- Diversas festividades culturales pueden incluir el uso de pieles de fauna silvestre, algunas con baja densidad poblacional, como el gato andino.
- Analizamos sus amenazas y necesidades de conservación en esta nota.
Por: Ximena Mejia / xmejia@spda.org.pe
A inicios del mes de febrero iniciaron en distintas zonas de Perú un conjunto de celebraciones para conmemorar la fertilidad de la tierra, agradeciendo a la «Pachamama». Ayacucho, Cajamarca, Arequipa, Cusco, Puno, Tacna y San Martín, son algunas de las regiones donde se reúnen una serie de festividades con gran herencia cultural, las cuales son el resultado de siglos de mestizaje entre costumbres hispánicas e indígenas.
Cada celebración es única y se pueden observar pasacalles, procesiones, y ferias donde la estrella suele ser la gastronomía. Los pasacalles están llenos de color con carros alegóricos, bandas de música y concursos de danzas folklóricas. Muchas de estas danzas han sido declaradas Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO como es el caso de la Festividad Virgen María de la Candelaria.
En esta celebración es común el uso de partes de animales silvestres en los trajes típicos como las plumas de suri (Rhea pennata) y parihuana (Phoenicopterus chilensis) en sombreros de paja, así como los quirquinchos (Chaetophractus sp) en matracas y pieles de zorro andino (Pseudalopex culpaeus), gato andino (Leopardus jacobita) y vicuña (Vicugna vicugna) para confeccionar los atuendos.
Cada año, autoridades como el Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre (Serfor) realizan campañas informativas para evitar el uso de partes de fauna silvestre en los carnavales. Dennis Huisa Balcon, especialista en fauna silvestre del Serfor Puno, nos comenta que en la mayoría de los casos estos trajes son heredados de los abuelos y que las asociaciones de danzantes están registradas en el Ministerio de Cultura (Mincul).
“Como autoridad no podemos ir contra la cultura, pero instamos a utilizar cada vez menos partes de fauna silvestre. Mincul reconoce a las asociaciones que participan en la Candelaria, estas personas están empadronadas y se sabe la cantidad de animales que se utilizaran. En este sentido, el Serfor envía documentos para que no se promueva y se cambie a otros elementos como peluches o material reciclado”, dijo para Actualidad Ambiental.
El uso continuo de fauna silvestre en estas celebraciones puede conllevar a la reducción de las poblaciones y, por tanto, la pérdida del acervo genético, es decir, el conjunto de genes de una población. Además, se puede generar un desequilibrio en el ecosistema. Por ejemplo, recientemente han tenido reportes de conflictos entre la huallata (Chloephaga melanoptera) y ganaderos comunales.
“Tenemos reportes de conflictos con ganaderos por la presencia de huallatas quienes ensucian con sus heces los bofedales que son como oasis en las alturas. Esto se debe a la ausencia de zorros, que es su depredador principal. La huallata podría transmitir enfermedades a las alpacas y esto significaría una amenaza”.
La urgencia de conservar al gato andino
Uno de los animales más utilizados en estas festividades de carnavales y que tiene baja densidad poblacional es el gato de pajonal (Leopardus colocolo), mientras que, el gato andino es utilizado en la celebración del marcado de ganado en comunidades remotas, donde la influencia de la religión adventista aún no haya llegado. Este último felino está categorizado como «En Peligro» según el D.S. 004-2014-MINAGRI y como «En Peligro» por la Unión Internacional para al Conservación de la Naturaleza (IUCN), es decir, está enfrentando un riesgo de extinción muy alto en estado silvestre.
Este animal se encuentra en los Andes de Argentina, Bolivia, Chile y Perú, y en la zona norte de la Patagonia Argentina. Aunque no existe un número específico para su población en Perú, Anthony Pino Charaja , miembro de la organización Alianza Gato Andino (AGA), señala que su población podría llegar a los 2200 en todo el rango de distribución, es decir, en los cuatro países antes mencionados.
En Perú, el gato andino ha sido registrado en las regiones de Áncash, Lima, Junín, Ayacucho, Apurímac, Cusco, Arequipa, Puno y Tacna. Los lugares donde ha sido observado en vida silvestre son en Reserva Nacional Salinas y Aguada Blanca, Reserva Nacional Pampa Galeras, Reserva Paisajística Subcuenca del Cotahuasi y en la Reserva Paisajística Nor Yauyos-Cochas.
AGA señala que las amenazas principales que sufre esta especie son la degradación y pérdida de hábitat, la caza paliativa (conflicto entre ganado y carnívoros), la caza para usos tradicionales, y la tenencia irresponsable de mascotas como perros y gatos cerca al hábitat del gato andino.
Sobre el uso de pieles del gato andino en festividades folklóricas, para Pino el impacto podría ser menor a lo esperado.
“Se necesita un estudio específico en este tema. Las pieles en estos trajes son heredados en cada familia y estas prácticas culturales no deberían tener un impacto significativo, sin embargo de no existir un adecuado cuidado de estas pieles podría requerir de la caza para adquirirlas. Aunque la verdadera amenaza es la caza indirecta producto del conflicto con perros asilvestrados o callejeros que son llevados a zonas silvestres”, resaltó.
Anthony considera que para conservar el gato andino es necesario la creación de corredores biológicos, la implementación de prácticas económicas sostenibles y políticas que permitan disminuir los riesgos para su supervivencia, como la conservación de su hábitat natural.
«En todos los casos, es fundamental involucrar a las comunidades locales para tener éxito a largo plazo. Esto nos permitirá el desarrollo de actividades económicas sostenibles a través del fortalecimiento de las capacidades para un buen uso de los recursos naturales”.
Aunque no se tiene información oficial sobre el impacto del uso de pieles del gato andino en los trajes folklóricos, se espera un cambio paulatino como dejar la taxidermia por peluches y el uso de materiales alternativos a las especies de fauna silvestre.
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