Desastres naturales, cambio climático y política ambiental
jueves 30 de marzo, 2017
Escribe Pedro Solano / Director Ejecutivo de la Sociedad Peruana de Derecho Ambiental
Los científicos aún no han determinado si el Niño Costero, que ahora nos castiga, es una consecuencia directa del cambio climático. Sin embargo, es evidente que acelerar las decisiones que nos corresponden en el marco de los compromisos climáticos así como fortalecer nuestra política ambiental favorecerá de manera directa nuestra capacidad de resiliencia frente a los hechos que hoy lamentamos. Dos ejemplos:
Forestación y Reforestación. Los huaicos arrasan todo. Tumban puentes y casas, destruyen cultivos, carreteras y vías férreas interpuestas en la ruta del cauce del río o en su faja marginal. Los huaicos buscan vías alternas a las del cemento mal planificado implantado en estos espacios y destruye otros, generando externalidades injustas y perversas. Sabemos que todos los ríos van al mar y basta mirar en Google una imagen de cada uno para saber la ruta natural con la cual debieran llegar ahí. Es urgente, entonces, recuperar territorialmente estos cauces naturales, fortalecer el encausamiento de los ríos en las zonas urbanas e invertir en infraestructura natural forestando y reforestando las cabeceras de cuencas y riberas. En época de sequía, la esta infraestructura verde serviría para almacenar agua. En época de huaicos, serviría para soportar la fuerza del río. El Perú tiene metas de reforestación y de deforestación evitada en sus compromisos climáticos frente a la ONU y de cara a ser miembro de la OCDE. Esta es entonces no sólo una tarea urgente sino a la vez estratégica.
Agua. El agua nos sobra y nos falta. Viene con lodo y toneladas de basura. La Atarjea demora en limpiarla, la ciudad queda desabastecida. Se ha alertado que hay riesgo de altísima contaminación si el río desplaza los relaves mineros que están en la ruta del Río Rímac y que debieron ser evacuados hace una década. Es imperativo entonces trabajar en educación ambiental, estándares de calidad, monitoreo adecuado y el cumplimiento de las normas ambientales. Para ello necesitamos un trabajo articulado de municipios y el gobierno central, donde es especialmente importante contar con un Sector Ambiental fuerte, organizado y confiable. El rol de instituciones como SENACE y OEFA es clave; así como de la propia sociedad civil. No parece buena idea en este contexto pensar en disminuirles capacidades, flexibilizar estándares de calidad o seguir alargando plazos para reubicar relaves que sabemos no deben estar donde actualmente se encuentran.
El cambio climático está cambiando radicalmente al mundo de la manera en que lo conocíamos. Los acuerdos internacionales y las tendencias en las grandes economías mundiales nos hablan de un futuro inmediato con una matriz energética global diferente, de un cambio de paradigma en el transporte, la alimentación, el diseño de las ciudades, el empleo y el valor que tendrán recursos naturales como los bosques y el agua. Dicen que en las crisis están también las oportunidades y el Perú nuevamente tiene la oportunidad de reconstruir. Hagámoslo con una mirada al mundo de hoy, al mundo del mañana. No al de ayer, que esa es historia repetida y siempre termina en tragedia.
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