- Lideresa amazónica resalta por ser una de las primeras mujeres indígenas en ocupar cargos representativos en su comunidad, y hoy trabaja para que más peruanas como ella participen en espacios de liderazgo y estén capacitadas para defender sus derechos.
Por Angela Rodriguez / arodriguez@spda.org.pe
En 1990, la vida de Zoila Merino cambió. Ella, en aquel entonces, vivía en carne propia la violencia machista en su propio hogar y, aunque le interesaba participar de las decisiones comunales, no podía, como la mayoría de las mujeres indígenas. Todo cambió para ella cuando, un 23 de mayo, recuerda, asumió el rol de lideresa en un congreso indígena en la comunidad de Santa Lucía, en Loreto.
Ese año, no solo la vida de Zoila cambió. Con ella, otras mujeres boras empezaron a asumir roles de liderazgo y a participar activamente en las decisiones comunales. “El acceso a la participación de las mujeres depende mucho del pueblo. En el caso de mi pueblo rompimos con ese veto en la década de 1990, y hoy estamos ocupando cargos en las federaciones y directivas comunales”, comenta con orgullo.
Zoila Merino se convirtió, tras 11 años de labor como lideresa, en la primera mujer en asumir la presidencia de la Federación de Comunidades Nativas del Ampiyacu (Fecona). Hoy, es parte de la directiva de la Organización Regional de los Pueblos Indígenas del Oriente Peruano (Orpio), y desde esta organización -de alcance regional- lucha para que cada vez más mujeres indígenas puedan asumir puestos de liderazgo y fortalecer su rol en temas como la defensa de sus territorios y la “economía del buen vivir”.
En el Día Internacional de la Mujer Indígena, Actualidad Ambiental conversó con Zoila Merino para conocer más sobre sus motivaciones, luchas y la agenda que actualmente impulsa en Orpio, así como los desafíos que debe enfrentar para encaminar un tema que como ella misma advierte “no está priorizado”.
Aunque aún falta mucho por trabajar en cuanto al acceso de las mujeres indígenas a roles de liderazgo y espacios de toma de decisión, se pueden ver avances. Por ejemplo, los estatutos de las organizaciones ahora exigen la presencia de mujeres en las directivas. ¿Consideras que se está avanzando a nivel de las organizaciones indígenas en garantizar la representatividad de las mujeres?
Yo fui la primera mujer presidenta de mi federación. Primero fui 11 años mujer líder en mi comunidad, encabezando talleres, capacitaciones y luchas. Luego asumí como presidenta y con eso vine a estar acá (Orpio). He tenido muchas trabas, pero he ido aprendiendo.
Sin embargo, sigue siendo complicada la participación para otras mujeres, porque hay comunidades donde hay mucho machismo, donde los hombres no permiten que las mujeres participen. En ese caso, hace falta entrar a sensibilizar sobre los derechos de las mujeres, explicarles a los hombres y capacitarlas a ellas.
[Ver además ► Liz Chicaje: luchas, motivaciones y retos de una lideresa amazónica]
En este contexto, ¿cómo se aborda el tema de género en Orpio?
Actualmente, no tenemos un programa enfocado netamente en las mujeres. Pero, yo asumo ese rol de fortalecer a las mujeres lideresas de las federaciones. En 2019 se hizo un primer encuentro regional de mujeres de las 25 federaciones que había en ese entonces -hoy son 31 federaciones- pero no todas las federaciones tenían mujeres líderes. Ahora, pensamos hacer es un segundo encuentro en octubre de este año.
Con esto queremos fortalecer sus capacidades sobre institucionalidad, capacitarlas sobre violencia familiar, sobre sus derechos como mujeres y darles herramientas para defenderse de los delitos ambientales. Porque, la violencia contra las mujeres indígenas también viene de las amenazas al territorio. Por defender nuestro bosque de los que lo depredan muchas veces nos amenazan o violentan.
La pandemia agudizó muchas problemáticas en el país. ¿Crees que también ha afectado el avance de la participación de las mujeres indígenas?
