- En entrevista con RPP, el director de Gobernanza Marina de la SPDA destacó la importancia de esta reserva cuyo proceso de establecimiento ya lleva 13 años.
A fines de setiembre de este año, el Ministerio del Ambiente (Minam) realizó la prepublicación del proyecto de decreto supremo (RM 295-2023-MINAM) que crea la Reserva Nacional Mar Tropical de Grau, una zona ubicada en las regiones de Piura y Tumbes, que contiene la mayor diversidad biológica marina del país. Esta era una de las últimas etapas, después de 13 años de proceso, antes de que la propuesta pase al Ejecutivo, que tiene la decisión final.
Sin embargo, a fines de octubre se conoció que el Ministerio de Energía y Minas (MEM) recomendó desestimar la propuesta para priorizar la explotación de hidrocarburos en la zona. Esta posición es la misma que expresó PerúPetro a través de un informe técnico. Con el Minem en contra, la creación de esta reserva marina vuelve a bloquearse por falta de consensos entre los sectores involucrados.
La futura zona de reserva, impulsada por el mismo Estado, alberga más del 70 % de las especies marinas del mar peruano, es el hogar de 12 de las 30 especies de cetáceos que existen en Perú y es el hábitat de especies amenazadas como las tortugas marinas. Asimismo, la riqueza del Mar Tropical de Grau es fuente de ingresos para miles de familias que se dedican a la pesca artesanal y al turismo.
En entrevista con RPP, Bruno Monteferri, director de Gobernanza Marina de la Sociedad Peruana de Derecho Ambiental (SPDA), destacó la importancia de establecer áreas naturales protegidas en el ámbito marino, debido a que el Perú está suscrito al Convenio de Biodiversidad Biológica, que señala que nuestro país debe proteger al menos el 10 % de sus ecosistemas marinos.
“En el Perú tenemos áreas que protegen ecosistemas de la corriente de Humboldt, como San Fernando o el Sistema de Islas y Puntas Guaneras, pero no tenemos áreas que protejan los ecosistemas del norte del Perú, que están dominados por las corrientes cálidas, como la del Niño. En este espacio, los ecosistemas no están protegidos y son el ecotono, el lugar de convergencia donde estas corrientes cálidas y frías convergen”, sostuvo el especialista.
Respecto al sector hidrocarburos, que ha expresado su rechazo a la creación de esta área protegida, Monteferri expresó que “la reserva nacional es una categoría de uso directo que sí permite el aprovechamiento de los recursos”, a diferencia de “los parques nacionales y los santuarios que no lo permiten”.
En esa línea, destacó la importancia de que la actividad de hidrocarburos se dé respetando los instrumentos de gestión ambiental y cumpliendo con buenos estándares para dar seguridad a todos los actores involucrados, para que las actividades se desarrollen bajo estricto control.
“Tenemos una historia de actividades petroleras en áreas protegidas, y lo único que se espera en un área protegida es que –al igual de lo que ya debería de pasar fuera de un área protegida– los estándares ambientales sean los mejores. Especialmente, si es que estamos hablando de una actividad off shore que es tan riesgosa, necesitamos un buen instrumento de gestión ambiental, con la mirada adicional de una autoridad que asegure que haya articulación”, manifestó. Monteferri también llamó la atención sobre los riesgos que implican que el lote Z69 haya sido asignado a PerúPetro, generando una amenaza inminente por su falta de capacidad comprobada en el manejo de este tipo de activos y proyectos.
Pesca artesanal y turismo, los grandes beneficiados
Bruno Monteferri también se refirió a las actividades turísticas que se han desarrollado y fortalecido en los últimos años, como el avistamiento de ballenas que ocurre entre los meses de junio y noviembre, y las actividades como la pesca artesanal.
“Esta zona es importantísima para el turismo y para los pescadores que la vienen clamando hace tanto tiempo. Este es un momento crítico para la pesca artesanal, no solamente ahora que hay un problema con la disponibilidad de la pota, sino porque hay gran cantidad de recursos pesqueros de la pesca artesanal que se han llevado al colapso. Esta zona genera beneficios para más de 15 mil familias y es una zona de pesca tradicional para pescadores que usan artes de pesca selectivos”, explicó.
Asimismo, sostuvo que con el establecimiento de la Reserva Nacional Mar Tropical de Grau se generará un mayor control en las actividades que se puedan desarrollar en dicho espacio. El abogado hace referencia al descontrol de la pesca de arrastre en el norte de nuestro país, lo que genera impactos profundos en los fondos marinos, así como el uso de redes de deriva abandonadas que generan el enmallamiento de ballenas u otros mamíferos.
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