COVID-19 aún no llega a shipibos de Cantagallo pero sí sus fuertes impactos
viernes 24 de abril, 2020
- Más de 230 familias afrontan la cuarentena gracias a donaciones pero no cuentan con implementos de protección y, además, necesitan resolver temas pendientes, como el acceso directo a servicios de agua potable y electricidad.
Por Luis Chacón
Al igual que miles de peruanos, la comunidad Shipibo-Conibo de Cantagallo, en el Rímac, cumple con la cuarentena debido al COVID-19, pero también sufre el impacto de la pandemia en diferentes aspectos, sobre todo en lo económico.
Si bien hasta ahora han tenido el apoyo de la Municipalidad de Lima, además de otras entidades del Estado y organizaciones civiles, a través de la donación productos de primera necesidad, las más de 230 familias aún necesitan implementos de protección ante la enfermedad y el acceso directo al agua potable.
Según Vladimir Inuma, subjefe de la Asociación Comunidad Shipibo-Conibo Cantagallo, el municipio les ha proporcionado productos y baños portátiles, pero hasta la fecha no cuentan con agua y menos con mascarillas.
“Han traído productos, baños portátiles. No tenemos agua ni desagüe. Por suerte estamos recibiendo apoyo. La gente no tiene mascarillas de parte de Lima y tampoco desinfectantes”, afirma Inuma.
Por su parte, Olinda Silvano, secretaria de arte y cultura de la comunidad Cantagallo, resalta que la comunidad también ha sido afectada por la paralización del comercio de sus trabajos de artesanía, su principal fuente de ingresos.
“Las madres artesanas, que están muy afectadas porque vendían a diario, están buscando leña para cocinar. Si bien hay víveres de la Municipalidad de Lima y el Ministerio de Cultura, estos se acaban rápido por la cantidad de integrantes de cada familia”, cuenta Silvano en conversación con Actualidad Ambiental.
Estado de salud y bonos de apoyo
Respecto a posibles contagios en la comunidad, ambos dirigentes afirmaron que muchos shipibos del lugar presentan síntomas de resfríos pero hasta ahora no se ha detectado a alguien que porte el COVID-19, según confirmó la Municipalidad de Lima al realizar 450 pruebas.
“Hemos hecho 450 pruebas con la municipalidad y nadie salió positivo, pero después de eso llegaron las enfermedades, aunque parece por el cambio de clima. Por eso no estamos yendo a la posta y nos estamos recuperando con nuestras plantas medicinales”, precisa Vladimir Inuma.
Sobre los bonos otorgados por el Gobierno, los representantes cuentan que sí se ha considerado a un grupo, aunque el mayor apoyo para la mayoría de los que forman parte de la comunidad ha llegado a través donaciones del municipio limeño y otras instituciones.
Otro inconveniente en Cantagallo es la cantidad de familias que han llegado en medio de la cuarentena y sin tomar en cuenta la orden de aislamiento, esto debido a que ya no cuentan con recursos para pagarse alquileres de viviendas. Algunas personas, incluso, han pensado en regresar a Ucayali.
Horas antes de anunciarse la ampliación del Estado de Emergencia hasta el 10 de mayo, Inuma contó que se había pactado una reunión para el viernes 24 de abril con el Ministerio de Cultura, Defensoría del Pueblo y la Coordinadora de Derechos Humanos, a fin de buscar alternativas para apoyar a las familias que buscan retornar a la Amazonía.
[Ver además ► Gore Ucayali aún no confirma si COVID-19 llegó a comunidades nativas]
Agua, electricidad y titulación
Según cuenta Vladimir Inuma, uno de los mayores inconvenientes en que vive la comunidad Shipibo-Conibo de Cantagallo es el acceso al agua y la electricidad, servicios que solo obtienen por intermediarios.
El dirigente cuenta que tienen acceso a luz debido a que “jalan” de otra zona donde se ubican familias andinas, pero que estas les cobran en exceso, por lo que prefieren tener un punto directo y pagar lo que consideran justo.
“Nos gustaría que el Ministerio de Vivienda nos dé luz verde para electrificación y el agua porque hay mucha exageración de los cobros de la luz que jalamos de los hermanos andinos. Ya es tiempo que nosotros administremos”, indica Inuma.
En cuanto al agua, precisó que, en medio de la pandemia, esta suele estar disponible por algunas horas, lo cual impide que se cumplan los estándares de higiene básicos, como el lavado de manos.
“La Municipalidad y Vivienda nos traían agua y tanques, pero estos días no han estado viniendo y no sé por qué. Necesitamos agua. Hay momentos en que tú reclamas y traen, pero cuando no lo haces se olvidan”, comenta Olinda Silvano.
La dirigente de Cantagallo también espera que algún día se pueda tener conexiones a internet, sobre todo en situaciones como esta, cuando muchos estudiantes necesitan acceder a información que complemente las clases.
“Falta internet para los estudiantes, algunos no tienen ni celular, algunos sufren para entrar al estudio. Nos gustaría que nos apoyaran con una computadora, algo, hacer una casita para que los que no puedan entrar, pueden hacerlo ahí”, precisa.
Otro de los grandes pendientes con la comunidad es el tema de los títulos de propiedad. Vladimir Inuma indica que hasta el momento continúan las negociaciones con el Ministerio de Vivienda y que esperan llegar a un acuerdo, aunque también teme que la coyuntura postergue más el sueño de contar con una vivienda.
“Al Estado no le pedimos que nos construya la casa, sino que nos dé habilitación urbana y título de propiedad y nosotros nos organizamos para hacer la casa”, manifestó Inuma.
[Ver además ► Organizaciones plantean medidas de reactivación económica para pueblos indígenas]
Apoya comprando artesanías
Olinda Silvano, secretaria de Arte y Cultura de la Comunidad Cantagallo, cuenta que en medio de la cuarentena ha logrado vender varios trabajos, los cuales han servido para ayudarse y apoyar a otras familias.
“Como secretaria de Arte y Cultura empecé a difundir y pude vender y ayudar a muchas madres. Hay personas de buen corazón que me colaboraron de otros países”, precisa Silvano.
Sin embargo, la dirigente espera que el Ministerio de Comercio Exterior y Turismo y otras entidades apoyen con la difusión de la venta de las artesanías, ante la incertidumbre de no saber cuándo podrán volver a las calles.
“Pensamos que la cuarentena sería solo dos semanas, pero ahora la vemos como cosa seria y va aumentando. Si no sale uno, no comen los hijos, entonces, ¿cómo hacer? Yo no quiero que me regalen la plata, sino ofrezco mi trabajo no solo para mí, sino para los que vivimos aquí”, sentencia Silvano.
DATO:
- Los interesados en colaborar a través de la comprar de artesanías, llamar al teléfono: 959248445. Algunos de estos productos se pueden apreciar en esta página de Facebook.
Debe estar conectado para enviar un comentario.