Durante esta pandemia disminuyó la participación de las mujeres, eso a mí me preocupa. Por eso quiero impulsar ese encuentro. Estoy buscando fondos, tocando puertas de instituciones que nos puedan apoyar, porque nosotros como Orpio no tenemos un presupuesto enfocado directamente a apoyar estos temas.
Lo que más me preocupa es que se pierda el conocimiento. Por eso creo que nosotras debemos reunir a las sabias con las jóvenes para compartir conocimientos, de las sabias hacia las jóvenes, pero también de las jóvenes hacia las sabias.
Otro tema que evidenció la pandemia es la necesidad de impulsar la economía indígena y este es precisamente uno de los temas que trabajas en Orpio, con la artesanía. ¿Por qué apostar por esta actividad?
Le decimos “la economía del buen vivir”. Cuando recién llegué a Orpio, me preocupé mucho porque veía que las mujeres no tenían apoyo para desarrollar su economía, trabajaban empíricamente artesanías que vendían. Entonces, en Orpio planteé la necesidad de formalizar a las artesanas. El presidente de la organización me escuchó y aceptaron mi propuesta de iniciar un piloto con mi federación, porque en las comunidades del Ampiyacu trabajábamos bastante la artesanía, sobre todo con la fibra vegetal de chambira.
Empecé a formarles como empresas para que puedan administrar sus bienes, vender y captar fondos. Además, estando formalizadas podían recibir apoyo del Gobierno Regional de Loreto o del Ministerio de Comercio Exterior y Turismo (Mincetur) para asistir a ferias nacionales e internacionales.
Primero, formalizamos a artesanas de 4 comunidades de la cuenca del Ampiyacu: Brillo Nuevo, Estirón, Pucaurquillo Bora y Pucaurquillo Huitoto. Luego continuamos con federaciones kukamas. Hoy, son 8 grupos formalizados, entre asociaciones y empresas, con más de 80 artesanas. Hemos participado en ferias nacionales y exportado artesanías a París.
La visión es continuar de la mano de otras federaciones y según los productos que trabaja cada pueblo. Hay que apostar por la artesanía indígena, porque esto se desarrolla desde la tradición y nos da para comprar nuestras medicinas, nuestros alimentos y educar a nuestros hijos.
En el escenario actual, con la pandemia, cambios de gobierno y reactivación económica, es fundamental que se escuchen las voces de las mujeres indígenas. ¿Qué les dirías a otras niñas, jóvenes y mujeres indígenas, y a las autoridades?
Antes a nosotras no nos dejaban estudiar, porque decían que no era necesario. Pero, eso se ha ido cambiando y ya hay más mujeres profesionales. Además, aun sin estudios muchas hemos asumido liderazgos y responsabilidades.
Por eso, yo les diría a las mujeres que luchen, porque nosotras somos importantes. Nosotras somos cuidadoras de la naturaleza y del bosque. Yo quiero que mis hermanas puedan ocupar los espacios de poder, por ejemplo, en ministerios, en municipios, en el sector público y en las comunidades.
Y a las autoridades, comunales, locales, regionales y nacionales, les pediría que respeten la opinión de las mujeres, porque todavía no somos consideradas como se debe. El gobierno regional no está priorizando a las mujeres indígenas, les digo que por favor: ¡tienen que escucharnos!
Datos:
- En Perú viven pueblos indígenas, 51 de estos son amazónicos. Además, 5’958,551 peruanos se autoidentifican como indígenas, según el Censo nacional de 2017. El 52% de este total corresponde a mujeres.
- Se estima que el 81.2% de mujeres indígenas no acceden a educación superior y menos del 50% no cuenta con educación primaria.
- El Día Internacional de la Mujer Indígena se conmemora el 05 de septiembre a la heroína suramericana, la india Bartolina Sisa, que nació en Cusco, Perú, el 24 de agosto de 1753.
- Esta fecha sirve para conmemorar a las lideresas y defensoras indígenas, que lucharon y luchan por sus derechos. Asimismo, es un llamado a la reflexión sobre las problemáticas que afrontan las mujeres indígenas, triplemente vulnerables por género, etnia y la pobreza.
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