El llamado de Carl Sagan para salvar la Tierra de la depredación humana

  • El astrofísico y presentador de televisión no solo divulgó conocimientos científicos de un modo innovador, sino también fue un abierto defensor de nuestro planeta frente a las actividades devastadoras.

Por Jaime Tranca / jtranca@spda.org.pe

 

Muchos no se han llevado muy bien con el estudio de las ciencias desde la época escolar porque les parecía un mundo indescifrable. Sin embargo, en la mayoría de casos, este rechazo se daba solamente porque no tuvieron un profesor que les explique de manera sencilla materias como matemáticas o física, y les transmita esa pasión y adicción por el conocimiento infinito. Uno de estos profesores fue Carl Sagan.

A Sagan no le bastaba solo con aprender los misterios del universo, proponer ideas para comunicarnos con seres vivos de otros planetas o pronosticar cómo sería el futuro para los humanos, siempre desde una perspectiva científica. Sino también le importaba enseñar y que sus alumnos aprendan, se apasionen y sorprendan, y eso hizo a través de Cosmos: un viaje personal, un programa de televisión de la década de 1980 que revolucionó el modo de presentar contenidos que por su naturaleza eran considerados “aburridos” para la «caja boba».

La serie fue producida entre 1978 y 1979, y transmitida por primera vez entre septiembre y diciembre de 1980. Carl Sagan, el cosmólogo, astrofísico, astrónomo, astrobiólogo y catedrático de Harvard, también fue guionista y presentador de estos 13 capítulos inolvidables que hasta hoy se mantienen como importantes documentos del conocimiento a pesar de que este año cumplirán cuatro décadas desde su estreno.

“Los humanos ahora hemos logrado la honrosa distinción de hacer nuestras propias catástrofes, tanto intencionales como inadvertidas”. Carl Sagan

En Cosmos, Sagan explicó las teorías del origen del universo, la formación de las galaxias y sistemas planetarios, el origen de los seres vivos, la evolución del hombre, el trabajo de los primeros científicos que incluso arriesgaban sus vidas tan solo por su deseo de saber, los viajes interplanetarios, los agujeros negros, la teoría de la relatividad y la posibilidad de contacto con seres extraterrestres.

Sin embargo, la serie también hizo cuestionamientos al pensamiento del hombre que, en vez de preocuparse por responder a las preguntas básicas: ¿de dónde venimos?, ¿cuál es nuestro propósito en el universo?, entre otras, se empecinaba más en realizar actividades egoístas y destruir la Tierra, el único hogar que tenemos.

El siguiente texto es la transcripción de un fragmento del cuarto capítulo de la serie, llamado “Cielo e infierno”, donde aborda temas como el calentamiento global (fue otro tema favorito de Sagan), el efecto invernadero de Venus (del cual fue uno de los principales estudiosos) y sobre la posibilidad de que nuestro planeta se convierta en un lugar tan inhóspito como Marte si es que continuábamos realizando actividades que destruían el suelo y la atmósfera.

[Ver además ► Sergio Vieira de Mello: el defensor de derechos humanos que murió buscando la paz]

A continuación, el mensaje de Carl Sagan:  

La Tierra es un sitio hermoso y más o menos plácido. Desde luego, las cosas cambian, pero lentamente. Puede uno llevar una vida plena sin experimentar ninguna clase de catástrofe natural más violenta que una tormenta y así nos volvemos complacientes, relajados, descuidados. Pero la historia del Sistema Solar y hasta en la historia humana existen registros claros de catástrofes extraordinarias y devastadoras.

Los humanos ahora hemos logrado la honrosa distinción de hacer nuestras propias catástrofes, tanto intencionales como inadvertidas.

[…]

Después del descubrimiento del fuego empezamos a incinerar bosques intencionalmente para limpiar la tierra por un proceso llamado agricultura de cortar y quemar, y hoy en día los bosques y pastizales están siendo destruidos frívolamente, descuidadamente por seres humanos despreocupados por la belleza de nuestros primos los árboles. Tal vez ignoran las posibles catástrofes climatológicas que pueden ocasionar al quemar bosques en gran escala. 

La destrucción indiscriminada de la vegetación puede alterar el clima globalmente en forma que ningún científico puede predecir. Ya han empobrecido grandes porciones de la capa que sustenta la vida en la Tierra. Sin embargo, destrozamos el suelo generoso a un paso acelerado, como si perteneciera únicamente a nuestra generación, como si fuese nuestro para hacer con él lo que nos plazca.

La Tierra tiene mecanismos para limpiarse por sí sola, para neutralizar las sustancias tóxicas en su organismo. Pero estos mecanismos trabajan hasta cierto punto. Más allá del umbral crítico, este mecanismo se deteriora y el daño es irreversible.

Nuestra generación debe elegir qué valoramos más. ¿Beneficios a corto plazo o la hospitalidad a largo plazo de nuestro hogar planetario? El mundo está dividido políticamente pero ecológicamente está estrechamente unido. No hay hilos inútiles en el tejido del ecosistema. Si se corta cualquiera de ellos, se deshacen muchos otros.

Hemos descubiertos otros mundos con atmósferas asfixiantes y superficies mortíferas. ¿Es nuestro propósito recrear estos infiernos en la Tierra? Hemos encontrado lunas desoladas y asteroides desiertos, ¿vamos a causar cicatrices y cráteres en este mundo azul verde a semejanza de aquellos?

 Las catástrofes naturales son raras, pero llegan con alguna frecuencia. No necesitamos forzar la mano de la naturaleza. Si arruinamos la Tierra, no hay otro lugar a donde ir. Este no es un mundo desechable y aún no somos capaces de recrear otros planetas.

 El desierto más cruel y desolado de la Tierra es mucho más hospitalario que cualquier lugar en Marte. La superficie brillante, arenosa y polvosa de Marte refleja suficiente luz solar al espacio para enfriar el planeta, congelando todo el agua y encerrándolo en una perpetua edad glacial. Algunas actividades humanas hacen estéril nuestro planeta y nuestra atmósfera, esto finalmente podría causar una edad glacial. Al mismo tiempo, liberamos grandes cantidades de dióxido de carbono, aumentado el efecto invernadero.

La Tierra no necesita parecerse demasiado a Venus para para volverse estéril y sin vida. Tal vez no se requiere mucho para desestabilizar el clima de la Tierra para convertir este cielo, nuestro único lugar en el cosmos, en una especie de infierno.

El estudio del clima terráqueo, la influencia del Sol, la comparación entre la Tierra y otros mundos, estos son temas en sus primeras etapas de desarrollo a los que no concedemos mayor importancia y mientras tanto continuamos cargando la atmósfera de la Tierra con materia de cuya influencia a largo plazo estamos casi totalmente ignorando.

Hay mundos que comenzaron con la promesa de vida tan aparente como la Tierra, pero algo caminó mal. El saber que los mundos pueden morir, nos alerta del inminente peligro. Si un habitante de otro mundo llegara a visitarnos, ¿qué cuentas rendiríamos de nuestra administración del planeta Tierra?    

Mira el capítulo «Cielo e infierno»:

 

DATOS:

  • Los capítulos de Cosmos: un viaje personal están colgados en Youtube.
  • Existe una nueva versión de la serie, producida por National Geographic y conducida por el astrofísico Neil deGrasse Tyson.


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