema para renovar los cultivos en el suelo, acabando con los páramos y sus propiedades de almacenamiento de agua.
Ante este escenario, las comunidades han sabido adaptarse, empleando conocimientos locales. José Cacuango y Ana María Chagnay nos contaron cómo usaron la “pishwitas” de paja para conservar las papas y poder asegurarse ante la época seca, ya que no se sabe cuándo llegará la lluvia nuevamente.
Ahora, las comunidades han reemplazado el ganado por vicuñas. Las vicuñas tienen las patas más suaves –por lo que no dañan la tierra. Además, tienen dientes más filudos, lo que les permiten cortar los pajonales y no arrancarlos de la raíz, como es el caso de las ovejas.
Esta nueva inserción ha permitido poder explotar también la lana de este auquénido, que ahora tiene más valor en un mercado internacional. Las mujeres de las comunidades se organizan ahora en comités de tejedoras y venden los productos, obteniendo así un ingreso extra.
Todas estas técnicas preventivas se suman a esfuerzos organizativos de la comunidad, quienes a través de la minga (el trabajo comunitario) han sabido construir reservorios que almacenan el agua de las lluvias y permiten utilizarla en épocas de sequía.
También se han construido canales de irrigación para poder almacenar y distribuir el agua. Todas las comunidades cuentan ahora con un caño por lo menos por casa.
Y es así como la gente en Chimborazo ha empezado a darse cuenta de la importancia de la conservación de los páramos y el desarrollo de técnicas alternativas para hacer frente a las manifestaciones del cambio climático. Cada vez son más las personas que cambian su estilo de vida por uno más sostenible a largo plazo.
(descargar imágen panorámica en versión amplia aquí)
Debe estar conectado para enviar un comentario.