- ¿La fascinación por los animales «exóticos» o «raros» y la sensación de exclusividad que genera, puede aumentar la amenaza de extinción de las especies?
Por: Luis Zari / Especialista legal del Programa de Bosques y Servicios Ecosistémicos de la SPDA
En 2003 surgió lo que se conoce como el “robo del siglo”, considerado el mayor robo de diamantes de la historia, en el que una banda organizada consiguió llevarse mercancía valorada en más de 100 millones de dólares para traficar y venderlos en el mercado negro. Se dice que los diamantes son tan caros porque son minerales peculiares que cuentan con propiedades exóticas o difíciles de encontrar en otros minerales, lo que los hace más susceptibles de robos y comercio ilegal. ¿Pasa algo similar con las especies consideradas ‘raras’?
Una de las primeras noticias del mundial de Qatar el año pasado fue que un grupo de aficionados terminaron una noche tomando cervezas entre leones y monos en el palacio de un jeque árabe. También sabemos que desde hace varios años ha crecido la moda de tener animales silvestres como mascotas, específicamente grandes felinos como el jaguar, por parte de varios jeques en Emiratos Árabes. Se pueden ver diferentes cuentas de instagram en las que se muestra abiertamente esta afición por lo lujoso y lo excéntrico.
El efecto Allee y el valor de las especies raras o exóticas
Warder C. Allee fue un científico que entre 1930 y 1950 estudió el comportamiento social de los animales. Entre sus conclusiones, indicó que existe una relación de cooperación entre ciertos animales que está relacionada con la socialización de estos, es decir, mientras más es la densidad de población y su interacción, mayor es la cooperación entre ellos y, por tanto, su defensa. Por otro lado, tener un grupo poblacional bajo podría significar un riesgo y amenaza para esa especie, costándole más sobrevivir y reproducirse.
En el 2006, otro investigador, Franck Courchamp, estudió los resultados de Allee y lo relacionó con el comportamiento humano hacia los elementos raros o exclusivos. En resumen, señaló que mientras más vulnerable es la especie por tener una población menor y por tanto acercarse a niveles de extinción, como los tigres, jaguares, rinocerontes o elefantes, el ser humano le da un valor mucho mayor y una predisposición a su explotación y captura. A esto, Courchamp lo llamó “efecto Allee antropogénico”. Se puede revisar su análisis en este artículo.
Este efecto Allee antropogénico puede explicar casos como el de las 84 aves peruanas que iban a ser enviadas a Rusia para una colección privada o las 20 aves con destino a Madrid que un ciudadano belga intentó sacar del país. Y estos son solo casos de exportación, sin tener en cuenta la cantidad de especies de fauna silvestre que se comercializan nacionalmente debido a su aspecto llamativo, exótico o raro: de acuerdo con el último reporte de la Alianza por la Fauna Silvestre y los Bosques, en el último semestre del 2022 fueron incautados más de 1600 animales vivos en Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia y Brasil.
Parece ser que el coleccionismo exclusivo no solamente está asociado al valor de minerales, objetos o cualquier otro artículo considerado extraño o exótico, sino que el efecto Allee se puede aplicar perfectamente a nuestra interacción con la fauna silvestre: Perú encabeza todos los años las listas de los “Global Big Day” en el que miles de personas en el país intentan fotografiar con sus cámaras las aves más raras y ser reconocidos como los autores de las capturas más exclusivas y llamativas. Aunque esto tenga un claro objetivo conservacionista, esta fascinación por lo singular o lo exótico aplicado a las especies de fauna silvestre, parece que también tiene que ver con la amenaza que muchas de ellas presentan precisamente por esas características. Es decir, hay una relación entre el grado de extinción de una especie y la sensación individual de status y poder que da obtener uno de estos ejemplares.
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Tráfico, sus retos y nuevas modalidades
Según la Interpol [1], los comercios ilícitos de escala internacional presentan una complejidad en su investigación porque la red criminal no necesariamente se encuentra en un solo país, el uso de la tecnología permite operar a grandes escalas y además se conectan con otros delitos como el lavado de activos o el tráfico de drogas.
En el último informe del Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI) sobre lavado de activos y comercio ilegal de vida silvestre, alrededor de 50 países realizaron aportes sobre esta conexión, indicando que los beneficios obtenidos por el tráfico ilegal de fauna silvestre son muchas veces lavados a través del sector financiero formal, bajo la apariencia de préstamos, pagos o transferencias electrónicas, recurriendo al movimiento de bajos montos o cuentas mulas para evitar el monitoreo [2].
Asimismo, el Serfor, en septiembre de 2021 organizó un taller sobre crímenes contra la fauna silvestre ligados al internet en el Perú. Contó con la participación de las autoridades competentes de Brasil, Colombia y los representantes del programa de Asistencia contra el Crimen Transnacional Organizado (EL PAaCTO) y del International Fund for Animal Welfare [3].
