El derrame de petróleo continúa matando el verano en Lobitos y Cabo Blanco
- Tras el derrame de petróleo ocurrido en el mar de Talara, que impactó a varias playas piuranas, los pescadores artesanales continúan sin salir al mar. A la fecha, aún no se conoce oficialmente la cantidad de barriles vertidos.
lunes 6 de enero, 2025
Por: Grover Lozada
Hace cuatro años, Tulio Chapilliquén inició con optimismo la repotenciación de su embarcación pesquera. Invirtió en un motor nuevo y meses de mejoras en los mejores astilleros del norte, con el objetivo de potenciar el turismo vivencial, una actividad que desarrolla desde hace 13 años junto a sus hijos a través de su empresa, Lobitos Ocean Adventure.
Justo cuando empezaba a despegar su economía en plena temporada alta, y cuando comenzaron a ofrecer paseos a turistas y pesca en altamar con ceviche a bordo, llegó la marea negra. Una presunta negligencia de Petroperú provocó un derrame de petróleo el 20 de diciembre, que ocasionó un grave perjuicio económico de la fauna marina, una de las principales razones de la visita de miles de turistas nacionales y extranjeros, junto con el surf.
De manera preliminar, la Municipalidad Distrital de Lobitos estimó la afectación en más de 10 mil metros cuadrados en cinco playas de Lobitos. Esta situación frenó radicalmente la llegada de los visitantes a este balneario conocido mundialmente, no solo por sus olas perfectas para el deporte, sino también por su riqueza cultural, entre las que destaca sus técnicas milenarias para la pesca y los ecosistemas únicos, pues en esta parte del litoral peruano, se une la fría corriente de Humboldt y la cálida corriente Ecuatorial. Este conjunto de riquezas marinas produce variedad de especies marinas que dan paso a la exquisita gastronomía local.
El alcalde de Lobitos, Ricardo Bancayán, lamentó que de los 2 mil turistas que llegaban al día al distrito, desde el inicio de la temporada alta, ahora solo se reportan 15 carros con visitantes.
Ante esta crisis, el pasado 27 de diciembre, los lobiteños organizaron una mesa de diálogo con sus dirigentes y los representantes de Petroperú, entre ellos, el gerente Óscar Vera, quien tuvo que abandonar la reunión escoltado por la Policía, ya que decenas de ciudadanos le increparon por la contaminación de las playas. Incluso, una mujer le lanzó petróleo a su salida del coliseo Teófilo Cubillas.
«Somos un pueblo de pescadores que emerge del turismo. Nosotros esperamos con ansias esta temporada alta, pero lamentablemente hemos perdido todo el verano y hemos perdido todo lo invertido», dijo el alcalde Bancayán.
Tras aproximadamente tres horas, la reunión finalizó con acuerdos a los cuales se dará seguimiento. Uno de ellos es que en un plazo no mayor a 10 días hábiles (contados desde la firma del acta del 27 de diciembre) los representantes de las diferentes asociaciones del pueblo de Lobitos, enviarán a través de la Municipalidad Distrital de Lobitos el documento oficial que los acredita como representantes para esta mesa de negociación.
Continúa la contaminación
Exactamente a una semana de ocurrido el derrame, Actualidad Ambiental recorrió las diferentes playas durante tres días y comprobó que Petroperú continúa pasando por alto su responsabilidad con la fauna marina, puesto que en plena zona arqueológica de la playa Capullanas, se encontró manchas oleosas y paños absorbentes manchados con petróleo que poco a poco eran arrastrados mar adentro, debido a los fuertes oleajes.
Al respecto, el biólogo marino Yuri Hooker expresó su indignación con esta acción que continúa contaminando las playas del norte. Consideró que los oleajes anómalos ocurridos la última semana de diciembre estarían ocultando la evidencia de las rocas que podrían seguir cubiertas con hidrocarburos. Incluso, la fuerte corriente habría arrastrado el crudo, con lo cual queda una mínima evidencia en los recursos hidrobiológicos para ser evaluados y así, determinar el grado de contaminación.
«Este maretazo está jugando a favor de Petroperú, lamentablemente porque toda la labor que tenía la OEFA de evaluar el grado de contaminación y la mortalidad de los organismos, gran parte desaparece con los fuertes oleajes. Además, el petróleo flota, pero si lo mezclas con arena se va al fondo del mar, es decir, desaparece gran parte de lo que está en la orilla y también lo que flota se lo lleva la marejada de la costa», explicó el científico.
Se agrava el panorama
Mientras los pescadores intentaban sobrellevar la crisis causada por el derrame de petróleo, que había paralizado sus actividades, los pronósticos de la Marina de Guerra del Perú trajeron aún más preocupación. Alertaron que la situación en el litoral empeoraría, y así fue. Durante la mesa de diálogo en la que buscaban soluciones a la contaminación de las playas, olas de hasta cuatro metros arrasaron con decenas de embarcaciones.
Algunos pescadores que estaban en altamar solicitaron ayuda aérea al Ministerio de Defensa para su rescate. En un primer momento, se logró auxiliar a 30 personas, aunque en total unas 180 pedían auxilio desesperadamente.
Este evento agravó aún más la situación de la pesca artesanal, que ya estaba detenida por el desastre ambiental. La comunidad pesquera solicitó ayuda urgente, pues los fuertes oleajes destruyeron embarcaciones esenciales para su sustento.