En el evento, se identificaron ciertas modalidades en la ejecución de este tipo de delito como por ejemplo el uso de perfiles falsos, la contraentrega para evitar el seguimiento bancario o la oferta a través de las historias de plataformas como Facebook o Instagram. Sobre estas, se indicó que, a partir de las denuncias recibidas e investigaciones propias, las más usadas en el Perú son Facebook, Mercado Libre, eBay y WhatsApp, entre otras.
No obstante lo anterior, existen en marcha esfuerzos y plataformas también de ámbito trasnacional que buscan reducir esta actividad. En 2018 se formó la Coalition to end wildlife trafficking online, plataforma internacional, creada por IFAW, WWF y TRAFFIC, que tiene como objetivo reducir el tráfico de vida silvestre a través de Internet y plataformas basadas en aplicaciones. Dicha plataforma está conformada por diferentes compañías que cuentan con aplicaciones virtuales a través de las cuales se ha encontrado comercio de vida silvestre. Actualmente, la plataforma la conforman 47 compañías, entre las que se encuentran empresas como Instagram, Facebook, TikTok, eBay, entre otras.
Más recientemente, la Ley colombiana 2153 de agosto de 2021, crea un sistema de información, registro y monitoreo que permite controlar, prevenir y evitar el tráfico ilegal de fauna y flora silvestre en las vías nacionales, centros comerciales, plazas de mercado, terminales de transporte, aeropuertos, puertos marítimos, bodegas, correos y encomiendas. Dicho sistema resulta innovador en el control y prevención del comercio virtual ilícito, ya que dentro de sus funciones se encuentran, entre otras: Utilizar nuevas tecnologías contra el tráfico y la caza furtiva, implementar sistemas de georreferenciación o coordinación con las redes sociales para la identificación y cierre de grupos que promuevan el comercio ilegal de fauna silvestre.
El año pasado, en Perú finalmente se aprobó la Ley 31622 que incluye el tráfico ilegal de fauna silvestre en los alcances de la Ley contra el crimen organizado, lo cual supone un buen avance para contar con mejores recursos a la hora de investigar las redes criminales asociadas a este delito. Sin embargo, debe tenerse en cuenta que cientos de animales silvestres al año son también comercializados a nivel local como mascotas, artesanía, carne de monte o productos medicinales, lo que nos pone de frente ante nuestro rol como consumidores.
Nuestra interacción con la vida silvestre
Estamos volviendo a la normalidad que en algún momento pensamos que ya no sería posible y con ello, regresando a nuestras actividades habituales como socializar, salir a hacer compras o viajar en la medida de nuestras posibilidades. Ya se ha señalado que futuras pandemias pueden ocurrir con mayor frecuencia si no se detiene el impacto humano en el medio natural, como el tráfico ilegal, la degradación y fragmentación de hábitats o la caza furtiva. Resignificar nuestra interacción con la vida silvestre pasa también por intentar cambiar nuestra cultura de acercamiento a la naturaleza.
No solamente denunciar las prácticas ilegales vinculadas a la fauna silvestre son una forma de involucrarse, también nos podemos informar sobre cuál es el origen de los productos de fauna silvestre que nos encontremos, no fomentar la cultura del mascostimo utilizando animales silvestres para fotografías tipo selfie, evitar el consumo de carne de monte de origen ilegal o apoyar a los diferentes centros de rescate que no pueden muchas veces continuar sus actividades por causas externas y por tanto se les hace difícil la rehabilitación de animales provenientes del tráfico.
El efecto Allee antropogénico nos dice que hay cierto comportamiento inherente a nosotros que le va a seguir dando características exclusivas a especies consideradas exóticas y por tanto, poniéndolas en peligro. Sin embargo, me parece que al igual que se ha demostrado una relación entre el status individual que proporciona la obtención de un animal considerado raro con su amenaza, podemos también rescatar el espíritu cooperativo que se ha identificado en diferentes especies y como contrapeso, trabajar en generar una cultura colectiva que valore la importancia global de conservar la vida silvestre, ya no solamente para sus propias poblaciones y ecosistemas, sino también para nuestra propia salud y bienestar.
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Interpol. Producos Ilegales – Problemática: https://www.interpol.int/es/Delitos/Productos-ilegales/Productos-ilegales-problematica
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FATF (2020), Money Laundering and the Illegal Wildlife Trade, FATF, París, Francia, Disponible en: www.fatf-gafi.org/publications/methodandtrends/documents/money-laundering-illegal-wildlife-trade.html
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https://www.gob.pe/institucion/serfor/noticias/542155-serfor-organizo-taller-para-fortalecer-lucha-contra-el-comercio-ilegal-de-fauna-silvestre-en-internet
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