Entre los afectados se encuentra Tulio Chapilliquén, quien, además de sufrir las consecuencias del derrame, perdió su nave turística. El oleaje la arrastró y la destruyó por completo. A pesar de quedarse sin herramientas de trabajo, Tulio mantiene el optimismo. Con su última lancha funcional, planea continuar trabajando durante años, ahorrar y, eventualmente, adquirir una nueva embarcación para reactivar su empresa de turismo.
En temporadas altas como la que perdió, Tulio solía realizar aproximadamente 20 viajes al mes. Cada turista pagaba S/80 por la experiencia de pescar su propia comida y preparar ceviche, siempre respetando la talla mínima de las especies capturadas. Estos ingresos eran fundamentales para mantener a su familia y su negocio.
Cabo Blanco
A 25 minutos de Lobitos se ubica Cabo Blanco, una famosa playa para la pesca deportiva y espacio de gran concurrencia al formar parte del ámbito de la Reserva Nacional Mar Tropical de Grau. Esta zona también fue contaminada con el crudo. El expresidente del Gremio de Pescadores de Cabo Blanco, Carlos Chapilliquén Panta, argumentó que toda la economía local está perdida a causa del derrame de petróleo y lo que agravó más, fueron los oleajes anómalos.
El pescador dijo que, “Los hijos del viento”, grupo de embarcaciones dedicadas a la pesca vivencial, ha paralizado sus labores con graves consecuencias en sus economías. “El impacto que tuvimos desde el derrame fue la pérdida total de la economía porque no hemos tenido pesca ni turismo”, lamentó.
Por su parte, el presidente del Gremio de Pescadores Artesanales de Cabo Blanco, Carlos Alberto Jacinto Tume, señaló que solo en esta caleta hay más de 500 pescadores perjudicados, puesto que hasta el momento no pueden salir a trabajar para mantener a sus familias.
También agregó que sus agremiados se encuentran organizados en diferentes manifestaciones pacíficas, con el propósito de que las autoridades escuchen sus demandas para revertir el perjuicio ambiental y social que se vive después del derrame.
Por su parte, Jimpson Dávila, director de Gobernanza Marina de la Sociedad Peruana de Derecho Ambiental (SPDA) dijo que es importante centrarse en la recuperación ambiental del ecosistema marino afectado, ya que, ello contribuirá a la recuperación de la economía local que dependen de los ecosistemas marinos. Agregó que en función del grado de afectación del ecosistema marino, el Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental (OEFA) puede disponer la elaboración de un plan de rehabilitación a cargo de PetroPeru para remediar el área afectada.
“Se tiene que diseñar una estrategia específica para atender el daño económico que se ha ocasionado a las familias pesqueras, producto del derrame de petróleo, pero también una estrategias en función del impacto económico que ha generado el oleaje anómalo”, expresó Dávila.
Persona no grata
Durante la mesa de diálogo, los representantes de Petroperú informaron su deseo de normalizar la situación que se vive en el distrito, con las compensaciones que ofrecerán dentro del marco legal. Esta promesa no fue bien recibida por Jorge Periche, presidente del Gremio de Pescadores Artesanales de Lobitos, quien tomó la palabra para señalar que, junto a sus compañeros, «se siente traicionado como peruano».
Incluso, Periche pidió a sus compañeros extraer agua del mar y percebes para que en ese momento sea consumido por el gerente de Petroperú. “Para que se dé cuenta de lo contaminado que está nuestro mar”, indicó el pescador, quien finalizó su intervención declarando como persona no grata a Oscar Vera por haber dicho que las playas de Lobitos no son turísticas, cuando se sabe que la playa Capullanas colinda con el sitio arqueológico del mismo nombre.
Promesas
Durante la reunión, la Gerencia de Proyectos de Sostenibilidad y Transición Energética de Petroperú se comprometió a trabajar en coordinación con la Municipalidad Distrital de Lobitos para llevar a cabo un proyecto de rehabilitación de espacios públicos, con la proyección de generar aproximadamente 300 puestos de trabajo durante un periodo de 4 meses.
Además, Petroperú se comprometió a entregar cinco canastas de víveres por hogar cada semana, por un valor equivalente a S/ 300.00. También intentaron mitigar la crisis con la entrega de agua potable a la población durante tres meses.
A pesar de que se firmó un acta con estos compromisos, los pescadores expresaron su desacuerdo con las autoridades de Petroperú. Argumentan que las medidas propuestas no compensan en lo más mínimo el incalculable perjuicio económico causado por la presunta negligencia.
Edwin Eche Ruiz, presidente del Frente de Defensa de Lobitos, solicitó a los entes fiscalizadores del medio ambiente que continúen con las investigaciones y garanticen la transparencia del caso. Asegura que la ayuda ofrecida por Petroperú no es suficiente y que la economía local seguirá afectada. Señala que, por mucho tiempo, las familias peruanas no querrán comprar productos hidrobiológicos, lo que mantendrá la caída de la economía local.
La gravedad de la situación se evidenció rápidamente en las calles de Talara, donde pescadores y sus esposas se manifestaron en las principales avenidas solicitando apoyo económico a conductores y pasajeros. Desde el 28 de diciembre, estos ciudadanos se organizaron en el exterior del Desembarcadero Pesquero de Talara para pedir cualquier tipo de ayuda financiera.
Con el dinero recaudado, un grupo de veinte personas preparan una olla común que diariamente alimenta a unas 400 personas, entre pescadores y sus familias, quienes actualmente no tienen sustento. Sus labores en el mar están paralizadas, y los fuertes oleajes terminaron por destruir sus esperanzas de transformar este verano en una temporada que consolidara una economía local más sólida, sustentada en una industria sin chimenea. Además, la rehabilitación ambiental de la zona será un proceso costoso.
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